
¿Se imaginan la canción que habría escrito con los reality shows? Por Vernon Reid
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La primera vez que escuche a Nirvana fue en una de esas clásicas experiencias de disquería que últimamente son cada vez menos comunes. Entré en Rocks in Your Head, en Nueva York, y le pregunté a la mujer que atendía: "¿Qué hay de nuevo?". Me puso "Smells Like Teen Spirit". Pensé: "¡Uy! Alguien se las arregló para combinar a r.e.m. con Metallica". Nunca había oído la palabra grunge, y no sabía que iba a ser un fenómeno. Lo único que sabía era que estaba escuchando algo muy profundo: una gran obra musical.
La canción que más me gustó de Nevermind fue "Lithium". Kurt Cobain aprovechó una parte de la cultura a la que nadie le había dado voz: la ambivalencia apasionada. "Soy horrible, pero no importa/ porque vos también." Captó la idea de tener sentimientos fuertísimos acerca del hecho de no tener sentimientos.
Cobain cambió el rumbo que seguía la música. Hay determinadas personas en las que gira el eje de la historia de la música: Hendrix fue un pivote, Prince también, y Cobain también. (Tengo la idea de que André 3000, de Outkast, va a resultar otro pivote, pero hacen falta un par de discos más para decidirlo.)
Y Cobain fue un guitarrista impresionante. Se lo dije a un gran admirador de Joe Satriani, y se enojó muchísimo; le parecía que Cobain no tenía suficiente maña. No se puede decir que Cobain fue un gran compositor pero no un gran guitarrista, porque sin la guitarra no habría podido componer los temas que compuso. No se puede dejar de lado su forma de tocar la guitarra à la Big Muff. Era fundamental para la música que hacía, y sus afinaciones alteradas ejercieron una influencia increíble. Así como la tendencia a hacerse piercings trascendió a lo grande después del primer Lollapalooza, creo que las guitarras alteradas y desentonadas fueron mucho más notables en la música post Nirvana.
Cuando pienso en Nirvana, pienso en los Bad Brains y en los Sex Pistols. Todos esos grupos parecen revolucionarios, inquietos, innovadores y ruidosos, pero las canciones son increíblemente melódicas. Todos compusieron temas geniales centrados en la emoción, la soledad y los sentimientos humanos, las mismas temáticas sobre las que escribieron Burt Bacharach y Hal David.
Nunca me voy a olvidar cuando me enteré de que se había suicidado. El grado de éxito que tuvo Nirvana es traumatizante. La gente se gana la lotería y, después de gastarse toda la plata, se da vuelta y dice: "¿Sabés una cosa? Esto es lo peor que nos pasó a mí y a mi familia". Y todos los que no están en esa situación no lo entienden. Ojalá estuviera Kurt Cobain, para hacer música y enfrentarse a George Bush. ¿Se imaginan la canción que habría escrito con los reality shows?
A Cobain le pasó algo más, que para mí fue una lástima: como Nirvana se hizo conocido, tuvo que vérselas con la idea de que se había vendido y establecer ese sentido de la pureza. Es peligroso: piensen por ejemplo en la idea de la pureza artística o de la pureza racial. Pero, para mí, Cobain sí era perfecto en un sentido: era perfectamente imperfecto.



