Protagonistas / Por Alicia Petti. "Trato de hacer reír y pensar"
Reynaldo Sietecase conduce Mañana es tarde
Rosarino de nacimiento, Reynaldo Sietecase es un profesional de la gráfica, la TV y la radio, y también poeta y escritor, con 25 años de trayectoria. Se desempeñó junto con Lanata y con Fernando Bravo, como columnista político y, desde hace tres años, conduce por radio Del Plata (AM 1030), de lunes a viernes, de 17 a 19, Mañana es tarde.
–¿Cómo definirías Mañana es tarde?
–Trato de hacer un programa que sirva para reír y pensar. Parece mentira que yo hable de reír, cuando soy un periodista de política. Me parece que es muy importante reírse, porque la gente está muy bombardeada de información, sobre todo con la aparición de los canales de cable que dan información las 24 horas. Así, a las 17, la gente ya está informada. El regreso lo hago como me gustaría que fuera mi vuelta a casa, es decir: con buena data, opinión, cuatro o cinco temas importantes que mañana estarán en los diarios y que, además, puedan dar espacio para sonreír. Pongo un toque de música y trato de que la información no sea pesada ni dura, pero que tampoco deje de brillar el periodismo. Los periodistas de mi equipo: Romina Manguel, Verónica Castañares, Carlos Polimeni y Claudio Federovsky tienen toda información propia. Es una ciudad maravillosa, pero cuando uno vuelve, parece que siempre viene de una batalla. Hay que encontrar un equilibrio entre la información y las entrevistas, pero sin perder el buen humor, o la posibilidad de tocar temas que tienen que ver con la gente. A veces, hago cosas locas: de pronto, el tema es el aborto o la educación y, aunque el programa es político, pasamos media hora hablando de nuestras experiencias. Si aprendí algo de la gente con la que laburé, como Bravo y Lanata, que fueron mis dos últimos referentes en radio, es que siempre hay que estar atento y de buen humor. Aquí sumo la labor del operador técnico Diego Corbin.
–Casi todos los profesionales que trabajaron con Lanata hoy conducen sus propios ciclos...
–Hubo una suerte de gran cantera periodística, que en un momento coincidió en Día D o en otros programas de radio. Ahí demostramos que se podía hacer periodismo de investigación, que se podía ir un poco más allá. Creo que mi búsqueda de aflojar y decir las cosas con buen humor viene de ahí. Tratamos de contar las cosas desde otro costado. Por ejemplo, en Semana Santa fuimos al parador Atalaya y preguntamos cuántas medialunas vendían por ahora a la gente que pasaba hacia la costa por allí. Fue una nota extraordinaria: habían vendido 60.000 medialunas desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. El nuestro es un programa periodístico duro que se ocupa también de las medialunas de Atalaya.
–¿Te sirve tu profesión de poeta y escritor en el periodismo?
–Yo tengo las dos cosas: la bella y la bestia; la literatura y el periodismo. Me acompañan en todo momento, sobre todo al estructurar el programa. Generalmente hago editoriales, pero sólo cuando tengo algo que decir. Hay muchos días en que mis compañeros me preguntan si no voy a hacer nada, y no: no siempre hay algo para decir. Los periodistas deberíamos saber eso. Trato de ser equilibrado. La literatura sirve para mirar las cosas con cierta sensibilidad, entrevistar con profundidad. A mí la literatura me mantiene atento. Creo que no hay historias grandes o chicas, sino historias bien o mal contadas. No necesariamente los grandes personajes son los que te hacen un gran programa de radio.
lanacionar