Premio S a las cuatro amorales del año

Dentro de la batería de distintos galardones a la actividad escénica que todos los años entregan organismos, instituciones y "premiadores" profesionales, hay uno al que personalidad y buen ojo no le falta. Se llama Premio S. La "ese" en cuestión podría ser la "ese" de sombra. El capricho asociativo habría que explicarlo así: desde hace once años un señor se toma el trabajo y el placer de recorrer la escena alternativa. Para este momento del año, entrega un premio en dinero que está destinado a fomentar la próxima producción del creador o grupo elegido. Lo hace en forma anónima. Claro que, con el correr del tiempo, la gente del "barrio teatral" (o como la llamemos) lo tiene fichado. Pero él, el empresario amante del teatro y la danza que se genera en las aguas del circuito alternativo, sigue optando por hacer el anuncio sin ceremonia alguna evitando empalagosas (o no) ceremonias, agradecimientos, medallas y besos.

Las dos primeras ganadoras fueron las actrices Laura Paredes y Mariana Chaud. Como no sabía cómo avisarles que habían ganado una buena cantidad de dinero de un premio que nadie conocía, se fue a cada uno de los teatros en los que estaban trabajando bien empilchado (la imagen es todo) y acompañado por su hijo que, en aquel momento, tenía 6 años. El tema era evitar pensamientos raros en el otro. Con los años, el trámite fue fluyendo. Tanto que se convirtió en algo esperado. Él, el Señor de las Sombras, siguió optando por figuras indiscutibles de la escena como Santiago Gobernori, Laura López Moyano, Matías Feldman, Romina Paula, el grupo Piel de Lava, Javier Drolas, Walter Jakob, Agustina Muñoz, Leticia Mazur y Denise Groesman, entre otros.

Este año, las ganadoras son Brenda Lucía Carlini, Agustina Fitzsimons, Milva Leonardi y Marta Salinas. Son las creadores de MoralAmoralInmoral, un desbocado, inteligente, lúdico y político espectáculo ganador de la Bienal de Arte Joven. Para cerrar el año, les llegó el Premio S (¿"ese" de Santa Claus?) que incluye 25.000 pesos y un lugar para ensayar.

Por Alejandro Cruz

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