
La frustración como metáfora
En la obra de Gobernori, se destacan las actuaciones de Chaud, Carricajo y Rittano
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Deus ex machina , de Santiago Gobernori. Con Elisa Carricajo, Mariana Chaud, Matías Feldman, Eduardo Iacono y Agustín Rittano. Música original: Feldman y Gobernori. Iluminación: Matías Sendón. Escenografía: Javier Drolas y Juan Cruz García Gutiérrez. Coordinación artística: María La Greca y Macarena Mauriño. Dirección general: Santiago Gobernori. Duración: 65 minutos. Teatro Sarmiento.
Nuestra opinión: bueno
En algún momento de su vida, el actor, director y autor Santiago Gobernori dio con el taller de Otto Carlos Nagel (Bubi, según lo llaman sus seres cercanos). La energía que se respiraba en ese lugar un tanto desvencijado de Brandsen le llamó poderosamente la atención.
Según parece, el taller es una especie de museo de proyectos con pasados gloriosos, futuros imperfectos y presentes olvidables. Sin embargo, Bubi y sus tres hijos son como máquinas dispuestas a llevarse el mundo por delante más allá de los fracasos, la hiperinflación alfonsinista, los problemas de salud, las hectáreas que se fueron perdiendo y todos los etcéteras enumerables. De algún modo, para ellos Dios era una máquina y, cabe agregar, una máquina bien argentina (como Dios mismo).
Por eso mismo, cuando la directora Vivi Tellas lo invitó para hacerse cargo de esta nueva página del ciclo Biodrama, en el cual un director de teatro debe narrar la vida de un argentino vivo, Gobernori pensó en Bubi (que, como una mágica yapa, estuvo la noche del estreno aplaudiendo de pie a su otro yo) y en todo ese entorno de casa/taller que conoció gracias a su abuelo cuando él era chico.
Ese espíritu de lucha llevado al extremo está latente en el espectáculo Deus ex machina , la obra escrita y dirigida por Gobernori, en la que se recrea la energía desbordada de este tal Bubi, un inventor empedernido, y sus tres hijos.
Claro que en su traslación escénica, si bien el personaje del padre es el sujeto central biografiado, llamativamente es el más débil de los cinco personajes y el que cuenta con una actuación menos convincente. Algo similar sucede con Fernando, el personaje que visita el lugar (especie de álter ego de Gobernori) y que queda atrapado por la energía que se respira allí.
El latido de la obra
Como contrapunto, los tres hijos (a cargo de Elisa Carricajo, Mariana Chaud y Agustín Rittano) son las criaturas que tienen más cuerpo y, en términos interpretativos, son los trabajos más logrados. A poco de comenzado el montaje, ellos se transforman en el "nervio" del espectáculo, son los que imponen el ritmo y los que generan una efectiva comicidad a partir de estas criaturas tiernamente disfuncionales, convirtiéndose en la columna vertebral de esta decimotercera versión del ciclo Biodrama.
En medio de estos profundos desniveles que dan cuenta de problemas dramatúrgicos y en la dirección, transcurre esta especie de metáfora sobre la frustración cuyo verdadero motor es el aire que se respira alrededor de ese entrañable taller muy bien resuelto en términos escenográficos.
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