Tras dos años de novios, la actriz y el polista se casaron por Civil el jueves 9 y se preparan para la gran fiesta con quinientos invitados que celebrarán el 1 de abril en la estancia delos Uranga
Recordar los nervios que sintió cuando recibió la propuesta de salir a comer por primera vez con Mariano “Nito” Uranga (39) le dibuja una sonrisa. El encuentro de Sol Estevanez (39) y el polista de 6 goles de handicap fue en Miami, con sus mejores amigas, la trilliza María Emilia Fernández Rousse y Pía Álvarez como testigos. “Me daba mucha vergüenza ir sola con alguien que no conocía, y como yo estaba de vacaciones con mis amigas, ellas vinieron conmigo. También nos acompañó Clemente Zavaleta –el marido de Emilia–, que ya conocía a Mariano. Más allá de los nervios, la pasé bárbaro”, recuerda Sol, a pocas horas de haberse convertido en la “señora de…”. El jueves 9, dos años después de aquella salida, la actriz y el polista pasaron por el Registro Civil de la calle Uruguay para sellar su historia, rodeados de íntimos y familiares. “Era muy importante para nosotros porque significa seguir apostando por este amor”, cuenta Sol. “Fue una ceremonia muy linda, emocionante, tal como la había soñado. El juez estuvo muy relajado, hizo hablar a nuestros padres y eso sirvió para aflojarnos”, admite la hija del productor Quique Estevanez. A la hora de elegir a los testigos, la actriz priorizó a quienes fueron parte fundamental de su relación con Mariano desde el comienzo. “Las elegí pensando en el momento en que nos conocimos. Por eso no dudé en decirle a María Emilia y a Pía, las celestinas, y a mi mamá Mónica, quien insistió en que me diera una nueva oportunidad para volver a conocer a alguien” [Sol estuvo casada con el tenista Mariano Puerta]. Por su parte, “Nito” eligió a sus dos mejores amigos, Mariano Grondona y Jorge Monsegou, y a Alberto Pedro Heguy, que según Sol es “como un segundo padre” para el polista. Luego de la ceremonia, el festejo siguió en la casa de la madre de Mariano, Silvia Rueda, en Recoleta.
PARTY TIME
Al día siguiente de haber pasado por el Civil, Sol vuelve a pensar en la gran fiesta de boda para quinientos invitados que celebrarán el 1 de abril en la estancia familiar de los Uranga, “Puerta Abierta”, en Open Door. “¡Falta tan poco! Por suerte ‘Nito’ es mucho más tranquilo que yo y eso me relaja, además es verdad que ya está todo organizado, no hay de qué preocuparse”, admite. En mayo, los recién casados volarán a California, donde él tiene que cumplir con compromisos laborales. “La luna de miel no está organizada. Yo voy a ir y venir para poder seguir trabajando. Lo más importante ahora es que queremos formar una familia”, asegura Sol.
- Texto: Sofía Kotler
- Fotos: álbum privado de los novios / Omar Díaz
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