
Pieza que rescata la poesía de Marechal
"Las tres caras de Venus" (1952), de Leopoldo Marechal. Intérpretes: Lucas Roma, Patricio Bettini, Alejandro Robles, Sandra Barbale, Facundo Núñez, Ana Paula Rojas y Marisol Quintas. Escenografía e iluminación: Lucas Bardach. Vestuario: Magda Banach. Dirección: Elvira Onetto. Abasto Social Club, Humahuaca 3649. Estrenada el 28 de febrero de 2004.
Nuestra opinión: bueno
A tal punto está degradado y empobrecido el idioma entre nosotros que, al comienzo del espectáculo, oír la límpida, armoniosa lengua de Marechal, suena raro, como ajena, casi como una esmerada traducción. Pero bastan unas pocas frases para reconocer al poeta mayúsculo, que tan admirablemente supo conjugar la cultura clásica con la tradición criolla: "La yegua negra de la noche, con su crin abrojada de estrellas", por ejemplo. Y con no menor destreza, barajar en un mismo mazo la inquietud metafísica con un juguetón humor irónico, que centellea en los ingeniosos diálogos.
Sin la hondura de "Antígona Vélez" o de su original visión del "Don Juan", Marechal (1900-1970) aborda aquí una breve, liviana fábula. El severo doctor Ambrosio sostiene que la mujer es una materia indefinida, que tan sólo adquiere forma, significado, cuando el varón la vierte en el molde que, desde su superioridad intelectual, le obliga a ocupar. Y como prueba, a fin de instruir a su discípulo, el joven y diligente Silvano, le señala a Graciana, su atractiva esposa, a quien impuso reconocer únicamente tres colores -azul, verde, negro- y dos aromas: ámbar y rosas. Todo va bien hasta que en los sueños de la muchacha, limitados a esa gama estricta, irrumpe de pronto, como bestia apocalíptica, un elefante amarillo, insidiosamente introducido allí por Silvano, enamorado de Graciana.
El mundo de formas inmutables de Ambrosio, tambalea, asediado por el misterio poético. Paralelamente, su mejor amigo, Lucio, el arquitecto, ve estallar su implacable geometría bajo el empuje de su mujer, la sensata y pragmática Isabel, a quien no le disgusta la personalidad enérgica de un empresario muy terrenal, un tal Bulloza, cliente de su marido.
En estas luchas entre la mente y el corazón, Marechal despliega un humor disparatado, con alusiones a las novelas de Salgari, a la antigüedad clásica y a una muy reconocible idiosincrasia argentina. El resultado es algo así como el parque de diversiones de la erudición, una leve farsa con insinuaciones de que hay algo más allá de una supuesta realidad concreta.
Grato y breve
Elvira Onetto, de quien se conocen sólidos trabajos ("Marta y Marta", un episodio de "Las polacas"), dirige con buen ritmo y diseña una producción que, dentro de su modestia, apunta a la fantasía loca. Para redondear su concepto necesitaba actores muy dúctiles y muy entrenados en el manejo del humor absurdo: no los tiene, pero saca el mejor partido de las carencias y conforma un espectáculo grato y -ventaja suplementaria- breve.
1
2Interpretó al primer amor de Anne Hathaway, pero lo eliminaron de la historia y decidió cambiar de profesión
3Qué ver en Netflix: las mejores películas y series para disfrutar el último fin de semana del año
4Netflix estrenó Miss Carbón, la película argentina de Agustina Macri que es ideal para ver este domingo

