
Juntos, pero separados
Estrenan esta semana sendos unipersonales en La Plaza y en el Multiteatro
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En un sillón de tres cuerpos, allí están Edda Díaz y Carlos Perciavalle sentaditos cada uno en un extremo aunque en la foto se los vea espléndidamente espléndidos. Durante la charla se cuela un inevitable afecto mutuo de gente que se conoce de toda la vida, pero también cuidan la distancia. Juntos, pero separados. Algo similar a lo que va a ocurrir esta semana, ya que ambos retornan al teatro, pero lo hacen cada uno por caminos distintos. Hoy, ella estrenará "Cartonedda", en uno de los bares del Paseo La Plaza. El, el miércoles, estrenará "Carlos Perciavalle, el de ayer, hoy y mañana", en el Multiteatro.
Hace mucho que no se veían. "El ayer es una eternidad...", apunta Perciavalle casi en una veta profunda de su personalidad. "Hace como 12 años que no nos veíamos. Lo que pasa es que Carlitos vive en Punta del Este...", apunta ella casi excusándose o justificándose. Sin embargo, en sus años jóvenes, junto a Antonio Gasalla, Edda Díaz y Carlos Perciavalle se transformaron en un marca registrada de la renovación. En los deliciosos años sesenta estudiaron juntos en el Conservatorio Nacional y junto a una camada entrañable de artistas formaron y fundaron lo que se dio en llamar el café concert. "Estudiábamos juntos, nos divertíamos juntos, trabajábamos juntos e hicimos cosas impresionantes -dice Edda Díaz-. Si hubiéramos hecho una carrera típica quizá no nos hubiéramos dedicado al humor, pero acá nos tenés...".
-¿En aquellos años de formación, vislumbraban que se iban a dedicar al humor?
Perciavalle: -No, yo quería ser Alfredo Alcón.
-¿Y vos una María Rosa Gallo?
Perciavalle: -No, una Bette Davis, por lo chiquitita (se ríen). Yo todas las veces que intenté hacer teatro trágico como la gente se reía, claramente me tuve que dedicarme a otra cosa.
La historia, ya con elementos de leyenda, cuenta que apenas terminaron el Conservatorio, Perciavalle partió para Nueva York donde estuvo trabajando en una salita del Village. Mientras tanto, ella despuntaba el vicio en el bello y tristemente desaparecido teatro Odeón. La historia/leyenda dice que juntos hicieron "Canciones para mirar" y "El Caleidoscopio" hasta que, junto Antonio Gasalla y Nora Blay (quien luego se alejó de las tablas) estrenaron "Help Valentino", en La Recova, un sucucho ubicado en la Avenida del Libertador, frente al desaparecido Ital Park.
Ese espectáculo marcó un antes y un después. Con el tiempo se convirtió en un hito, en una marca, en un lugar de las nostalgias por los tiempos no vividos por aquellos que -por una cuestión generacional- no tuvieron la oportunidad de verlo. "Debería ponerse una plaquita allí que diga "aquí se cambió el humor argentino"", afirma ella.
-¿Fue tan así?
Díaz: -Sin duda. Marcó un humor más intelectual, más acabado.
Para la escenografía de "Help Valentino" contaron con la ayudita de Antonio Berni y Edgardo Giménez, entre otros. "Cuando entrabas el cuartito parecía como un cielo con estrellas y en las nubes se proyectaban películas de Valentino, pero con voces cambiadas que eran avisos de la televisión", recuerda el autodenominado "rey del café concert".
"El público entraba a un ámbito en el que no había diferencia entre la platea y los actores. Era de una imaginación increíble", recuerda ella. "Y de ahí -continúa Carlos, siempre camuflado detrás de unos anteojos "al estilo Maverick"- surgió un poco la participación del público, porque en ese lugar era casi absurdo no hablarle a los ojos al espectador."
-"Help Valentino" se estrenó en el 65...
Díaz: -No, fue el 23 de julio del 66. Es una fecha que tengo marcada a fuego...
Vale la aclaración. Esa noche, entre el público, estuvo el crítico Ernesto Schoo, quien siempre recuerda que en ese mismo momento se dio cuenta de que, junto con lo que estaba ocurriendo en el Instituto Di Tella, comenzaba una nueva época en la historia del teatro argentino cuyos ecos llegan hasta hoy.
"Es que lo que hacíamos era atrevido y distinto. Por otra parte, éramos cuatro humoristas, lo que de por sí ya era toda una rareza.Y fue tal el éxito que se vendían las entradas con cuatro meses de anticipación", recuerda apasionadamente Edda Díaz.
"Y fijate vos que en aquella época ni salíamos en las carteleras de los diarios -se acopla Perciavalle en un diálogo tamizado por la nostalgia-. Era más que under: era el off del off. Para entrar, la gente tenía que correr la ropa de una vecina que siempre dejaba colgada. La gente decía que todo era muy "paquete", muy "divertido". Pero era verdad lo que sucedía ahí. En ese sitio vivía yo y cuando los espectadores se iban, sacaba las almohadas y hacía la cama en el suelo. Ocurre algo: los actores de verdad no podemos hacer otra cosa que actuar. Yo estudié una carrera universitaria, Edda es maestra, Antonio es casi odontólogo... pero si no actuamos no podemos vivir. Tengo 62 años y los momentos más felices los pasé en escena."
Los senderos que se bifurcan
En un artículo publicado en 1971 en La Opinión, Carlos Ulanovsky arma los pasos siguientes a aquel éxito: "Edda Díaz, Gasalla y Nora Blay estrenaron un divertimento memorable llamado "Dejémonos de historias y cosaquiemos la cosaquia". Mientras, Perciavalle fracasaba con "Help Scherezade" pero salía adelante con "Kesakeyo", en El Erizo Incandescente".
- Con el paso del tiempo, ¿les pesa el pasado?
Díaz: -No, para nada. Siento que estoy plenamente vigente. Es más, con el espectáculo anterior cumplí un viejo sueño de ponerme una nariz, al mejor estilo clownesco, porque sentía que tenía algo nuevo para dar. No extraño nada, no vivo de papeles amarillentos. Recuerdo la fecha del estreno de "Help Valentino" porque fue un mojón en mi vida. Es decir, recuerdo cuando lo conocí a Carlos y cuando ese mismo día me topé con Antonio... Eso sí recuerdo. Y aunque pase mucho tiempo sin que nos veamos, ellos están en mi vida, en mi humor. Si cada vez que abrimos la boca me doy cuenta de que tengo cosas de ellos y ellos de mí, porque fueron muchos años juntos... Por eso me encantó el título del espectáculo de Carlos, eso de "ayer, hoy y mañana".
De aquellos años en sucuchos con nombres insólitos (como El Pollo Erótico o El Gallo Cojo), Edda Díaz y Carlos Perciavalle se volvieron a juntar hace alrededor de 24 años. El espectáculo se llamó "Dos estrellas, dos destinos". "No nos fue bien. Yo analizo los fracasos y pienso que nos confundimos de plaza porque lo estrenamos en Punta del Este y era para estrenarlo en Buenos Aires y, recién ahí, llevarlo a Punta. Era un espectáculo de un humor bastante intelectual que no funcionó. Nos separamos con mucho dolor", recuerda Edda Díaz.
"Pero hay algo que es importante en la vida tanto de Edda como en la mía: el fracaso nunca te tiene que tocar el corazón y el éxito nunca se te tiene que subir a la cabeza. Cuando sentís eso te movés con tranquilidad", aporta Perciavalle.
-Formaron parte de un fenómeno colectivo, como el café concert, y hoy estrenan unipersonales. ¿Cómo es eso?
-Perciavalle: -A mí me encanta hacer unipersonales.
-Díaz: -Es muy práctico. Mis espectáculos entran en una valija. Llego y los hago. Mientras tanto hago otras cosas, pero siempre tengo a mano un unipersonal.
Perciavalle: -Yo he hecho "La jaula de las locas", "Cabaret", revista con Tato o Moria, en el Maipo. Obras de teatro, de todo. Pero hacer unipersonales me da placer, me gusta.
-¿Qué pensaste cuando hace pocos años se volvieron a juntar Carlos y Antonio?
Díaz: -Yo siempre supe que ellos se iban a juntar, así como en un momento dado nos juntamos Carlos y yo. Carlos es una persona muy generosa y quería que nos juntáramos. Sé de su constancia, es taurino. Es capaz de derribar una pared para lograr lo que quiere. Yo no soy así, lo que quiero lo logro de otra manera. Pero sabía que Carlos iba a volver a juntarse con Antonio, estaba segura.
Carlos, detrás de esos anteojos negros, dibuja en gesto de agradecimiento, de genuino acercamiento. Ella apenas susurra: "Es la verdad, Carlos". Luego comienza la sesión fotográfica. Y posan, y se ríen con sus mejores sonrisas porque son profesionales en lo suyo. Al momento de la despedida son amables entre sí, pero no hay abrazos o promesas (quizá falsas, pero diplomáticas) de volverse a ver o de compartir los estrenos de sus respectivos trabajos. Y si bien cada uno parte para su lado, de algo uno puede estar seguro: luego de la entrevista les deben de haber aparecido imágenes, abrazos, sensaciones de aquellos tiempos de "Help Valentino", de aquellos locos años sesenta que ellos ayudaron a transformar en más míticos, en más entrañables, en más orientadores del trabajo de los artistas que les siguieron. Porque, en la historia de la escena porteña, si esa generación que forjó al café concert no hubiera existido, los que formamos parte de la camada de los ochenta no hubiéramos podido disfrutar de los Urdapilletas, de las Gambas al Ajillo, de los Batatos, de Los Mellis, de los Tortoneses ni de todo lo que ocurrió en el Parakultural en su conjunto.
Es cierto, en la cuadra de Libertador al 1000, donde estos señores estrenaron "Help Valentino", debería haber un cartelito que dijera "aquí se cambió el humor argentino". Por lo pronto, la avenida Corrientes tiene dos carteles que anuncian sus respectivos espectáculos. No está nada mal.
Edda Díaz
- Junto a Antonio Gasalla y a Perciavalle, fue figura estelar del café concert de los 60 y 70.
- Sus unipersonales constituyeron una marca singular en medio de su larga trayectoria.
- El mes próximo comenzará la filmación de una película de Vera Fogwill.
Carlos Perciavalle
- Se autodenominó El rey del Café Concert.
- Trabajó en películas (olvidables) o en espectáculos, como "La jaula de las locas", que quedaron en el recuerdo.
- Durante el verano, suele presentar sus shows en su casa o en salas de Punta del Este.
La apuesta de Edda
Edda Díaz habla de su "Cartonedda": "Hago distintos personajes y entre todos arman una mirada del país, por algo se llama así. Creo que todos tenemos algo de cartoneros, me refiero a los cómicos, sobre todo. Y en el recorrido hasta recuerdo al Chaplin que, a los 5 años, andaba juntando cosas en la calle para darle de comer a su madre. Claro que todo está contado con mucho humor".
En ese pantallazo aparecerán Mariano Grondona, Elisa Carrió, Mauro Viale y Chiche Gelblung trazando una metáfora de la Argentina actual.
Para agendar
- Cartonedda Unipersonal con Edda Díaz.
La Plaza Corrientes 1660. Sábados de junio y julio, a las 22.30. Entrada: $ 15.
La apuesta de Carlos
Perciavalle habla de su show: "Hago un revival de pedacitos de algunos personajes pero, cosa rara, hago de mí. O sea, voy a estar vestido de negro con algún canutillo perdido por ahí, pero todo sobrio. ¿De qué hablaré? Dependerá de la gente. Desde «Help Valentino» siempre el público fue el otro protagonista de mis espectáculos. Soy un intuitivo nato. Mi único drama es que Carlos Rottemberg (dueño de la sala) me pidió que el espectáculo no durara más de una hora y media. Eso es trágico, porque para mí eso es «hola» y «adiós». Ya veremos..."
Para agendar
- Carlos Perciavalle, el de ayer, hoy y mañana
Multiteatro Corrientes y Talcahuano. Miércoles a sábados, a las 21.30. Domingos, a las 20.30. Entradas: de $ 20 a 25




