Rey Lear: regreso del héroe trágico que sucumbe por sus propios actos
Autor: William Shakespeare / Versión y dirección: Jorge Vitti / Intérpretes: Cutuli, Juan Carlos Ricci, Leilén Araudo, Federico Baron, Juan Ignacio Bianco, Fiorella Camji, Tomás Inti Kuselman, Facundo López, Julián Marcove, Mauricio Minetti, Paula Morales, Horacio Nin Uría, Agustín Pardella, Isaías Ruiz, Julio Viera / Vestuario: Cecilia Gómez / Espacio escénico: Gonzalo Córdova, Jorge Vitti / Luces: Gonzalo Córdova / Sonido: Gerardo Boglioli / Sala: en el Centro Cultural de la Cooperación / Funciones: viernes y sábados, a las 20 / Duración: 100 minutos / Nuestra opinión: buena
Una vez más, Shakespeare vuelve a incursionar en las relaciones entre padres e hijos y entre hermanos y la influencia de la naturaleza en la condición humana. El caso está dado por los eclipses que repercutían en el reino, la familia y el individuo.
Si hay caos en el Estado, habrá desorden en la familia; si hay inestabilidad en la política, la habrá en el seno familiar, y si hay un desastre natural, podrá afectar la estabilidad mental de los humanos.
Para el autor inglés, tan dedicado a los grandes personajes, el héroe trágico que alcanza renombre por sus hazañas sucumbe por sus propios actos.
Así como afectó a otros personajes de otras obras, también afecta a Lear, que arbitraria y caprichosamente decide dividir el reino entre sus hijas basándose en la adulación que demuestre cada una de ellas. Lear, Cordelia, Edgardo y Gloucester están del lado del bien; Gonerilda, Regania, Edmundo y Cornwall están del lado del mal. Pero no todo es tan simple, porque los personajes deben transitar por las ambiciones y desventuras para purificarse y surgir como seres nuevos.
Paralelamente a las desventuras de Lear, Gloucester también padece lo suyo con sus hijos. Ambos descomponen la familia y se tienen que enfrentar a su decisión: Lear termina loco y Gloucester, ciego.
Hacia estos problemas familiares está orientado el enfoque de Jorge Vitti, en una versión que subraya fundamentalmente estos dilemas. Y lo hace con eficiencia, ritmo y una dinámica interesante, dentro de un marco escénico, diseñado por Córdova y Vitti, que marca con estructuras verticales cada uno de los espacios que se necesitan. Estructuras con aberturas que facilitan los desplazamientos y establecen la dinámica.
Cutuli encarna al protagonista con una actuación convincente, aunque debería remarcar la dicción en los momentos conmovedores, para que su sentimiento llegue directamente. Lo secundan en el mismo nivel Juan Carlos Ricci y Mauricio Minetti, con el aporte total de sus experiencias.
Del resto del elenco cabe mencionar la certera composición que realizan los jóvenes actores, especialmente Agustín Pardella, en una valiosa interpretación como el bufón.
En cuanto a las actrices, responsables de componer a las tres hijas de Lear, exponen una composición corporal rígida y distante, como si no se permitieran elaborar internamente las emociones que las sacuden para poder expresarlas no solo con el texto, sino también con el cuerpo.
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