Ernestina Pais: "Soy una persona sin ataduras ideológicas"
A horas de debutar como una de las incorporaciones del nuevo Intratables), que desde hoy estará a cargo de Fabián Doman, junto a Cecilia Zuberbuhler, Luis Bremer y Mauricio D'Alessandro, y con la continuidad de Débora Plager, Paulo Vilouta, Gustavo Gravia, Diego Brancatelli, Ceferino Reato, Claudio Savoia, Florencia Donovan y Catalina de Elía, Ernestina Pais habla con LA NACION de este nuevo desafío que la devuelve a la pantalla chica luego de haber conducido En Estéreo (2015-17) en El nueve, sino de su regreso a América, tras tener que irse por sufrir ataques de pánico en 2013 –cuando conducía Desayuno americano en esa pantalla– como así también de las internas de los exCQC, y el pacto con su hermana Federica, tras la detención de su sobrino Dante Casermeiro.
–El último tiempo trabajaste como actriz, pero sos periodista...
–En realidad mi formación, si vamos a la formación concreta, es en cine y fotografía. Yo empecé fundando una revista que se llamaba Los Inrockuptibles junto a Juan Di Natale y franceses, que trajeron la revista acá. Yo editaba la parte fotográfica. Eso fue el arranque, obviamente es comunicar, pero a través de imágenes. Ahí me agarró Jorge Guinzburg y empecé con La biblia y el calefón. Claramente, cuando estudiás cine o las maneras de comunicar se involucra todo. Con Jorge, mi formación ya fue más periodística.
–¿Cómo llego la convocatoria a este nuevo Intratables?
–América para mí es la casa donde empecé. Yo empecé con La biblia y el calefón en América, hice Peor es nada aquí, donde ya hacia móviles de política. Después me tocó hacer Mañanas informales, Caiga quien caiga, volví a América para hacer Desayuno, estuve tres meses y me fui de un contrato de dos años. Y para mí eso fue como una espina, porque si hay un canal que amo es América. Es un canal que miro mucho más, porque como me gusta la actualidad, miro esto. Liliana (Parodi, gerente de programación del canal) tiene como especialidad el vivo, de reaccionar ante la actualidad con una cintura increíble. Con lo cual es un canal que miro, como miro todos los canales de noticias puntualmente.
–Decís que te quedó una espina cuando te fuiste de América ¿Fue por cómo se dio tu salida?
–Claro. En toda mi historia laboral, en 25 años de laburo, yo nunca me fui mal de un lugar. No es que me había ido mal: había dejado algo sin terminar. Había abandonado un proyecto. No me paso jamás.
–Fue un tema de salud, fue de fuerza mayor.
–Eso está claro, no importa. En ese momento, fue un tema de salud, de contexto, de situación personal de mi casa, de muchas cosas. Entonces para mí volver a América, es cerrar esa historia. Me pasó algo muy emocionante. Se abrió la puerta de la oficina de Parodi y le dije: «Y un día volvió». Nos abrazamos y fue muy emocionante porque para las dos fue un dolor muy grande no poder concretar ese proyecto en ese entonces. La verdad que estoy feliz, muy feliz.
–¿Cómo te fue de invitada cuando has ido a Intratables?
–Las tres veces que fui de invitada –porque yo como estaba de gira nunca podía– las tres veces me sentí muy cómoda y tuvo mucha repercusión. Esto es así: todo tiene mucho rebote, obviamente bueno, malo y de todo. Lo que a mí me pasó fue que me invitaban y yo volvía de la gira tal día, entonces actuaba allá como si fuera parte del programa, los llamaba a las diez de la mañana y les decía en cuanto tuvieran los temas me los mandaran. Son productores que conozco, como el Mudo (Martín Salinas, el productor ejecutivo de Intratables), fue productor de Mañanas informales. Para mí, hablar con él ya me hacía sentir en casa. Y fantaseé con esto antes que viniera la propuesta real.Sabía que conducir no iba a poder conducir porque hago teatro y porque ellos querían un varón al frente, por varias cuestiones.
–¿En algún momento se habló de vos para conducir el programa?
–No lo sé. A mí nunca me llegó. Lo que sí sé, es que también por justamente determinadas cosas que aprendí hoy tal vez disfruto más otro lugar, no necesariamente ponerme la presión. A mí siempre me funcionó mucho mejor ser un gran compañero. Con Jorge Guinzburg, para todo el mundo era Jorge y Ernestina, pero el conductor era él. Yo sé muy bien cómo llevar ese papel, y a mí me relaja porque yo me involucro demasiado y sufro y me lastiman las cosas. Ya me pasó antes. Esto no quiere decir que si yo consigo un formato que me divierta no lo haga –con Caiga lo hice– pero tenía un formato que me cuidaba. Cuando Ernestina está muy al frente como persona, a veces me lastiman mucho las cosas. Soy muy sensible aunque no lo parezca.
–¿Cómo te vas a ver en este rol? Porque ahora no sos invitada, estás en el panel.
–No, pero es un lugar que me está mimando un montón. Liliana y yo nos respetamos mucho, a mí me divierte que sea Fabián el conductor, porque somos personas absolutamente diferentes. Me parece que ese contrapunto va a servir: me parece que yo lo voy a poder ayudar en un montón de cosas que por ahí él no puede hacer porque el conductor tiene que ser amable, es como el dueño de casa.
–¿Qué te pidió Liliana Parodi que hagas?
–«Sé vos, como las veces que estuviste de invitada». Soy una persona sin ataduras ideológicas. Brancatelli creía que estaba de su lado. Yo creo que lo importante es ser independiente. Yo pienso que justamente lo que a ella le va a gustar es que yo picotee entre opciones que parecen antagónicas. Hay una tercera vía y sí, soy la tercera vía.
–¿Te sorprendió que Doman fuera el elegido para conducir? Era un tema de Estado quien iba a conducir Intratables.
–Era un tema porque Santiago (del Moro) lo supo hacer maravillosamente bien. Yo creo que Santiago es Intratables, así como Mario era Caiga. Me parece que ocupar esa silla caliente era difícil. Lo que lo va a ayudar mucho a Fabián es que es un año caliente electoral. Va a tener a todos los invitados que quiera porque todos quieren hablar.
–Mucha gente que no te conoce en esta faceta…
–Soy una persona política desde siempre. En las redes te matan todos, en Twitter ya ni me preocupo. Si twitter hubiera existido cuando yo estuve mal, con ataques de pánico, no sé qué pasaba. Hoy estoy de vuelta, armada para aguantar eso. Me parece que el mundo está en la calle, no en las redes. Y en la calle yo vivo momentos hermosos con las personas. Y hay muchos que me agradecen que diga lo que ellos piensan. Yo sé que tengo el culo limpio así que no tengo problema.
–Te cambio de tema, pero es de la actualidad de uno de tus trabajos anteriores. ¿Vos te hiciste millonaria con Caiga quien caiga?
–Nooo, (se ríe)… Flasheo con eso con Juan Di Natale , que es un señor. Somos recontra amigos, tengo muy buena relación.
–¿Son los dos únicos que no se hicieron millonarios?
–A Di Natale lo venían cagando bastante, es un tipo hermoso. Juan quiso estar, yo estuve y a Eduardo de la Puente lo sacaron. Cuando yo entré, los que estaban no eran los que están ahora en el quilombo. No te olvides que ellos vivieron un momento de furor: eran casi los Stones. En serio. Salíamos a comer con Juan y lo esperaban montones de minas. Éramos como Los Beatles.
–¿Y cómo lo viste desde afuera? No sé si viste esa charla entre Daniel Malnatti y Mario Pergolini en TN.
–No quiero hablar mucho de algo que conozco por partes. Escuché a Marina Calabró en un programa de radio recreando la carta de Malnatti. Es inentendible, es un delirio místico. No sé qué paso ahí: sé que había muchos egos. Y sé que cuando hay un éxito grande todos son padres del éxito, pero que el fracaso es siempre huérfano. Es cierto que Andy Kusnetzoff hizo mucho por Caiga quien caiga. Era un gran productor. Caiga facturaba mucho, pero El rayo (otro ciclo que produjo por ese entonces Cuatro Cabezas) también. Modelos divinas, todo lo que se ponían pagaba. Le hizo ganar mucha plata a Caiga. Yo fui al colegio con Andy. Lo quiero mucho.
–Te enteraste de esa amistad forzada. Estaba Pergolini en el piso de Intrusos y llamó Andy. Mario estaba muy incómodo.
–Sí, pero Mario está incómodo en general. Lo digo con amor. Es una persona a la que le cuesta la demostración afectiva. Yo no sé, estoy segura que Mario quiere mucho a todos esos pibes y agradece mucho su laburo. Pero él no puede, lo traiciona su propio genio. Ha hecho mucho por la gente, que nadie lo sabe y que ha respetado mucho el crecimiento. Son todos conocidos. Ese crecimiento lo apadrinó Mario, por eso me parece que fue muy generoso. No hay que descuidar eso. Le cuesta la demostración y también, como no sabe demostrar el afecto, cuando se le fueron le dio cosa.
–¿Federica tu hermana, cómo está?
–Federica está bien.
–¿Siguen con ese pacto de no hablar del tema?
–Por supuesto. Si ella no habla, yo no hablo. Lo único que te puedo decir que habiendo tenido mayor afinidad o menor, a lo largo de los años las relaciones entre hermanas fluctúan. Hoy estamos unidísimas. Y eso es lo que quiero rescatar. Cuando vos ves una persona que está mal, o que está angustiada o que está pasando un mal momento, obviamente te acercás a darle un abrazo
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