
Polaco Goyeneche cantame un tango más
A once años de su muerte, su mujer y sus dos hijos lo recuerdan con gran satisfacción; además, homenajes en su nombre
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Semillitas de amistad
Pareciera que los retratos del pasado aún resuenan en su memoria. Luisa, la mujer de Roberto Goyeneche, dibuja en su mente una imagen que se vuelve imborrable: "Se sentaba frente al jaulón y los contemplaba, los escuchaba cantar, era una belleza". El Polaco llegó a tener cuatrocientos jilgueros en la terraza de su casa, en el barrio de Saavedra. Fue, sin dudas, un amante de aquellos pájaros, y el respeto que asumía con ellos lo expandía de igual manera con aquel que lo rodeaba.
"Su carrera no fue fácil –aseguró Luisa a LA NACION LINE-. En un momento no trabajaba, igual salía todas las noches para ver qué pasaba. Entonces me decía: «Yo estoy sembrando, quedate tranquila. Vas a ver que esta siembra nos va a dar la satisfacción que nosotros queremos». ¿Y sabés que sembraba el Polaco ?, semillitas de amistad; eso es lo que nosotros estamos recogiendo ahora. Era millonario en amigos y yo me siento muy orgullosa y feliz por ello, a pesar de que ya no lo tengo".
Luisa lo extraña, necesita su amistad y compañía; sin embargo, lleva consigo los mejores recuerdos de tiempos pasados. Por eso, ahora, quiere que la gente lo recuerde con optimismo y alegría. "El tango está, no muere, el tango vive. ¡Polaco, aquí estamos, estamos presentes!", concluyó.
"Gardel abrió la puerta y Goyeneche la cerró"
En la intimidad de su casa en Santa Clara del Mar, Jorge recuerda con gran orgullo a su padre, de quien heredó la pasión por el tango. Bocha, como le dicen sus conocidos, debutó junto al Polaco en "Grandes Valores del Tango" con tan sólo 11 años; no obstante, pasó mucho tiempo hasta que decidió que quería vivir de la música. "Mi papá me llevó a cantar con él –contó a LA NACION LINE- así comenzó todo. Después dejé y, más adelante, me di cuenta que me gustaba cantar".
Según sus palabras el Polaco fue un gran artista, uno de los privilegiados: "Fue un tipo muy especial, con la humildad de los grandes. No puede haber dos personas iguales. Nace uno como él cada miles de años. Salvando las distancias, un Maradona, un monstruo de esos que aparecen de vez en cuando. Para mí, Gardel abrió la puerta y Goyeneche la cerró."
De la misma manera, lo recuerda en lo personal, como padre, como mortal. "Mi viejo –dijo- fue lo más lindo que tuve en la vida, junto con mi mamá. Fue un pedazo de barrio, un pedazo de Argentina. Y le agradezco por todo lo que hizo por la familia y por el tango mismo. Nació con él y murió con él. Es un orgullo, porque dejó mucho por esta música."
El álbum de los recuerdos
Roberto lleva el nombre de su padre. Fue quien trabajó los últimos 20 años de vida con el Polaco; era su "apoderado". Entre las memorias más preciadas, recordó las giras artísticos que realizaban juntos: "Nos íbamos a Rosario en auto, él preparaba la música, le gustaba escuchar de todo. Viajábamos durante horas, parábamos en la ruta y tomábamos algo por ahí. A él sólo le gustaba viajar durante los fines de semana, las giras largas no lo entusiasmaban." Sin dudas, porque era muy apegado a la familia. "Cuando nació su nieta (hija de Jorge), nos fuimos por seis meses y la nena apenas hablaba a media lengua. Antes de volver llamamos por teléfono y atendió ella; nos habíamos perdido todo ese tiempo. Al viejo le agarró una pataleta y dijo «¡basta de giras largas!»"
Puertas adentro, según relató Roberto, era el "capo de la casa". Todos los domingos almorzaban juntos pastas caseras que preparaba Luisa. Ese era uno de los momentos más esperados.
La familia y el tango, respectivamente, fueron los dos amores de Goyeneche. "En lo personal, era compinche, amigo de sus hijos, un viejo zorro, las sabía todas y, profesionalmente, en mi opinión, fue, es y será siempre el más grande", afirmó.
Su padre fue un hombre muy querido. "Eso lo comprendí el día que él falleció –explicó-, por la marea humana que vi en el Sanatorio Anchorena, en el Consejo Deliberante y en el traslado de sus restos a Chacarita. La gente le tenía un gran afecto. Fito Páez, por ejemplo, estaba en Inglaterra y me llamaba a cada rato para ver cómo seguía papá. Eso lo atesoro con muchísimo cariño y tengo un gran respeto por él."
Lamentablemente, como expresó Roberto, el Polaco se fue temprano. Su hijo se pregunta: "Si con 68 años dejó lo que dejó, qué hubiera pasado si hubiera vivido 10 años más..."
Homenaje en Pigmalión Casa Tango
Esta noche, a las 21, Pigmalión Casa Tango le rinde homenaje a Roberto "Polaco" Goyeneche, en conmemoración por los once años de su muerte. Con la presencia de su mujer Luisa y sus hijos, Roberto y Jorge, se proyectarán fragmentos de películas y cortos inéditos. Asimismo, Néstor Marconi Quinteto interpretará el tango "Chau Pola" con el cantor Marcelo Tomassi. También, se presentarán tres parejas de baile, la orquesta de jóvenes La Brava, con el cantor Jorge Vásquez, y Noelia Moncada cantará acompañada por el pianista Franco Polimelli.
Av. Cabrera 4139, Tel.: 4867-0277. Entradas desde $20. Para más información: www.pigmalioncasatango.com.ar
El sello Goyeneche
- El 19 de diciembre de 2004, se realizó la apertura oficial de la Av. Roberto Goyeneche, ex Av. Parque. En la entrada de Saavedra un enorme cartel, con una foto del Polaco, reza: "Bienvenidos a mi barrio". El día de los festejos, Luisa miró a los ojos a sus dos hijos y exclamó emocionada: "¡Qué importante fue papá. Hay que mantenerlo siempre vivo!"
- "Este año vamos a exponer un busto en la Av. Roberto Goyeneche. Será para el día del tango o en el día de su cumpleaños", compartió la compañera de vida del Polaco.



