La Justicia acaba de fallar a su favor, en primera instancia, en un juicio millonario; en Mar del Plata, la ex chica Olmedo cuenta las penurias que pasó
Un beso por aquí. Una foto y un autógrafo por allá. Abrazos, más abrazos y muchísimos fans que le reconocen su amor desde que era una chica Olmedo. Recorrer con Beatriz Salomón los metros que separan su carpa en la playa del Hermitage de Mar del Plata hasta la orilla es toda una odisea. Ella devuelve el cariño parando ante cada pedido y sonríe cuando alguien le grita “No aflojes”.
Después de doce años de batallar, la semana pasada la Justicia falló a su favor, en primera instancia, en el juicio que le inició a la productora Eyeworks Argentina, al canal América y a los periodistas Jorge Rial, Luis Ventura, Daniel Tognetti y Miriam Lewin. Salomón inició la demanda en 2004, tras la emisión en Punto Doc de un informe en el que se mostraba a su ex marido, el cirujano Alberto Ferriols, teniendo relaciones íntimas con travestis en su consultorio. En Intrusos a la noche, que estaba a continuación, le mostraron las imágenes a la actriz en vivo, que se enteró en ese mismo momento de todo.
–¿Sentís que este fallo es una revancha?
–Yo no gané todavía. Esta gente me hizo daño a mí y a mucha gente, pero nadie se sublevó. Yo, solita, enfrenté a todos. No les tengo ni siquiera odio porque son gente mala. Ganaron mucho dinero y poder con este escarnio público. Muchas veces pensé que no iba a poder salir de esto, pero mientras esté viva no voy a bajar los brazos.
–¿Cómo reaccionaste al enterarte?
–Me tomó de sorpresa. Ana Rosenfeld, a la que estoy muy agradecida, me llamó el 1 de enero y me avisó. Me puse a llorar, no lo podía creer después de tanto sufrimiento. Cuando ocurrió esta cámara oculta yo estaba felizmente casada e íbamos a cumplir seis años de matrimonio. Le hicieron una cámara oculta a mi ex marido y mostraron morbosamente una inclinación sexual que yo no sabía que tenía. Yo me enamoré y me casé con él, no pude quedar embarazada, me hice dos tratamientos y después decidimos adoptar dos niñas hermosas. En ese momento, una de ellas tenía casi 4 años y la otra, meses. No teníamos todavía la adopción plena y entonces fue doblemente doloroso porque corrí el riesgo de que me la quitaran. Imaginate como mamá lo que eso fue para mí.
UNA NOCHE PARA OLVIDAR
“América nos mandó un remise y nos citó al canal para ir a Intrusos, que iba después de Punto Doc, un programa que era de Mario Pergolini. Nos citaron para hablar de cirugías, mala praxis… Acabábamos de llegar de Europa porque venía de trabajar con Marley haciendo un programa y después seguimos a Rusia, donde mi ex tenía un trabajo como médico y además teníamos la idea de tener un tercer hijo. Como él tiene doble nacionalidad, pensamos que allá podíamos encontrarlo. Cuando llegamos acá fue lo de la cámara, explotó mi matrimonio y el resto de mis sueños”, recuerda entre lágrimas Beatriz.
–¿Sabías lo que iban a mostrar en el programa?
–No, y mi ex tampoco. Nos citaron para ver Punto Doc juntos. Y después íbamos a estar en el programa siguiente, Intrusos en la noche. Salieron Luis Ventura y Jorge Rial a recibirnos y empezamos a charlar de manera informal mientras esperábamos, había sandwichitos, café. Pero, aunque no dijimos nada malo, eso lo grabaron sin nuestro consentimiento, como otra cámara oculta, y lo pasaron en los avances. Una vez al aire, cuando estábamos viendo el tercer bloque, me muestran, adelante de todo el mundo, lo que hacía mi marido en el consultorio. Yo traté de mantenerme entera, pero escuchaba a los camarógrafos, muchos amigos de tantos años, que decían: “Pobre Turca, mirá lo que está pasando”. Al rato se llenó el lugar de fotógrafos. Salimos de ahí con mi ex y al llegar a casa le pregunté si el del video era él. Y me dijo que sí. Mientras bajaba a mi habitación pensaba: “Me tiro por el balcón”. Yo me había casado con él para toda la vida, nunca imaginé que me iba a traicionar de esa forma. Pero cuando vi a mis niñitas en la cama pensé que ellas no podían quedarse sin madre. Entonces subí y le dije: “Se terminó nuestro matrimonio”. Inmediatamente inicié mi divorcio, él se puso muy mal porque no lo perdoné, me cortó todas las tarjetas de crédito y me sacó de la obra social.
–¿Qué fue lo más duro?
–Todo. Yo era recontra top en ese momento, tenía mucho trabajo y de golpe dejó de sonar mi teléfono. Escuchaba que los productores temían llamarme porque estaba en juicio contra América, Jorge Rial y Luis Ventura, y pensaban que les boicotearían sus productos. Empecé a tener problemas también con las primeras cuotas alimentarias. Tuve que vender mis abrigos, mis joyas, mi ropa fina y salí a pedir plata prestada. Mucha gente me ayudó, pero fue una debacle económica espantosa.
–También tuviste pérdidas personales muy duras…
–Sí. Primero murió mi hermana Isabel, después mamá, que no lo pudo soportar y después papá.
MAMÁ CORAZÓN
Durante la charla, los nombres de sus hijas se cuelan una y otra vez en el relato de Beatriz. Los ojos le brillan cuando dice sus nombres: Noelia (15) y Bettina (13).
–¿Qué les explicaste a tus hijas?
–Ellas eran chiquitas en ese momento, pero a medida que fueron creciendo y fueron preguntando, les contesté con la verdad.
–¿Siguen viendo a su papá?
–Sí, de vez en cuando. No tengo ningún problema en que lo vean. Ningún hijo quiere ver a sus padres separados. Tampoco yo quería esto. Fue horrible lo que me hizo este hombre. Cuando fui a ver el resto de la cámara oculta, que no se vio por televisión, fue espantoso comprobar el grado de infidelidad que él había tenido conmigo.
–¿Por qué la quisiste ver entera?
–Porque él me lo negaba, me pedía perdón. Y en algún momento llegué a pensar si no estaba siendo demasiado cruel, porque él me habló de un acoso sexual. Así que fui a Tribunales a ver el resto de la cámara. Y fue terrible. Pasé unos años espantosos pero hace dos años, así como te cuento que nadie quería contratarme, José María Muscari me llamó para contarme que estaba escribiendo Extinguidas y quería convocarme. Me dijo: “Sos una gran comediante y tenés que volver a primera”. Él me volvió a poner en primera, estoy trabajando, siendo feliz con mi oficio y ganando unos pesos más para que a mis hijas nunca les falte nada.
–Hay una fuerza interior que sólo dan los hijos. ¿Lo sentiste así?
–Sí. Mis hijas fueron mi razón para seguir adelante, yo me escudé en ellas. Cuando eran bebés yo me sentía muy sola. Noelita apenas hablaba. Pero ahora que son grandes, charlamos de todo y compartimos mucho.
–¿Cómo son ellas?
–Son unas bellezas, dulces, cariñosas, y excelentes alumnas. Estamos juntas todo el tiempo. Hace dos años que estoy con Extinguidas, que es un éxito, ahora estamos en el teatro Atlas y ellas me acompañan y les gusta. Las dos tienen una veta artística importante, pero yo les dije que primero tienen que estudiar porque el espectáculo es comida para hoy y hambre para mañana.
DE FE, AMOR... Y VIDA
–¿En qué te apoyaste en todo este tiempo? ¿Sos una mujer de fe?
–Soy católica pero cuando murió mi hermana dejé de creer. Isabel era muy bella y tenía muchos planes. [Llora]. Fueron cuatro años y medio que le supliqué a Dios que no se la llevara. Pero al morir no creí más en Dios. Mis hijas fueron mi gran apoyo.
–¿Tenés amigas del ambiente?
–Sí, Susana Romero, Adriana Brodsky… Hay gente del ambiente que me quiere, pero nada es suficiente cuando estás triste.
–¿Tuviste depresión, estuviste en cama?
–Estuve muy deprimida. Era demasiado estar separada, sin trabajo, con hijas chicas y con esta enfermedad terminal de mi hermana. Pero soy una mujer muy perseverante, creo mucho en mí misma y acá estoy, de pie, a pesar de todo.
–¿Con tu ex se siguen viendo?
–No tenemos diálogo. Cuando viene a buscar a las chicas las busca y las deja en la puerta. Noelia cumplió 15 años el 21 de marzo y me faltaban 30 mil pesos para festejarle el cumpleaños. Nos reunimos con nuestros abogados y me dijo que me daba la plata pero me la descontaba en tres partes de la cuota alimentaria. Me levanté y me fui, tengo dignidad. Él es un hombre muy desapegado, muy frío. A medida que pasan los años me voy dando cuenta de por qué me hizo tanto daño. Hoy, lo único que pretendo es ser una mujer feliz como era antes. Me volví una persona opaca, triste, me golpeé mucho en la vida.
–¿Te molesta el paso del tiempo?
–No, calculo que a esta altura las cosas van a estar mejor. Hoy me siento más relajada. Lo único que quiero es poder pagar mis deudas, que son muchas, y criar a mis hijas. También veo que la Justicia está haciendo justicia y eso me hace muy feliz. Las mujeres sufrimos mucha discriminación, hay violencia de género y siento que con este fallo muchas se alegraron conmigo.
–¿Te gustaría enamorarte?
–Me da igual. Por ahora prefiero estar así. A lo mejor, cuando mis hijas sean un poco más grandes cambie de opinión.
–¿Con qué soñás hoy?
–Con vivir en paz con el amor de mis hijas y disfrutar de mi oficio, que adoro. Este gran estrés me deterioró un poco la salud.
–¿De qué manera?
–Tengo algunos problemas que prefiero no decir. Quiero volver a estar bien. Quisiera ir a Disney con mis hijas, poder festejarle a Noe su cumpleaños, aunque sea a los 16…
–Siempre fuiste una laburante. ¿Te imaginabas así a esta altura de la vida?
–No. Pensaba que a esta altura de mi vida iba a estar viajando por el mundo con mi ex, criando a mis hijas, comiendo cosas ricas… Cuando me quedé sin nada, canté, hacía actos de presencia y traía una papa más para el puchero. Traté de sobrevivir como pude. Y creo que lo estoy logrando.
- Texto: Lucila Olivera
- Fotos: Juan Ignacio Roncoroni
- Producción: Anita Korman
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