
Lía Salgado regresó con un apagado talk show
"Con Lía Salgado", talk show conducido por Lía Salgado. Escenografía: Tete Mendoza. Producción: Soledad Piva. producción ejecutiva: Daniel Bustos. Dirección: Marcelo Moltoni. Una producción de Laos Publicidad para Canal 7, de lunes a viernes, a las 16.
Nuestra opinión: regular.
Con temáticas sociales a veces fuertes y controvertidas y en otras ocasiones más cercanas a problemas cotidianos o de convivencia en la gran ciudad, Lía Salgado regresa a la TV y nos recuerda que todavía funciona como fórmula televisiva ese esquema tradicional de talk show con moderador, un panel de invitados y una tribuna que puede o no intervenir en forma ocasional, cuyo apogeo tuvo lugar hace alrededor de una década. Entre nosotros, esa estrella se apagó con rapidez y parecía casi olvidada; en otros países de América latina persiste, gracias a la explotación forzada y ruidosa de situaciones personales o familiares escandalosas a las que se prestan personas que pagan el precio de hacer el ridículo con tal de aparecer unos minutos frente a la pantalla.
No es este último, afortunadamente, el caso de "Con Lía Salgado", que evita escrupulosamente el costado más morboso y explotador de esta clase de programas. El talk show de Canal 7 tiene otras miras y horizontes, con participantes más formados y comprometidos -a partir de experiencias personales o formación profesional- en los temas que se debaten. El rango de cuestiones abordadas es muy amplio y puede ir desde las dificultades de una pareja que desea adoptar un hijo hasta la necesidad de organizar la circulación de las motos en las calles de la Capital Federal, más pequeños intervalos en los que la conductora puede referirse a alguna novedad editorial o se dedica a comentar las bondades de alguna pomada o fórmula rejuvenecedora fuera de las tandas publicitarias.
Pero más allá de cierto tono mesurado que el programa fue ganando desde un comienzo algo más impactante, "Con Lía Salgado" todavía no puede superar en su abordaje cotidiano el umbral del diagnóstico y la enunciación de situaciones que a veces pierden miras y perspectivas en medio de debates por lo general apagados y escasamente sustanciosos. Casi nunca parece haber aquí un genuino intercambio de miradas que apunten a alguna conclusión superadora.
La tribuna integrada por el público se asocia al tono apagado y opaco sugerido por la escenografía del programa y también al propio estilo de Salgado, que a veces parece confundir los roles y abandona su lugar de moderadora para participar abiertamente como una panelista más y sembrar alguna confusión.
"Con Lía Salgado", tan sujeto a un esquema rígido, no deja al televidente más que un voluntarioso catálogo de buenas intenciones y deja la sensación de que, planteado de este modo, el modelo clásico de los talk shows -que en este caso, vale insistir, toma distancia de la vulgaridad y el exhibicionismo que se han hecho lugar común en el género- no logró superar la prueba del tiempo. En el fondo, cada emisión parece un revival de la TV de otros tiempos.





