Antes de su consagración en Río 2016 con el seleccionado argentino de hockey, nos recibió en su casa de Bruselas junto a su abuelo, Eddy Merckx, considerado como el “mejor ciclista de todos los tiempos”
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Su historia podría inspirar el guión de una película de Hollywood. Síntesis argumental: un joven jugador de hockey, promesa en los juveniles belgas, espera su convocatoria para la selección mayor, los temibles Red Lions. Un llamado que nunca llega… Cuando ya perdió esperanzas, lo sorprende el requerimiento del equipo argentino, la patria de su padre, para sumarlo al plantel que va a disputar los Juegos Olímpicos. Su abuelo, uno de los deportistas más admirados en Bélgica, lo empuja a aceptar este desafío. La última escena es en Río de Janeiro, el partido final del hockey masculino. Por caprichos del destino, Luca Masso (22), que se sumó a Los Leones para ser suplente, termina ocupando un lugar entre los once titulares. El rival que les disputa la medalla dorada es, nada más ni nada menos, que Bélgica. Tras una batalla épica, los argentinos se imponen por 4 a 2 . La cámara se clava en la sonrisa enorme del único jugador belga-argentino y baja hasta su pecho, que brilla como el oro…
CON EL DEPORTE EN LA SANGRE
Luca Masso nació en Bélgica hace 22 años. De su familia, heredó la pasión por el deporte. Es hijo de un ex tenista cordobés, Eduardo Masso (52), quien alguna vez alcanzó el puesto 56 en el circuito ATP. Aunque todos en Europa lo conocen como el nieto de Eddy Merckx (71), la gran leyenda del ciclismo mundial, considerado como “el mejor de todos los tiempos”, aún por encima de Miguel Indurain y Lance Armstrong.
Junto con los Red Lions disputó el Mundial de Hockey Sub 21. Pero hace poco más de un año fue marginado del plantel superior que se preparaba para ganar el oro en Río 2016.
Entonces llegó el llamado oportuno de Carlos Retegui, técnico argentino, que le ofrecía sumarse a los Leones, como reserva. Sin embargo, la lesión de los jugadores Matías Paredes y Lucas Rey dio vuelta la historia y lo ubicó entre los once titulares que jugaron la gran final por el oro olímpico. Y dio la casualidad, si es que existen las casualidades, que el último rival del torneo fue Bélgica. “Nunca pensé que esto iba a pasar. Llegar a una final olímpica y contra Bélgica. Yo nací allá, vivo allá, juego allá”, dijo Luca tras el histórico triunfo argentino, por 4 a 2.

ARGENTINÍSIMO
Antes de radicarse en el país para sumarse a los Leones, Luca sólo había visitado Argentina en tres ocasiones. La primera, recuerda, fue cuando tenía 17 años y festejó la Navidad con su familia paterna, en Bell Ville. Y fue suficiente: se convirtió en hincha de Boca, se volvió fanático de las empanadas y aprendió los secretos de un buen asador. De aquella primera visita también se llevó –y para siempre– un apodo que aún hoy lo acompaña: para todos en la selección es el “Chino”. Ahora, en esta última etapa, incorporó a su menú la chocotorta. Mientras se prepara para brindar con su familia belga en el regreso a Europa, Luca comparte sus ganas de seguir jugando con los colores argentinos. “Me gustaría jugar varios años con la selección y participar de otros Juegos Olímpicos. Estoy muy feliz, tenemos la de oro y nadie nos la puede sacar”, concluyó emocionado.
Fotos: Bruno Bade /Bureau233, Getty Images y EFE
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