Floja obra sobre cinco amigos homosexuales
" 5 Gays.com. Despedida de soltero ." Libro y dirección: Rafael Pence. Elenco: Germán Kraus, Fernando Lúpiz, Diego Olivera, Gonzalo Urtizberea, Roberto Antier, Martín Gianola y Matías Desiderio. Arte y ambientación: Sergio Company. Vestuario: Valeria García. Luces: Marcelo Seguí. Asistente de dirección: Elsa Sciascio. En el teatro Lorange. Duración: 80 minutos.
Después de "Los muchachos de la banda", de Mart Crowley, y de "Amor, valor, compasión", de Terrence MacNally, la típica reunión de amigos gay no es una novedad y tiene que superarse mucho para no resultar más de lo mismo. "5 Gays.com" es una pieza del uruguayo Rafael Pence sobre, precisamente, una reunión de amigos homosexuales. La diferencia con las obras mencionadas (ya vistas en Buenos Aires) es que aquéllas exploraban el universo gay con una mayor pretensión psicológica. En cambio, Pence se quedó en una visión superficial, ni siquiera antropológica, en la que se ríe de ese universo. "5 Gays.com" es una obra que prejuzga y sólo acaricia la superficie. En la revista que acompaña el programa de mano se aclara que no es una obra gay. Pero eso es una tontería, como querer explicar qué es una obra heterosexual. Lo que hay, si se quiere, son estéticas distintas. Por lo visto, para el autor, los gays son frívolos, tontos, promiscuos, ventajeros; se dividen entre activos y pasivos, y su ineludible fin es la soledad absoluta.
Resulta increíble que a esta altura de la historia del mundo se haga una lectura tan elemental del supuesto "comportamiento" gay. Aunque las risas de algunos individuos en la platea ante el único beso de la obra aseveran que no se ha avanzado tanto en aspectos pertinentes a la tolerancia.
La pieza hace un inventario de las características y estereotipos del gay y tarda horrores en arribar al nudo del frágil conflicto. Al cabo de un buen rato, el público se entera de que estos cinco amigos se conocieron a través de Internet y que están celebrando la despedida de soltero de uno de ellos, que se va a casar con una mujer, asunto que llega en forma mucho más tardía. De todos modos, es una obra que informa y enuncia y no permite descubrir. El final es apresurado, desordenado y fútil. Cuesta creer lo poco que el autor quiso al personaje central (compuesto por Fernando Lúpiz).
Buenos actores
De nada sirven los esfuerzos de los actores por hacer un poco más sabroso este texto anodino. Pero a los pobres también se los ve absolutamente desprotegidos en una dirección casi ausente. Algunos sólo "dicen" un texto que ni siquiera está bien adaptado del vocabulario español, en el que fue escrito, al habla argentina.
El elenco es parejo, pero sobresalen notoriamente Germán Kraus, Diego Olivera y Gonzalo Urtizberea, quienes se permitieron explorar un poco más el espíritu de sus criaturas y disfrutan de las posibilidades de comedia que se les brindan (aunque a veces los morcilleos sean demasiados). Del mismo modo, Martín Gianola saca provecho del único instante dramático de la pieza.
La escenografía denota una falta absoluta de creatividad y es increíble (literalmente) que un departamento así pueda pertenecer a un gay como Pablo, el personaje de Germán Kraus. De igual modo, hay algunos desajustes con el volumen del sonido. Cada vez que suena un celular en escena, es un estruendo, y la música de fondo tapa los diálogos de los actores.
Es una obra elemental, para un público que sólo busque la risa fácil y sin contenido. Una comedieta de verano en invierno.





