Roly Serrano: cómo sigue su recuperación, la nueva obra en Córdoba y el amor que lo salvó
El actor, que vuelve a Carlos Paz luego de haber sufrido un accidente automovilístico en marzo de 2024, habla de los aprendizajes que le dejó la adversidad y de la importancia de la resiliencia
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Después de un tiempo muy duro, en el que un accidente en la ruta lo dejó en terapia intensiva durante nueve meses, Roly Serrano puede cerrar 2025 ya casi recuperado, porque todavía le quedan algunos meses de rehabilitación. En diálogo con LA NACION, el actor habla de la temporada que se viene en Carlos Paz, donde el 25 de diciembre estrena Suspendan la boda, en el Teatro Candilejas 1, reflexiona sobre los aprendizajes que le dejó la desgracia y habla de su nuevo amor, tan importante en su mejoría.
-Tu vida es una novela… Viviste en la calle, te reencontraste con tu familia después de mucho tiempo y hace casi dos años tuviste un accidente que te dejó en coma. Tenés una resiliencia impresionante.
-Es verdad, pero no quiero hablar más de eso. Todo el mundo sabe que fui un niño golpeado y que me fui de mi casa, o cómo pienso ideológicamente... Muchas veces lo conté. Por ahí lo que llama la atención es la resiliencia. También saben que hace dos temporadas, cuando estaba volviendo de Córdoba, tuve un accidente en la ruta a la altura de Baradero. Con Suspendan la boda vuelvo a Córdoba, esta vez a Carlos Paz.
-¿Habías trabajado con Nazarena Vélez, que protagoniza y produce la comedia?
-Hice fue una novela que se llamaba 1-5/18, y Nazarena interpretó a mi exmujer, por algunos capítulos. Eran escenas muy graciosas, muy lindas. No hicimos una gran amistad, pero sí buena onda. Recién ahora la estoy conociendo y me parece una persona maravillosa, encantadora. Lo mismo que su hija, Barbie Vélez, y su pareja, Santiago Camaño, que también están en la obra. Me parece que gente muy linda, me gusta. Me siento muy cuidado y me hacen parte de su familia. De hecho, la empresa es familiar, porque también trabaja el marido de Barbie, Lucas Rodríguez, que es el productor. Suspendan la boda ya se hizo el año pasado en Carlos Paz y con gran éxito. Estrenamos en el Candilejas 1, el 25 de diciembre. Es la historia de una parejita que cometió el error de casarse. Ella va a un hechicero, que es el personaje que hago yo, muy divertido, que le dice que tienen que volver al pasado para cambiar algunas cosas y recuperar el amor y la familia que habían perdido. Y además estoy haciendo las últimas funciones de Yepeto, y la idea es volver el año que viene, porque es una obra hermosa, que siempre soñé hacer.
-En Suspendan la boda, entonces, vuelven el tiempo atrás para cambiar cosas. Si pudieras hacer eso, ¿qué modificarías de tu vida?
-Modificaría algunas cosas. Le pondría más responsabilidad a mi vida. Fui un chico de la calle, que sobrevivió y que descubrió que era tremendamente autodidacta en muchos sentidos, con mucha facilidad para las cosas. Por ejemplo, nunca estudié guitarra, pero me daban una guitarra, me decían poné el dedo acá y tocá, y a la hora ya estaba cantando. Todo así. A mí no me costaba nada. Lo que quería, de alguna manera, lo conseguía. Esa soledad me hizo experto en supervivencia y en seducción… Seducía absolutamente a todos para lograr que me acepten, que me quieran. Había una familia que me amaba y yo era amigo del mayor de los hijos. Y un día me quedé a dormir en la casa, y después me siguieron invitando. Yo vivía en la calle y los padres me decían: “Roly, venite a dormir en la casa, comé acá”. Poco a poco empecé a ser parte de la familia. Y un día, este amigo me dijo: “Che, loco, dejáte de hinchar y no vengas más a mi casa porque por culpa tuya las cosas están cambiando. Porque vos te levantás y hacés tu cama. Tomás el desayuno, lavás tu taza y tus cosas. Y nos están pidiendo que hagamos lo mismo”.
-¿Tuviste que irte?
-No, no. Pero quiero decir que nada me costaba. Yo empecé a hacer teatro sin haber estudiado. Subí al escenario sin haber visto teatro. Por eso amo tanto mi profesión. Porque fue lo primero que me hizo tomar conciencia de que ser actor no era solamente subir a un escenario y decir palabras, sino que necesitaba una preparación. Necesitaba estudiar, hacer crecer mi intelecto. Porque mientras más crecía mi intelecto, más ricos eran mis personajes.
-Te hiciste responsable entonces…
-Pero perdí 20 veinte años. Me rescaté varias veces. Ahora dejé de fumar, hace casi dos. Desde el accidente que no fumo más. Estuve seis meses internado en terapia intensiva y toda la abstinencia la pasé así; y es la parte más jodida. Cuando salí de la clínica por primera vez, me llevaron a un lugar para hacer un estudio y sentí olor a cigarrillo, pero no me gustó.
Tomar conciencia
-¿Qué recuerdos tenés de esos meses internado?
-No tengo muchos recuerdos, porque estuve tres meses en coma y seis meses más en terapia intensiva, y la mayor parte del tiempo dormido. Pero sí tomé conciencia de cosas. Lo que me sucedió me dejó aprendizajes.
-¿Cuáles?
-Me di cuenta de cuántas cosas me perdí por estupideces, por decir no tengo tiempo… Hasta una charla con un amigo en un café, acariciar a un gato, responder el teléfono a la familia. Ahora me doy mucho más tiempo para todo. Mi familia fue de gran apoyo, y también mis amigos. Y la gente, siempre tan linda conmigo, que me dice: “Pensé en vos” o “Recé por vos”.
-¿Seguís en rehabilitación?
-Estoy en rehabilitación todavía, porque no tengo fuerza en las piernas y me duelen mucho las rodillas. Es lenta, ya me dijeron. Pero vamos bien.
-Después de tantos meses en la oscuridad debe ser emocionante volver a subirte a un escenario.
-Muy emocionante, sobre todo con Yepeto porque es una obra que soñé hacer. Y mi sueño está cumplido. Me llegó ya siendo un actor maduro, con un camino, con un recorrido.
-Alguna vez contaste que en pandemia bajaste 22 kilos y que después subiste algunos, ¿estás cuidando tu alimentación?
-Cada vez que el doctor Cormillot me ve, me dice que vaya a su clínica. Y estuve en su clínica, bajé de peso y es verdad que volví a engordar, pero nunca a estar obeso. Entiendo que todavía tengo kilos de más y los tengo que bajar, por una cuestión de salud.
-¿Estás en pareja?
-Sí, estoy enamorado. Cande es un sol. Es actriz, licenciada en teatro, autora, canta, es productora. Nos conocimos en Córdoba, cuando estaba haciendo Rolando.
-Antes del accidente…
-Sí, antes. Estábamos empezando y sucedió el accidente. Cuando salí del sanatorio se vino para acá, a cuidarme. Vino por una semana y se quedó. Y fue muy importante para mi recuperación. Es un amor hermoso, que rompe muchos prejuicios y quiero cuidarlo. No voy a contar más.
-Tuviste lindos amores en tu vida…
-Tuve mujeres extraordinarias. Sí, yo tuve mucha suerte en ese sentido. Y ahora Dios me premia con este ser mágico que es La Córdoba, porque todos la llaman así (risas). ¡El amor con que hace todo lo que hace por mí! Me siento el rey. Creí que no iba a volver a enamorarme, la verdad. Había tirado el guante (hace una larga pausa). Tuve muchas pérdidas en mi vida y, por temor a volver a vivir eso, no me entregaba. Así jamás iba a poder armar una familia. Y con Claudia (fue su pareja durante muchos años, falleció en 2004 y Roly adoptó a su hijo Dante) fue la primera vez que me entregué y armé una familia. Perderla fue dolorosísimo. Me destruyó.
-Te costó recuperarte.
-Muchísimo…
-Y cuando te animaste, conociste a La Córdoba…
-Sí. Pensé que, si hay alguna posibilidad de volver a vivir esa plenitud, elijo vivirla y no darle bola al miedo.
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