Vuelven a las bateas joyas de la música popular argentina
Litto Nebbia, Ástor Piazzolla, Roberto Galarza, Daniel Toro y Billy Bond son solo algunos de los protagonistas de las reediciones de un catálogo que es patrimonio cultural del país
Un milagro. A dos años de la recuperación del catálogo de Music Hall por parte del Instituto Nacional de la Música (Inamu), Litto Nebbia no encuentra otro calificativo para describir lo sucedido. "Fue un milagro que ninguno de los sellos monopólicos se haya dado cuenta antes de lo que estaba pasando, porque lo normal es que cuando una editorial anda medio tecleando o está en quiebra, las discográficas grandes se acerquen y se queden con todo el material. No sé cómo nadie se apioló para quedarse con este catálogo, que es un patrimonio nacional importantísimo, porque tienen todo y no les cuesta nada: son millonarios y tienen toda la mala leche como para hacerlo. Pero bueno, por una vez ocurrió algo bueno".
Experimentado en darles pelea a las grandes compañías discográficas para que se respeten los derechos de autor de los músicos aquí, allá y en todas partes, Nebbia fue protagonista de la más reciente de las 200 licencias que lleva entregadas el Inamu en los últimos doce meses, todas ellas de discos descatalogados tras la quiebra de Music Hall presentada en 1993.
Así, con un pequeño acto en un bar de San Telmo, el pionero del rock argentino recibió, en manos del presidente del Inamu, Diego Boris, la reedición en vinilo del primer álbum que grabó, junto a Los Gatos Salvajes, en 1965. "Para nosotros era muy importante que el gesto de recuperación del catálogo sea desde lo institucional. Es algo muy simbólico y esperamos que a futuro sirva como ejemplo", asegura Boris.
Detrás de cada uno de los cerca de 1500 discos de rock, tango y folklore que se recuperaron (la mayoría de ellos previa restauración de las cintas, deterioradas tras años y años de abandono, a cargo del ingeniero de sonido Gustavo Gauvry), existe una historia de reivindicación y reconocimiento tanto para artistas de lo más relevantes de la cultura argentina como para músicos que apenas llegaron a grabar un álbum o que, sin sus discos en venta, quedaron en el olvido.
"En este catálogo hay discos importantísismos, de músicos famosísimos, pero también hay discos desconocidos, que por ahí fueron la única obra de esos artistas. Está por ejemplo la música de Antonio De Raco, uno de los grandes músicos que dio este país; está la de Waldo de los Ríos, la grabación del "Romance de la muerte de Juan Lavalle", de Eduardo Falú y Ernesto Sabato; está lo único que grabó Cipe Lincovsky. Son joyas de la música que tenemos que cuidar", completa Celsa Mel Gowland, vicepresidenta del Inamu. Por eso aquí compilamos cinco de estas historias, que volvieron a ser disco.
Para no olvidar a Daniel Toro. En 1967, un músico y compositor salteño fue la revelación del Festival de Cosquín al ganar el Premio Consagración por Mejor Folclore del año. Daniel Toro tenía 28 años, pero su carrera profesional había empezado una década atrás, en conjuntos como Los Viñateros, Los Tabacaleros, Los Forasteros y Los Nombradores.
A partir de ese año, el músico grabó todos sus discos a través de Music Hall y se convirtió en uno de los folcloristas más populares del país. "Era el Abel Pintos de los años 70", dice ahora un reconocido crítico del género para ejemplificar el éxito de Toro. Pero con la llegada de la dictadura su música y sus actuaciones fueron prohibidas y en 1979 le diagnosticaron un cáncer de garganta. Luego de varias operaciones y un regreso apurado a los escenarios, ya en democracia, Toro perdió definitivamente la voz. "A mí me jodieron la garganta las malas operaciones -dijo recientemente en una entrevista-. Dios me dio la fuerza de haber perdido la voz y con mi voz se fue la mitad del alma mía, pero esa mitad de mi alma me permite estar con mis plantas, con mi familia y, además, quedaron los discos".
Pero lo cierto es que una década después, con la quiebra de Music Hall, ni siquiera los discos quedaron como testimonio de esta singular voz salteña.
En septiembre del año pasado, el compositor, poeta e intérprete salteño recibió entonces los masters de los once discos y simples que se encontraron en el depósito de Music Hall y el Inamu, con edición a cargo del periodista Víctor Pintos, le entregó 800 copias de Antología Music Hall 1967-1984, un álbum que compila canciones como "Zamba para olvidar" (con letra de Julio Fontana), "Cuando tenga la tierra" (compuesta con Ariel Petrocelli) o "El Antigal" (con Petrocelli y Lito Nieva).
La precisión de Ástor Piazzolla. Mientras clasificaba las miles de cajas polvorientas de masters, Gustavo Gauvry leyó una de las etiquetas y sintió que se la piel se le erizaba: "Piazzolla N.N. Tres tomas". Al abrirla, encontró una cinta desarmada de adentro hacia afuera y tuvo que extenderla sobre la alfombra para acomodarla y volverla a enrollar. "Me llevó diez horas ponerla del derecho y ni siquiera sabía si el contenido realmente existía o si estaba en buenas condiciones", cuenta Gauvry.
Minutos después, cómodamente sentado frente al reproductor de cintas, el ingeniero no daba crédito de la fidelidad de la grabación. "¡Era una sesión de 1955 y sonaba como si se hubiera grabado la semana pasada en un estudio de última generación!".
Las tres tomas del mismo tema (que Daniel "Pipi" Piazzolla, nieto del bandoneonista, luego confirmó que se trataba de "Marrón y azul") tenían tres duraciones distintas: 3' 26'', 3' 33'' y 3' 29''. "Cuando termina la primera, se escucha a Piazzolla que dice: «Vamos de nuevo, porque nos apuramos». Al término de la segunda, vuelve a dirigirse a los músicos: «Esta vez fuimos demasiado lentos». Y la tercera toma es la que queda como definitiva. Su oído le permitía ese tipo de exactitud", dice Boris.
El gato siempre salvaje. Al mismo tiempo que Litto Nebbia se enteraba del fallo desfavorable de su demanda contra la editorial Warner Chappell Argentina, para recuperar los derechos de sus canciones grabadas junto a Los Gatos, recibía la noticia de la reedición del único LP registrado por su banda anterior, Los Gatos Salvajes.
"Este es un disco casi eterno para uno, porque lo grabamos hace 53 años, con un grabador de dos canales que tenía roto el paso de la cinta", contó Nebbia en la presentación de la edición en vinilo del disco, que, como novedad, incluye dos temas inéditos a manera de bonus track.
"Yo me acordaba de que cuando terminamos de grabar este disco ya tenía temas nuevos y los empecé a hinchar para grabar un siguiente disco, que nunca se terminó ni salió. Llegamos a grabar cuatro canciones, que quedaron mezcladas, y toda mi vida me pregunté adónde habían ido a parar. Por eso cuando ocurre este rescate de Music Hall le comenté a Diego [Boris] que había cuatro temitas que seguramente estarían en alguna cinta rotulada como «artistas varios»". Así las cosas, en medio de una cinta que también tenía grabaciones de un trío de boleros y un grupo de chamamé, aparecieron dos de estos inéditos: "Como yo vivo" y "Congratulaciones", un cover de The Rolling Stones.
Chamameceando. Matías Galarza recibe las cintas grabadas por su padre, Roberto, junto a El Trío de Oro, conjunto leyenda del chamamé argentino, en el escenario principal de la Fiesta Nacional del Chamamé. Es la séptima y calurosa luna de la edición 2017 del festival y las autoridades del Inamu llegaron hasta allí no solo para entregarles a él y su madre las licencias de los fonogramas de Roberto Galarza que pertenecieron a Music Hall, sino también las de otros próceres del chamamé como Avelino Flores, Coquimarola, Los de Imaguare y las Hermanas Vera.
El público aplaude y los herederos de las obras celebran con genuina felicidad. Pero mientras lee el listado de las canciones recuperadas de El Trío de Oro, Matías se muerde el labio inferior y mira incrédulo hacia sus costados, como buscando un cómplice. "De repente se emocionó y no sabíamos por qué, porque nosotros le habíamos dicho hacía tiempo que le íbamos a entregar estas licencias", recuerda ahora Boris. "Después, Matías nos contó que entre las cintas había tres canciones que el padre le había dedicado cuando era chico, pero que no sabía que estaban grabadas".
De hecho, los temas ni siquiera habían llegado a editarse, porque no fueron terminados y en la caja figuraban rotulados en birome: "sin bajo". Con la copia de la cinta en sus manos, ahora Matías prometió concluir aquellas canciones que hasta aquí solo sonaban en su cabeza.
Lo más pesado del rock de acá. "Billy Bond y La Pesada. Disco LP. El primero, gatefold firmado por el creador. Único. Original arte de tapa. Disco de colección. Excelente estado. Colegiales. Conesa. Precio: 14.500 pesos". El anuncio que circula en una de las tantas tiendas online ejemplifica la locura desatada por coleccionistas en torno a la obra de La Pesada, editada a través de Music Hall, entre 1971 y 1974, y jamás reeditada desde entonces.
"Particularmente, a mí me favorece muchísimo [lo que hizo el Inamu] porque creo que fui uno de los pocos que no han reeditado los discos. De alguna forma todos esos discos que he lanzado en otra época hoy se han convertido en piezas de colección. Mis discos están entre los más caros entre los coleccionistas, porque hay muy pocos en circulación", aseguró el músico.
Días atrás, Billy Bond pasó por Buenos Aires (desde la década del 70 vive en Brasil) y presentó una suerte de stand up para sus seguidores, en donde respondió preguntas acerca de la historia del rock argentino y, sobre el final, sorprendió a todos anunciando que finalmente los cuatro discos de La Pesada volverán a las bateas, reeditados por el sello Pelo Music.
El año pasado, con la confirmación de la recuperación del catálogo de Music Hall, durante una entrevista Billy Bond había sugerido que quizá iba a poner los discos a disposición de sus seguidores en forma gratuita. "No quiero ganar plata con esto y la razón principal es que esos discos no son más míos. Son de los argentinos, del rock argentino. Son como obras de arte, como reliquias. Yo no puedo ni quiero ser dueño de esas reliquias", aseguró en aquella ocasión, aunque deslizó la posibilidad de que si no se podía concretar esa idea, los discos tendrían que salir al mercado a un precio "muy accesible". Solo resta esperar que cumpla su palabra.