
Mayumana: golpe a golpe
Además de la compañía israelí, llega casi al mismo tiempo el elenco inglés Stomp. Ambos espectáculos proponen una fiesta de ritmos y sonidos no convencionales
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CORDOBA.- Curiosamente, la próxima semana se presentarán al mismo tiempo en Buenos Aires dos compañías de percusión: la israelita Mayumana y la inglesa Stomp. Pero la primera se anticipó con sus presentaciones en esta ciudad mediterránea.
En hebreo, Mayumana significa "destreza", traducción que, en términos de espectáculo teatral, remite a la habilidad para mover el cuerpo o a una sucesión de contorsiones y piruetas, y que sin embargo resulta muy acotada para describir el universo de pericias y gracias que despliega esta compañía de origen israelí que visita por segunda vez la Argentina y que anteanoche se presentó por primera vez en esta ciudad.
Mayumana debería ser sinónimo de ritmo, ya que ese es el hilo conductor y el idioma común en torno al cual giran las demás artes interpretativas que confluyen en el espectáculo: música, acrobacia, baile, actuación, humor... y todo combinado de tal forma que impacta en la sensibilidad del espectador y provoca un inusual estado de entusiasmo y alegría.
Horas antes de su debut en Córdoba, la integrante brasileña del grupo (hay artistas de diferentes nacionalidades) intentaba describir la naturaleza de la propuesta: "Es un espectáculo de vanguardia, especialmente porque en una misma compañía hay gente de las más diversas disciplinas y culturas, todos fusionados y hablando a través del lenguaje del ritmo".
Creado en Tel Aviv por los percusionistas Eylon Nuphar y Boaz Berman, Mayumana está integrado por unos 40 artistas "integrales" de distintas partes del mundo. A la Argentina sólo vinieron diez -uno de ellos, Walter Zaga, es porteño- pero alcanza y sobra para desplegar un show que, al menos en la primera función cordobesa, provocó la ovación y el aplauso de pie de un público compuesto por gente de todas las edades.
Las diferentes procedencias de los artistas -que convirtieron a la conferencia de prensa en un evento políglota- resulta clave en la definición del carácter del grupo. No es casual que el espectáculo combine diferentes artes y también distintas tradiciones. A lo largo de una hora y media de show conviven ecos afroamericanos, sonidos árabes, reminiscencias orientales y hasta bases electrónicas.
Para seleccionar a esos 40 artistas del mundo, Nuphar (nacida en Nueva York pero radicada en Israel) y Berman (nacido en Tel Aviv) tomaron audiciones a más de 2500 personas y se tomaron dos años para armar el espectáculo. En ese tiempo, además de crear, improvisar, probar y repasar, cada uno de los seleccionados fue completando su formación y su destreza original.
"Sobre algunas partituras que los directores habían elaborado se fue armando un espectáculo en base a las aptitudes de cada integrante y apelando a la improvisación como motor de la creación. Sin embargo -explica la voz argentina- una vez definida la estructura, ya no hay lugar para improvisar porque todo debe estar perfectamente coordinado."
Al cabo de seis años recorriendo el mundo, hoy Mayumana tiene su propio teatro en Tel Aviv y está a punto de abrir otro en Amsterdam (Holanda). Esa sala, además de un centro de actuaciones, es un importante lugar de formación artística, que cuenta con los mejores profesores del mundo que dictan talleres en diversas disciplinas.
A mover los pies
El espectáculo que Mayumana presentó anteanoche en el Superdomo Orfeo, y que se repetirá hoy con dos funciones, transita distintos climas que varían según el tipo de habilidades y talentos que desfilan por el escenario. Lo que no afloja nunca es el ritmo, que por momentos es potente y contagioso, luego sutil, sensual o juguetón.
Esa explosión de ritmos se sostiene en un trabajo constante de percusión que involucra todo tipo de instrumentos, menos los convencionales. El cuerpo es el más explotado. Palmas, mejillas, abdomen, muslos, todas las superficies son útiles para provocar sonidos, que a veces son potenciados con el uso de tarros de plástico, cajas de lata, tubos de zinc, aletas tipo patas de rana y cualquier otro trasto que pueda ser rescatado de un sótano o una ferretería.
Las onomatopeyas y demás juegos vocales también llegan a conformar una especie de canción sin letra que, excepcionalmente, puede estar acompañada por el sonido de un violín o una guitarra eléctrica como únicos instrumentos tradicionales. Pero cuando todo eso resuena al mismo tiempo, se produce una verdadera sinfonía que naturalmente termina involucrando al espectador, que palmea, chasquea los dedos o golpea los pies en el piso como si fuera un mayumana más.
Ensayos nómades
A veces, ese ritmo imparable es la banda de sonido de una acrobacia genial o de una sesión maestra de capoeira, y otras veces es el lenguaje para una escena humorística que transcurre en la mesa de un bar. En cualquier caso, nunca hay textos y el único idioma elocuente son los movimientos corporales y los gestos. En ese sentido, y cuando se trata de escenas grupales, sorprende la precisión de la coordinación y la perfecta armonía para desplazarse por el escenario.
Para lograrlo ensayan seis horas diarias, en cualquier lugar del mundo donde estén. Porque esta misma compañía que llegó a Córdoba y que luego se presentará en Buenos Aires (del miércoles al domingo), Mendoza (el 8 de septiembre) y Rosario (el 15 de septiembre), estuvo antes en Brasil, España, Japón, Suecia y demás escenarios remotos.
La iluminación, que es otro pilar del show, también es funcional al juego permanente de efectos visuales que propone Mayumana. Oscuridad, luz blanca, luz negra, seguidores, todos recursos que resultan mucho más elocuentes que la escenografía o el vestuario. Sobre el escenario, sólo un cortinado rojo furioso, dos lámparas de techo antiguas y una decena de tachos dorados y grises. La ropa es casi deportiva: remeras de algodón o lycra, shorts y bermudas y borceguíes negros.
Bien ecléctica y divertida, esta propuesta fue vista por cerca de dos millones de espectadores en todo el mundo. Aquí habían programado dos funciones, con 3500 localidades cada una, y a último momento se agregaron dos más. Aún así, muchos cordobeses se lamentan porque no consiguieron entradas.
La noche del debut, en la cola muchos cordobeses se preguntaban si verían algo similar al Cirque Du Soleil (con el que Mayumana intercambió workshops cuando coincidieron en Madrid) o algo parecido a la Fura dels Baus. Los artistas que vienen de Israel dicen que lo suyo no se parece a nada. "Cada compañía tiene su importancia, pero el espectáculo de Mayumana es diferente de cualquier otro. Entonces hay que venir y ver de qué se trata."
Un argentino "integral"
Las palabras de Walter Zaga son de las pocas que resultan inteligibles cuando hablan los integrantes de Mayumana. El es el único argentino de la compañía israelí y, excepto su colega español, es el único que habla castellano. Feliz de estar de gira en el país, cuenta que su ingreso en el grupo "fue por casualidad", más allá de que "a veces uno busca ciertas cosas en forma inconciente."
Baila desde los 14 años y siempre estuvo vinculado de alguna manera a la actuación. Hace cinco años se fue a Europa, llegó a Israel y se enteró de que allí estaban haciendo audiciones para una compañía. "No sabía de la existencia de Mayumana y no vi el espectáculo antes de hacer la audición, pero fui y desde entonces estoy aquí."
Cuando se le pregunta qué requisitos artísticos debe cumplir un integrante del grupo, dice que Mayumana "busca un artista integral que pueda bailar, percutir, actuar y mostrar alguna habilidad fuera de lo común". Aunque lo fundamental es "una base de ritmo y coordinación."
De su experiencia de recorrer el mundo, cuenta que aprendió a trabajar en equipo y a valorar la convivencia. Su colega de Brasil lo interrumpe para agregar que si bien a veces les toca estar en la tierra natal de alguno de ellos, como ahora es el caso de Walter, la mayoría del tiempo están lejos de sus familias y ajenos a los que pasa en sus respectivos países. "Aquí se hacen lazos muy estrechos -comenta en portuñol-. Uno enseña las costumbres del otro y hay un intercambio cultural muy grande. La fusión que existe en el escenario también existe detrás. Si no, este espectáculo no sería posible."
Para agendar
- Mayumana, show de percusión.
Gran Rex, Corrientes 859. Miércoles, jueves y viernes, a las 21.30; sábado, a las 17.30 y 21.30, y domingo, a las 17.30 y 20.30. Entradas desde $ 15. Ticketek (5237-7200).



