
Piazzolla en un tributo fraternal
La coincidencia durante tres días de verdaderos acontecimientos artísticos como "Astortango" y el Royal Ballet dejan a los porteños en una envidiable ubicación respecto de otros públicos del mundo: lo mejor de la danza y de la música está entre nosotros.
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De pronto está de nuevo entre nosotros compartiendo nuestros pesares y alegrías. Parece un milagro. Pero fue obra de argentinos -esos otros argentinos abiertos a la renovación del tango a la mejor vanguardia- lo que alentó esta recordación.
Astor ha vuelto y se ha instalado en el teatro Opera de la porteñísima avenida Corrientes. Astor está aquí con su mejor modo de estar: con su música siempre sorprendente. Y ha convocado a músicos nuestros y a los que vienen de lejos para confraternizar en torno de sus atrevidos pentagramas. El encuentro -la fiesta- ha comenzado anteanoche y los lujos han sido los pianistas Chick Corea y Danilo Pérez y el vibrafonista Gary Burton que abrieron los encuentros junto al octeto que dirige Daniel Piazzolla (hijo de Astor). El teatro los saludó de pie tras haber escuchado maravillas gestadas en el piano y el vibráfono. Fue la noche del jazz y sus vecindades. Anoche los brazos de nuestro músico se abrieron para acoger a músicos de América latina. Algunos nombres queridos como el de Soledad Bravo cuya presencia se extraña desde hace años. Otros como el insólito Hermeto Pascoal. Algunos amigos como Tania Libertad y Raymundo Fagner que unen sus voces a la de Jairo y también el tributo del pianista y compositor Héctor Stamponi.
Hoy se cierra este tributo con muchos de sus compañeros aunque no estén ni Agri ni Ziegler ni Bragato. Sí estarán el poeta Horacio Ferrer los guitarristas de sus quintetosOscar López Ruiz y Horacio Malvicino el violinista de su último quintetoFernando Suárez Paz y su contrabajista Héctor Console. Y de su sexteto el bandoneonista Daniel Binelli y el pianista Gerardo Gandini. También sus colegas Rodolfo Mederos Néstor Marconi y Raúl Garello. Y como no podía faltar aquella primera voz la de Amelita Baltar más las de José Angel Trelles Jorge Sobral Nelly Vázquez y Raúl Lavié.
Un homenaje con clima de fiesta
"Astortango": serie de recitales en homenaje a Piazzolla. Apertura con el Octeto de Daniel Piazzolla (teclados percusión y dirección). Actuación de Gary Burton (vibráfono) de Danilo Pérez y Chick Corea (pianos).
Que este encuentro para recordar a Piazzolla haya sido organizado por argentinos es reconfortante. Hasta tal punto que cobra el significado de reivindicación.
Sobre todo cuando todavía -y entre nosotros- es preciso defender su música frente a ciertos oídos trogloditas.
Otra cosa es preguntarse a quién hubiera elegido Piazzolla para sentirse honrado en esta ocasión. Porque una cosa es la música que él amó y otra distinta nuestro inveterado sentimentalismo necrológico.
Por lo pronto están aquí el Octeto Electrónico con la guía de su hijo Daniel y tres músicos excepcionales venidos de allende los mares:Gary Burton Chick Corea y Danilo Pérez.
El Octeto se sabe fue una de las locuras de Astor para acercarse a los rockeros. Muy pronto como sucedió a lo largo de su vida con sus grupos (salvo el favorito del quinteto) lo tiró por la borda casi como en un lapsus.
En cuanto a los músicos de jazz bastará recordar que otro de sus delirios pasajeros fue el jazz-tango si bien el jazz fue uno de sus grandes amores y Gary Burton una de sus compañías predilectas tanto que entre su legado nos queda "Live in Montreux" grabado en vivo junto al Quinteto y su vibráfono.
Cuando empieza su tarea el Octeto el sonido juega una mala pasada.
"Escolazo" "Meditango" "Fuga y misterio" son un solo alud próximo al ruido. Uno piensa entonces que los huesos de Astor crujen en su tumba.
El Octeto -quizá un quinteto ampliado- simplifica la música reduciéndola al énfasis rítmico precipitado y estentóreo. Salvo en el lento "Romance del diablo".
La versión del entrañable "Adiós Nonino" es casi caótica. Y de lo que puede escucharse el bandoneón de Pane es el que sigue con más fidelidad la impronta del homenajeado.
Noche inolvidable
Si es por la música y no por las razones de la sangre Astor Piazzolla puede descansar con alegría desde que empiezan a sonar las notas percutidas de piano y vibráfono.
Es que Danilo con sus teclas y Gary con sus macillos hacen maravillas de sutilezas y feeling con standards ("My Funny Valentine") o música brasileña ("Chega de Saudade").
Danilo inventa prodigios para "Alfonsina y el mar" desde que la escuchó a Mercedes Sosa. Su touch refinadísimo hasta parece increíble.
Después llegará Chick Corea para llevarnos hasta la apoteosis aunque empiece por jugar con una caja como si bajara del Altiplano.
Su clásico toque staccato nos invita a desandar los caminos de aquel claro y brillante sonido clavecinístico ya con "Dama sofisticada" y Alrededor de medianoche" ya con "Oblivion" o "Twinkle trinkle" para lanzarse solo con una fantasía sobre "Libertango" una suerte de palimpsesto hecho de paralelismos y aproximaciones al universo de Piazzolla.
La cúspide musical está en "Bud Powell" que Chick comparte con Gary. Es una exageración una revelación; casi una quimera. O quizá sólo un recuerdo de aquel alucinante "Duet" que nos legaron ambos.
El clima de fiesta estalla entre todos:Danilo Chick Gary y el Octeto.
"Violentango" surge como un juego que comparten gozosos los mejores músicos de todas las latitudes.
Piazzolla vive.
Tres días de shows que conmueven al público
Espectáculo coreográfico. Actuación del Royal Ballet de Londres. Programa:"La bella durmiente" música de Piotr Tchaikovsky coreografía de Marius Petipa. Puesta de Anthony Dowell. Director del RoyalBallet:Anthony Dowell.
"Una compañía clásica demuestra su estilo y personalidad en los ballets tradicionales" afirma sir AnthonyDowell director del Royal Ballet. Por esta causa eligió para las presentaciones en Buenos Aires y como gran espectáculo al ejemplo de los clásicos "La bella durmiente".Las razones de que se considere a esta coreografía de Marius Petipa que trabajó en conjunto con Tchaikovsky como lo más elevado del repertorio son la pureza del estilo en su máxima expresión;el virtuosismo y no la bravura. El personaje deAurora es el paradigma de la bailarina clásica tanto en estética como en técnica.
La coreografía con un fantasioso argumento poblado de variedad de personajes contiene los más grandes números de divertissement amén de los excepcionales fragmentos del Adagio de la rosa la variación de Aurora en el primer acto y el Grand Pas de Deux de la Boda.
En casos por tratarse de una obra que es pura danza detallismo de estilo y un guión supuestamente para niños puede ser abrumadora para el gran público.
Simplemente Aurora es una adolescente que se verá más mujer en el final cuando es tocada por el amor; en tanto que lo que muestra en sus movimientos es el ballet en su más elevado lenguaje. Es el carisma de la intérprete su posibilidad para iluminar este personaje y de convertirse en un carácter de cuento de hadas (y creérselo) lo que logrará el objetivo.
Además por ser una obra larga (prólogo y tres actos) parecería no captar a todo público o al menos es la menos popular. Está en la compañía que la presenta en el estilo con que la desarrollan y en la vitalidad y credibilidad que da a cada personaje y al todo cuando esta pieza se convierte en la joya máxima del repertorio clásico.
Esto es lo que logra elRoyal Ballet: su elegancia de danza su respeto por el estilo la perfección del conjunto la minuciosidad para la mímica y movimientos de los personajes subalternos la deslumbrante gama de solistas para realizar la infinidad de números la homogeneidad en la línea y la efervescencia de sus componentes son irrepetibles.
Nunca se vio en Buenos Aires una puesta de esta magnificencia y refinamiento a la par renovadora y que en nada atenta contra la tradición que debe guardarse en "La bella". Es común que los afectos a espectáculos vean en Nueva York o en Londres las comedias musicales porque es en este género donde las puestas son más impresionantes. La del Royal diseño de la famosa Maria Bj”rnson autora de los decorados y vestuario de la puesta original de "El fantasma de la Opera" de Lloyd Weber supera todo lo visto aquí.
Un cuento desde adentro
El escenario y la escenografía de las diferentes partes de la obra son presentados como a través de una lente gran angular (ojo de pez): la visión se agranda o achica como el diafragma de una cámara fotográfica o fílmica. Hay imaginación y consustancia en la idea de vivir el cuento y no de estar en un teatro viéndolo. La gama de colores de gran refinamiento va de los plateados violetas rosados y verdosos a los dorados broncíneos y rojos añejos con géneros de texturas asombrosas y calidad suprema. Es una puesta fastuosa no por el lujo sino por la creatividad.
Por todas estas causas el fervor y el entusiasmo de la audiencia demostraron que cuando un clásico se presenta como se debe y con tal perfección el arte está de fiesta y se interna en el corazón del público.
Desde que se abre el telón la gente aplaude admirada. Y si bien fueron en su mayoría espectadores adultos es tal la magia que traduce esta compañía que nadie piensa que está asistiendo a una representación.
La danza llega a la cúspide con la actuación de DarceyBussell comoAurora: tiene el estilo británico que alía elegancia con naturalidad y técnica detallista. Es alegre desde el interior y su desempeño en los dificultosos equilibrios del Adagio de la Rosa así como su espontánea gracia y femineidad en la variación del primer acto y en el Grand pas de deux dan el exacto perfil del personaje. Buen partenaire es Stuart Cassidy como el príncipe Florimond.
Soberbia tenebrosa y magnética es la interpretación de Anthony Dowell como el hada maligna Carabosse: cuando apareció fue saludado con una ovación ya que todo fan de ballet lo recuerda como a uno de los grandes de todos los tiempos.
En otros papeles sobresalen como las diferentes hadas Jane Burn Nicola Repetto y Zenaida Yanowisky una majestuosa Hada de Lilas. Chispeantes Leanne Benjamin y Errol Pickford en el pas de deux del Pájaro Azul y brillantes las variaciones de los metales y las joyas de Shi Ning Liu Belinda Hatley Sarah Wildor yNicola Roberts. Además la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires dirigida por el inglés Anthony Twiner añadió vibración y sentimiento.



