
Rufino, una voz de oro
1 minuto de lectura'
Dueño de un estilo propio y de una voz cálida y melodiosa, Roberto Rufino, que falleció ayer a los 77 años, luego de una larga enfermedad originada en complicaciones cardiorrespiratorias, transitó con éxito durante varias décadas por los caminos de la temática ciudadana.
Había nacido el 8 de enero de 1922 en las inmediaciones del Mercado de Abasto y desde niño se sintió atraído por la imagen de Carlos Gardel y por el tango que, por aquellos tiempos, se imponía lentamente en los más encumbrados salones.
Se inició en 1937 como vocalista de la orquesta de Antonio Bonavena en el desaparecido Petit Salón, de Montevideo y Corrientes, y continuó su temprana carrera desde el palco del café Nacional, en los conjuntos de Tarabini y De Pose.
En 1939, y cuando tenía 17 años, Carlos Di Sarli lo incorporó a su conjunto, presentándolo en Radio El Mundo, en el cabaret Moulin Rouge (donde tuvo problemas y hasta le prohibieron su actuación por ser menor de edad) y en la discográfica Víctor.
Rufino supo escoger un repertorio que nunca desentonó con su estilo casi coloquial, su registro de tenor, su impecable interpretación que brillaba en tangos como "Corazón", "Decime qué pasó", "Necesito olvidar" y "Cosas olvidadas", que hallaron en su garganta el más preciso acento. En 1942, y luego de un pasaje por la orquesta de Emilio Orlando, Roberto Rufino retornó a las filas de Di Sarli para convertirse en el símbolo de una generación donde se había puesto de moda el binomio orquesta típica y cantor estrella. Dos años después se independizó, mientras que sus grabaciones y sus presentaciones personales lo elevaban al éxito masivo.
Siempre vigente
En 1949 cantó con los grupos de Francini-Pontier y Miguel Caló y en 1952 formó su propio conjunto, conducido, esta vez, por Armando Cupo. Como solista grabó en la empresa Orfeo, actuó más tarde con Roberto Caló, compartiendo el cartel con Elsa Rivas y Leopoldo Federico, y se presentó, sucesivamente, con Armando Pontier y con Enrique Francini. Por aquella época incursionó, también, en el género melódico internacional y en 1964 retornó al tango como solista y se desempeñó, durante dos años, como vocalista de Aníbal Troilo, que lo consideró una de las voces más apreciadas de los escenarios argentinos de esa época.
A pesar del paso del tiempo y del advenimiento de nuevos gustos populares, los éxitos de Roberto Rufino no decayeron. Temas tan entrañables como "Mañana zarpa un barco", "El bazar de los juguetes", "Cómo nos cambia la vida", "Charlemos" o "Cornetín", entre muchos otros, mantuvieron su vigencia tanto en los discos como en sus presentaciones personales.
Junto a Alejandro Romay, ex propietario de Canal 9 (hoy Azul Televisión), Roberto Rufino fue el primer concesionario de Radio Libertad.
En 1993, siempre juvenil y dinámico a pesar de su edad, ofreció un memorable recital en un escenario levantado en el Paseo del Bosque, de La Plata, en el que ovacionaron a esa voz todavía fresca y melodiosa.
El 19 de enero último, Rufino, que a fines del año pasado había sido galardonado por la Sociedad de Autores y Compositores de Música (Sadaic), y que anteriormente fue declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y Ciudadano Emérito de la Cultura Nacional, fue internado en la sala de cuidados intensivos de la Fundación Favaloro hasta ayer por la madrugada, cuando falleció al complicarse su cuadro pulmonar y cardiológico.
Sus restos son velados en Gallo al 700 y recibirán sepultura hoy en el panteón de Sadaic, en la Chacarita.




