Nacido para ser polémico
Entrevista de La Nación con Oliver Stone, el controvertido director que el jueves vuelve a la cartelera porteña con "Camino sin retorno, en el que se aleja de su veta política
LOS ANGELES.- "No puedo hacer siempre películas sobre causas nobles y políticamente correctas", se ataja Oliver Stone antes de que se le haga notar el cambio de rumbo que supone "Camino sin retorno", una especie de moderno y sangriento western de humor negro que es su más reciente film y que Columbia TriStar estrenará el jueves en Buenos Aires.
Como si la pregunta no formulada ocultara alguna velada forma de reproche, Stone se apresura a dar explicaciones. "Quería dirigir una película de bajo presupuesto, cambiar de registro, hacer un film de género, contar solamente una buena historia con buenos actores. Podría explicarlo de un modo musical: después de tantas sinfonías, quería darme el gusto de componer un concierto."
Las sinfonías son, obviamente, las controvertidas producciones con las que se puso a revisar el pasado reciente de su país ("Pelotón", "JFK", "Nacido el 4 de julio") o a trazar cuadros críticos o satíricos de la sociedad ("Wall Street", "Asesinos por naturaleza"). Con ellas se acostumbró a sacudir el avispero norteamericano, a provocar la discusión y a cosechar críticas de todo calibre. (De esa gimnasia, probablemente, le ha quedado esta pizca de paranoia que suele asomar con cierta frecuencia a lo largo de la conversación.) El concierto con el que quiso gratificarse es más sencillo: requería apenas un puñado de actores, sólo cuarenta días de filmación en un pequeño pueblito, gran parte de escenarios naturales y apenas 20 millones de dólares de presupuesto.
Se llama en el original "U Turn" (un giro en U que el título en español casi desmiente) y trae un reparto que nadie esperaría en una película de costo (relativamente) tan bajo: Sean Penn, Nick Nolte, Jennifer López, Jon Voight, Billy Bob Thornton, Powers Boothe, Claire Danes, Joaquin Phoenix, Bob Hoskins, Julie Haggerty, Laurie Metcalf.
Sucede que los actores cedieron buena parte de sus cachets para poder sumarse al proyecto y hasta hubo alguna cotizada estrellita -Liv Tyler- que se prestó a hacer de extra un día en que se encontraba visitando a su amigo Phoenix.
Stone, novelista
Dejar a un lado los grandes mensajes sociopolíticos para volverse hacia un cine más personal no es el único gusto que Stone se dio últimamente. Después de "Nixon" (que no fue precisamente un éxito) se aisló del cine y se puso a revisar y completar una novela en buena medida autobiográfica -"A Child´s Night Dream"-, que acaba de publicar y uno de cuyos ejemplares ha puesto ahí, a la vista, al lado del sillón en el que recibe a los representantes de la prensa internacional llegados a Los Angeles.
Intenta -a veces lo consigue- dar una imagen menos tempestuosa y más reposada que la que hizo pública a través de sus películas y de sus declaraciones. Pero no es hombre de términos medios, y eso se le nota. Por ejemplo, cuando empieza a despotricar contra el despilfarro de Hollywood o cuando se desborda de admiración para hablar de Ennio Morricone, el casi legendario músico italiano que convocó para su último film.
_¿Una autobiografía?
_Sólo en parte. "A Child´s Night Dream" es una especie de confesión que empecé a escribir hace mucho, a los 19 años, después de terminar mis estudios y de la separación de mis padres. La escribí como una necesidad perentoria, íntima, un poco febril, bajo la influencia de Kerouac, de Céline, de Henry Miller. Pero no hubo editor que se interesara en el manuscrito, así que lo dejé olvidado. Después, vino la experiencia de Vietnam y todo el resto. Sólo cuando "Nixon" estuvo estrenada retomé la escritura para mejorar lo hecho o para corregir y añadir puntos de vista sobre episodios o temas que a los 19 años no estaba en condiciones de comprender.
_¿A qué atribuye la diferencia de actitud del público entre "JFK" y "Nixon"?
_A las diferencias que hubo en la realidad entre uno y otro personaje, especialmente. Kennedy es una figura que, a pesar de los medios, a pesar de los libros malintencionados que se han escrito para ensuciar su imagen, mantiene el carisma intacto. Nixon es un personaje que nadie en los Estados Unidos tiene ganas de ver. En términos más sencillos y más triviales, podría decir que uno es sexy y el otro no. Por otra parte, esos films tropiezan con el prejuicio, el miedo, los intereses. Los medios en este país son conservadores: no quieren que se toquen a los personajes históricos.
_¿Escribir el libro le sirvió de terapia para asimilar el fracaso de "Nixon"?
_Fue una pausa, un paréntesis, de algún modo una terapia de desintoxicación. Entre otros motivos, porque no quiero transigir con este Hollywood que con su brote inflacionario está cerrando los caminos a todo lo que se aparte del modelo de superproducciones. Parece que todo hay que filmarlo como si fuera una gran epopeya, una gran catástrofes o una historia de ciencia ficción saturada de efectos especiales; en el otro extremo quedan las producciones modestas y más personales del cine independiente, y no hay un espacio intermedio.
_Por el cual usted prefiere transitar.
_Claro. Pero con las necesidades normales. Sin que los presupuestos se inflen de un modo ficticio, como sucede ahora que para rodar un pequeño drama intimista no se emplean menos de tres meses de rodaje. Eso terminará por ser el fin de Hollywood. Y no quiero entrar en ese sistema. Lo que quiero es hacer mis películas y tener tiempo para volver a casa y vivir mi vida, disfrutarla.
Política doméstica
_¿Encontró una salida con "Camino sin retorno"?
_Por lo menos lo intenté. Quería divertirme, relajarme, no estar sometido a una presión enorme.
_Y alejarse de la política.
_También la hay aquí, en un contexto doméstico: amor, lujuria, celos, dinero, traición, crimen, sexo. Mi atracción por el libro nació del tema. Cuando leí el guión de "Stray Dogs", de John Ridley, la novela no estaba publicada: era realmente un thriller y yo nunca había hecho nada así; lo juzgué divertido, relajante. Una linda historia, sórdida, humorística y nauseabunda al mismo tiempo. Con Ridley trabajamos juntos en el libro, cambiamos muchas cosas y habíamos convenido con el editor que la novela no se publicaría hasta después de que el film estuviera estrenado. (El acuerdo no se cumplió y Ridley fue gentilmente liberado de las obligaciones del rodaje, aunque figura en los títulos como productor ejecutivo.)
Una aventura desértica
La historia de "Camino sin retorno" se pone en marcha cuando un aventurero de poca monta, mitad tenista mitad jugador de tenis (Sean Penn), se dirige a Las Vegas a saldar una deuda de juego con mafiosos rusos de poca paciencia y menos escrúpulos. Pero el radiador del Mustang rojo 1964 que conduce, y que es su posesión más preciada, parece no resistir las altas temperaturas del desierto y dice basta en medio de un camino sembrado de restos de animales y a la sombra amenazadora de los cuervos. Bajo el sol abrasador de Arizona, Bobby consigue llegar hasta un desvencijado taller donde se topará con un mecánico mugriento y bastante maniático. y empezará a vivir horas de pesadilla al convertirse en una pieza más del combate a muerte que libran el hombre poderoso del pueblo (Nick Nolte) y su mujer, una atractiva morena de origen apache (Jennifer López).
En Superior -que así se llama el pueblo minero donde transcurre la acción y en el que Stone se instaló con todo el equipo durante seis semanas-, el desfile de personajes extraños parece interminable y las situaciones surrealistas por las que Bobby debe atravesar componen -como dice Sean Penn- una suerte de respuesta en negro a "Después de hora".
A los ya mencionados hay que sumar un viejo indio ciego dado a la filosofía (Jon Voight), una chica enamoradiza (Claire Danes), su celosísimo novio (Joaquin Phoenix) y el infaltable sheriff (Powers Boothe), que suele entrar en acción en el momento oportuno.
Humor negro
Stone expone en clave de humor negro este macabro festival de complots, ambiciones, lujuria y traición. A diferencia de "Asesinos por naturaleza", que podía tener también elementos de thriller pero que él planteó en clave satírica, dice que intentó desarrollar "Camino sin retorno" un poco a la manera de Hitchcock, combinando humor y sordidez.
_Hitchcock dice más o menos -cita de memoria- que lo que alimenta el drama es la intriga sobre qué pasará después. Lo que importa es que no sea previsible, que uno no imagine qué puede suceder. También seguí el modelo Hitchcock en el modo de abordar el drama: él también decía: "Filma tus crímenes como escenas de sexo y tus escenas de sexo como crímenes".
No es la primera vez que elige el desierto.
_El desierto siempre me gustó. Lo he usado en "The Doors", en "Asesinos por naturaleza". Aparte de esa libertad que sugiere el espacio enorme, tiene misterio, eternidad. En Superior, que es un pueblo que tuvo actividad cuando la mina de cobre estaba en explotación, todo parece detenido en el tiempo, y además sugiere una violencia agazapada, que era lo que necesitaba para la historia que cuento: todo lo que sucede cuando hay varios escorpiones metidos en un balde. Cada uno hará lo que esté a su alcance por ser el que llegue al borde y pueda salir. El desierto, por otra parte, también nos permitió utilizar un color muy saturado; la película aprovecha los colores primarios que hay en el lugar.
_Muchas imágenes remiten al western.
_Es que "Camino sin retorno" se parece a un western. Están muchos de sus elementos: el sheriff, la mujer apache, el forastero jugador, el viejo indio sentencioso, las calles vacías bajo el sol. Pero todo está envuelto en el humor un poco absurdo de la comedia negra.
_También hay alguna reminiscencia de Sergio Leone.
_La hay en el trabajo con los primeros planos, que él utilizaba tan bien, que a mí siempre me fascinaron y que últimamente forman parte de esa gramática que he venido desarrollando desde "The Doors" y que llevé al extremo en "Asesinos por naturaleza". Pero probablemente esa reminiscencia viene de otro aporte que yo considero fundamental.
_El de Ennio Morricone.
_Un genio. Trabajar con él fue apasionante. Lo fui a buscar porque quería que la música fuese un personaje más. Yo le pedí que olvidara todo lo que había hecho últimamente, que se retrotrajera a los tiempos del western spaghetti, de los films de Sergio Leone. En esos tiempos él inventó sonidos, les dio a esas películas una presencia sonora inconfundible. El maestro tiene 68 años, pero no se conforma con las fórmulas que probó y que le dieron tan buen resultado. Permanece en la búsqueda, como si fuera un muchacho.
Stone habla con visible entusiasmo, como si de la experiencia de "Camino sin retorno" le hubiera quedado, sobre todo, el buen saldo de descubrir hasta qué punto un compositor con el que no podía comunicarse directamente -Morricone no habla inglés, Stone se embarulla con el italiano- podía convertirse en su intérprete y, en cierto sentido, en su coautor.
_Particularmente en este film no quería una música como se usa normalmente en el cine, una música elegante para vestir la imagen y hacerla más atractiva. Aquí, la música es un personaje más, habla con las voces de los personajes, descubre intenciones, sentimientos. Insisto, no es un modo de decir: Morricone es un genio.
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