
Satriani, un héroe de las seis cuerdas
Presentación del disco "Engines of Creation", con Joe Satriani en guitarra, Stu Hamm en bajo y Jeff Campitelli en batería. En el Gran Rex. Nuestra opinión: muy bueno.
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El tema "Street Fightin´Man", de los Stones, recibe en el Gran Rex a un público hambriento de rock que será largamente satisfecho pues Joe Satriani le dará de comer durante tres horas de una música dura, creada por un guitarrista de una solvencia casi sobrehumana.
Virtuoso, puede tocar de manera fluida como crispada; su dominio del diapasón rebasa ciertos límites tradicionales. Usa el acople asociado a la palanca como si fuese un canto, agudo, penetrante, histérico.
El show fue de una pareja intensidad, sin altibajos. Acompañado por una sección rítmica de amurallada solidez; con el maravilloso Stu Hamm en bajo y el más discreto Jeff Campitelli en batería, Satriani se mueve cómodamente. Suenan ajustados, sin fisuras y casi sin improvisaciones. Todo está meticulosamente estudiado por este guitarrista que logra climas de una fuerza abrumadora, hasta tal punto que durante uno de ellos, "Big Bad Moon", con mucha influencia de Deep Purple, puso de pie al auditorio.
Un power trio en acción
Una breve intro de "Time" es una suerte de carreteo para para que este power trio tome altura.
Usa una guitarra Ibanez (la ñ la perdió en algún lugar de los Estados Unidos) plateada, de sonido tan rico como afilado. Hamm ama los Fender Precission (usará cuatro, uno con cinco cuerdas, durante el encuentro). Campitelli está subido a una discreta batería DJ de tres tambores y dos redoblantes, dos hi-hat y siete platillos.
"Devil´s Slide" es el primer tema fuerte; comienza con un tiempo de 5x7 para luego simplificar la figura rítmica y llevarla a un riff rockero. Suena a música espacial por los efectos. La digitación de Satriani es vertiginosa y de una precisión impecable. Sostiene prolongadas escalas en las notas altas, para rematarlas con acordes pesados que crean un clima ágil. Si bien su música no tiene nada novedoso, el punto es su manera de interpretar; su estilo es de riesgo, aunque su actitud no lo indique. Toca en una cornisa, en la cual hace malabares y hasta alguna que otra acrobacia, todo sin red.
"Satch Boogie" tiene la base redonda boogie woogie, pero es la guitarra de Satriani la que modifica su estructura. La toca de manera lineal, hacia adelante, a pesar de ser un género basado en la reiteración rítmica.
En medio de tanta fuerza se percibe cierta sencillez en las composiciones, pues los temas en su mayoría son de ocho compases con estribillos de ocho, o a lo sumo doce compases, lo cual contribuye a que tenga una sostenida fuerza, ya que una y otra vez regresan a la tónica y no pierden vitalidad. Tampoco son extensos, lo cual facilita la atención del público.
Pide un sí
Después del quinto tema, pide un sí del público: "Gimme a yeah", dice, y que le llega de inmediato; este tren expreso sigue con "Borg Sex", en el que se desencadena una de esas tormentas musicales. La guitarra transmite un clima opresivo ayudada por Hamm, uno de los bajistas de avasallante estilo. Tiene fuerza y un ingenio para construir sobre esos ritmos densos arreglos sutiles. Campitelli es el baterista que todos quieren, preciso y en un precioso segundo lugar, algo así como el "guardián del ritmo", materia prima sobre la cual Satriani consigue climas intensos.
Quizás estamos frente al "plus ultra" de los tríos, pues la relación del guitarrista con el bajista es única, tanto en ideas como en la química que logran sobre el escenario.
Contrapunto y unísono
Gustan de unir temas, luego de "Extremist" (donde Satriani toca la armónica) y "Summer Song", en el cual hace un contrapunto con Hamm del que saldrán construyendo un trabado unísono. Aquí se tomarán quince minutos de descanso. Vuelven con más ganas y atacan con "House Full of Bullets", un tema tan pesado que hace parecer a Led Zeppelin como una banda pop. El riff es un ariete que se incrusta en la atmósfera del teatro. El aire se carga de tensión. Satriani es uno de esos músicos que logran captar la energía del auditorio;cada tanto levanta la mano derecha como si fuese una antena que busca sintonizar esa música que parece provenir de las estrellas (aunque los más prosaicos aseguran que es para mejorar la circulación de la mano). En fin, él sabrá.
Se sabe que son pocos los bajistas que pueden entretener haciendo un solo; el de Hamm fue de antología. En medio de una línea romántica avanza sobre un country usando su bajo como un banjo. Increíble.
Satriani necesitará de varios bises para irse a descansar: "Friends", "Surfing With The Alien" y "Going Down", composiciones pesadas, pero matizadas con líneas de una dulzura manifiesta. Satriani, hombre de palabra, había dicho: "Tocaré tres horas" y lo hizo sin aburrir.






