El videojuego online es una batalla épica diseñada especialmente para volverse viral
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Un mundo virtual lleno de armas en el que gana el último sobreviviente. Básicamente, de eso se trata el Fortnite, el videojuego online y free-to-play que trascendió el nicho gamer y hoy no solo seduce a celebridades (Drake y Will Smith son fans), sino que está creando su propio star system: en mayo, Ninja, un usuario de Twitch (la plataforma de streaming de video por la cual muchos jugadores transmiten sus partidas), tuvo más interacciones en sus redes sociales que Messi.
Para los centennials y millennials, que crecieron con otros juegos free-to-play como el Minecraft y el League of Legends, transicionar hacia el Fortnite fue natural. La idea es que el jugador acumule recursos (talando árboles, picando rocas o destruyendo edificios) para construir su fuerte, que funciona como elemento estratégico de caza o supervivencia. Uno puede elegir embarcarse en esta aventura solo, en pareja o en equipos de 4 a 20 personas. El mapa del juego se visualiza como una caricatura gigantesca, un hallazgo visual que funciona incluso con requisitos mínimos de procesador.
Pero, además, el equipo de marketing de Epic Games, la compañía desarrolladora del Fortnite, interviene en todas las esferas en las que se mueve un jugador joven, lo cual resultó fundamental para la viralización del fenómeno: ofrecen recompensas premium a twitchers famosos, mientras miles de youtubers juegan en masa con sus seguidores, porque no hay inconvenientes legales para resubir el material grabado a ninguna plataforma digital. Además de embolsar el dinero de la publicidad, Epic Games también recauda gracias a las microtransacciones por ítems estéticos que los jugadores pueden comprar. (Actualmente, el negocio de la industria de los videojuegos es casi tan grande como el de la industria del cine.)
¿Qué podría frenar al Fortnite? Lo mismo que frenó a otros juegos free-to-play en el pasado: la incapacidad de reinventarse y el agotamiento del público. O, quizás, la reciente demanda por plagio de la compañía PUBG Corp, responsable del juego PlayerUnknown’s Battlegrounds, que acusa a Epic Games de reproducir exactamente la misma mecánica de jugabilidad.
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