Un Ketama en plan solista, con recuerdos y estrenos
Vengo venenoso. El cantante, guitarrista y percusionista Antonio Carmona presentó su CD solista, anteayer, en La Trastienda. Con Juan Manzur y Juan Carmona, guitarras; Juan Leguizamón, batería, y Carlos Rodríguez, teclados.
Nuestra opinión: bueno
"Estamos grabando un video", repetía insistentemente Antonio Carmona, cuando se acercaban los bises y ya era momento de repetir algunas canciones que se habían oído al principio de su recital. Se notaba que los miles de discos que habrá vendido y la exitosa carrera que desarrolló durante más de dos décadas con el grupo Ketama (junto con su hermano Juan y su primo Josemi) no hicieron mella en la simpatía y en la simpleza que destila al momento de subir al escenario. Y a esto hay que sumarle lo poco pretencioso que resulta. Porque si bien con aquel grupo marcó un estilo y abrió camino en lo que se considera flamenco pop, con esta etapa solista no ha querido (o no ha podido, según se lo quiera interpretar) ir más allá de esas canciones simples y directas, muchas veces ligadas a la balada romántica, o a la canción más festiva a medio tempo, que en cualquier caso toma del flamenco y de la música del Caribe.
Carmona se largó en plan solista, luego de aquella experiencia grupal a la que se refiere con cierta nostalgia -hace diez años estuvo con la banda en Buenos Aires, por eso en La Trastienda dijo: "Me acuerdo mucho de ellos ahora que estoy aquí"-. Y en esa decisión se dejó conducir por el productor Gustavo Santaolalla, quien puso su toque en este flamante Vengo venenoso .
La traducción de esa experiencia al escenario fue algo más intensa (como suele suceder con muchos artistas, cada vez que se lleva un disco al "vivo"). No faltaron esos detalles muy propios del ingenio de Santaolalla ni el intento de los músicos por evitar esa linealidad sonora que también es una característica del disco y, quizás, un punto en contra de la producción artística.
Oír a Carmona en una introducción con esos modismos guitarrísticos viscerales y tan afines al flamenco como preludio de una pieza que les dedica a las mujeres de su familia (madre, esposa, hijas) fue una manera de poner en escena ese nervio que al disco le falta. Probablemente, con esa versión de "Se amarra el pelo", que eligió para abrir el recital, haya hecho un buen resumen de su trabajo. Primero puso el nervio, luego la cuota pop que supo cultivar a partir de los ochenta y más tarde la sonoridad que ahora trae con el nuevo CD.
De ese comienzo, fue a las baladas y más tarde a unos tangos flamencos del nuevo álbum, que fueron marcando matices y contrastes en el recorrido de su repertorio.
Fue del meloso "Ay de ti", con arpegios que recuerdan a la guajira, al contagioso "Una, 2 y 3", y de ahí a los tangos "Miedo" alternado con "Apágame la vela". Y no faltó el recuerdo de Ketama. Cantó "Se dejaba llevar por tí", con Coti Sorokin de invitado, "No estamos lokos", "Muévete", con una cita a "Los Orozco", de Gieco, y un fragmento de "Problema".
También sonaron el tema que en el CD solista les dedicó a los inmigrantes africanos que cruzan a España en busca de un futuro mejor, aunque no tenga referencias demasiado explícitas al asunto en sus estrofas, y la pieza que da título a la placa, de ritmo tumbado, pero sin un bajo o contrabajo que acentúe con gracia caribeña. El disco está grabado con bajo sintetizado (tocado con un teclado). En vivo, el recital se planteó del mismo modo. Sólo hubo un invitado, casi sumado a último momento, para tocar las cuatro cuerdas en una canción de Ketama.
El hecho de armar una banda que terminó sonando correcta, pero sin explorar muchos recursos posibles hizo que el carisma de Carmona fuera el único factor determinante. Aun con esas resoluciones melódicas, que pasada una media hora de escucha se tornan previsibles, el intérprete supo comprarse a la audiencia (no sólo al segmento femenino que le gritaba "guapo" para que su voz quedara registrada en el video). El último tramo fue a pura fiesta para una platea que no se desbordó, pero supo mostrarse entusiasta y cómplice de este exitoso gitano, que aseguró sentirse "como en familia", a pesar de que pasó una década desde su última visita.
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