Hay nombres que tienen una carga especial. No es lo mismo llamarse Carlos, Juan o Luciano, que llamarse Eva, Jesús o Diego Armando. Dante es uno de esos nombres fuertes. Se escucha y se despliega una constelación de imaginería religiosa; de círculos infernales y ángeles andróginos. Por eso resulta a la vez extraño y familiar, y, por lo tanto, un poco perturbador, que el músico Dante Spinetta diga que lo primero que lleva a sus giras es su rosario negro de plástico que compró en la estación de Retiro hace un par de años y que lo acompaña en todos los recitales. "Para mí, las cosas toman otro nivel de importancia cuando ya vivieron con uno ciertas experiencias. Podría ser el rosario o una remera. Es como el vestido de novia: es un pedazo de tela, pero no. Estuvo en un momento tan grosso que cobró otra dimensión", dice el chico que, además de llamarse Dante, lleva el apellido Spinetta, hijo de Luis Alberto Spinetta como es. Enseguida muestra una cadena con una medalla de la Virgen de Guadalupe y agrega que también es importante el lugar en el que uno compra las cosas: "Esta cadena la compré en México. No compro en cualquier lado, me gusta pegar cosas en lugares con cierta mística como, por ejemplo, las plazas mexicanas".
Justamente, el rosario y la medalla son parte del equipaje que Spinetta estuvo preparando para partir al D.F. mexicano, donde hoy participará del Festival Iberoamericano Vive Latino 2008, presentando su último disco, El apagón . A Spinetta le gusta México y dice que, más que llevar cosas, espera traer. "Está bueno dejar espacio en la valija para pegar cosas allá. Por ahí me traigo alguna otra Virgen y unas bolsas de harina para hacer tacos." Lo malo de la harina, cuenta, es que genera algunas suspicacias entre los encargados de revisar el equipaje en los aeropuertos. "La comida mexicana me encanta. Allá me doy unas biabas reviolentas -sigue-. Voy a un lugar que se llama Bisquit Obregon, que tiene unos bizcochos con enchilada de pollo y mole tremendos, y cuando salgo soy Pancho Villa." Esa afición por las comidas violentas lo obliga a sumar entre sus elementos de viaje una buena dosis de Hepatalgina y algunas otras "movidas hepáticas". Es probable, entonces, que Dante traiga de México algún kilo de más, pero eso no ocupa lugar en la valija. Tampoco ocupan lugar las palabras y, seguramente, Dante importará algunas nuevas del D.F. para sumar a sus raps. "A veces uno escucha palabras extranjeras en un tema y, aunque no sabés qué significan, le gustan igual. De vez en cuando mando palabras de otros países. Una vez hicimos un viaje con los chicos de Calle 13 a la Patagonia y nos intercambiábamos palabras. La calle da palabras nuevas todo el tiempo y meterlas en el hip hop les da una nueva frescura."
En el mundo de Dante Spinetta, como en el del otro Dante, el amante de Beatrice al que irremediablemente dirige su nombre, lo místico y lo sagrado se mezclan con el lenguaje popular y la cultura de la calle. Enumera los elementos que componen su equipaje y mezcla nombres de santos con marcas de zapatillas: "Me llevo 10 gorras; 3 o 4 pares de zapatillas, entre las que sí o sí están las Nike Air Force One que uso en los shows; una buena dotación de Rhodesias y, sí o sí, siempre la medalla de la Virgen de Guadalupe". ¿Y por qué esa Virgen? "Es la Virgen de la Vida; durante un tiempo viví frente a la iglesia de Guadalupe. Ella es la antítesis de San La Muerte: representa la vida, lo positivo." Spinetta Dante tiene una idea muy particular sobre la religión: "Para mí los santos son un poco como los X-men de la vida, ¿no? Cada uno tiene su poder especial y Dios, sin faltar el respeto, sería como el Profesor Xavier, el más grosso de todos. Mi idea de la religión es orgánica, está ligada con las cosas que me pasan en la vida, la naturaleza, no tanto con la Iglesia".
Spinetta lleva un iPod que lo ayuda a ensayar, componer y "superar emboles". Ahí guarda las pistas de sus temas sin la voz; algunas bases nuevas y una lista que va seleccionando para su programa de radio en la Rock&Pop. "Además tengo todas las temporadas de South Park. Es adictivo." En su valija lleva, también, fotos de su familia, ropa, claro, y un cuaderno para rimar. "Ese es el elemento más íntimo. No se lo muestro a nadie hasta no estar seguro de que hay algo que va para un tema." En este viaje tampoco se olvidó de un par de cámaras, una de fotos y otra de video, para registrar los distintos momentos de su gira y compartirlos con amigos y fans en distintos sitios de Internet. Habrá desde fotos de estatuillas de santos coloridos hasta videos de canciones que mezclen el lunfardo con el slang mexicano. En fin, un poco del mundo de Dante, pero Spinetta en su recorrido por los círculos bizarros de las tierras aztecas.