
Marcelo Tinelli volvió y arrasó
El primer programa de "El show de Videomatch" promedió 38,3 puntos de rating
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"Necesitamos un cambio", dijo un muy serio Marcelo Tinelli en el primer programa del año de "El show de Videomatch", que logró con una audiencia promedio de 2.321.000 espectadores según Ibope el segundo rating más alto de la historia del ciclo. Así quedó holgadamente justificada la expectativa abierta desde que el animador más exitoso de los últimos años se enfrentó, hace un mes, con las autoridades artísticas de Telefé por diferencias a la hora de definir la oportunidad de este regreso.
Anteanoche, ni siquiera alguien tan acostumbrado a la broma como Tinelli pudo evitar ante las cámaras una referencia directa sobre la durísima crisis que golpea a la Argentina. La figura televisiva cuyo apellido fue símbolo y emblema de la frivolización de la sociedad y de la política en la primera parte de la década del 90 cerró su esperada vuelta a la TV sin ahorrar dureza para hablar de la realidad.
Más formal que de costumbre (saco oscuro y camisa sport), Tinelli cuestionó la devaluación y reclamó el final de las listas sábana, una mayor independencia del Poder Judicial y más honestidad en la vida pública. Aunque en un momento lo traicionó el subconsciente en sus palabras, admitió haber cambiado de idea respecto de dos años atrás, cuando sostenía con entusiasmo que la única salida de la Argentina no era Ezeiza. Y tuvo fuertes adjetivos y frases irónicas para criticar a las autoridades del Scotiabank.
En ese bloque final "político", las palabras del animador fueron ilustradas por un clip musical de tono humorístico (la sátira a la Corte con ritmo tropical: la "cumbia suprema") y otro mucho más severo e impactante, con los retornados Gauchos desde la plaza de los Dos Congresos adaptando un tema de Pink Floyd a la situación que sufren millones de argentinos.
Con los efectistas Gauchos rodeados por chicos de la calle, imágenes de la marginalidad, citas de los políticos más cuestionados y cuadros con lacerantes cifras de pobreza y desocupación se cerró la parábola de un programa que dos horas antes se había iniciado desde la lujosa casa que Juan Sebastián Verón habita en Manchester y con el futbolista acompañando allí en otro clip a la ya clásica parodia de los Backstreet Boys.
Así promete ser "El show de Videomatch", que durante este año jugará "un campeonato de muchos partidos". Algunos se disputarán desde el Lejano Oriente, donde Tinelli prometió estar mientras se juegue el Mundial en una apuesta de alto costo para una TV tan empobrecida como la nuestra.
A la vez, la espectacular llegada en helicóptero de Freddy Villarreal caracterizado como Fernando de la Rúa anticipó el regreso de "Gran cuñado". Ese logrado sketch sirvió además como prólogo para otras parodias que llegarán próximamente, como "Lo que el banco se llevó".
En vez de innovar o de presentar nuevos personajes, Tinelli prefirió dejar en claro que en la temporada número 13 de "El show de Videomatch" perfeccionará algunas creaciones ya probadas con el propósito de reafirmar su identidad y la de su programa.
Por eso ingresó en el estudio presidido por un diseño escenográfico impactante (puentes con luces y un doble círculo metálico que se abre y se cierra) mientras la voz de Fito Páez cantaba "Es sólo una cuestión de actitud". Y por eso no se privó de decir algunas frases filosas detrás de una actitud general ciertamente cortés ("El muerto goza de buena salud") o bromas visuales o verbales que tenían como destinatario a Claudio Villarruel, su ex productor general y actual responsable de contenidos de Telefé, afectado como nadie por aquel sonado portazo de un mes atrás. Como en los viejos tiempos, Villarruel prefirió el perfil bajo y siguió el programa desde el control en vez de concretar ante las cámaras "el abrazo que nos íbamos a dar como San Martín y Bolívar" imaginado por el conductor.
Virtudes y defectos
En el programa inaugural quedó demostrado una vez más que el ciclo de Telefé puede llegar en materia de imagen casi a la perfección. Ya hay un "estilo Videomatch" que logra rendimientos visuales notables al "vestir" cada uno de los clips con creatividad visual y una exacta sincronización entre juegos de cámara y movimientos coreográficos cuidados hasta el detalle, a los que se suma un destacado trabajo final de edición.
Es una pena que tal esfuerzo y algunos originales hallazgos de humor visual queden visiblemente degradados por la fervorosa prédica de Pablo Granados, Pachu Peña, Larry de Clay o Waldo en defensa del chiste pueril de escaso gusto y de la rima elemental con sentido escatológico.
Lo mismo vale para la ya cansadora (pero por lo visto muy festejada) insistencia a utilizar la fórmula de la cámara oculta para sorprender a algún desprevenido con una broma pesada.. Aunque en este caso el "chiste" fue presentado como una suerte de represalia de José María Listorti contra la vedette Mónica Ayos, que lo hizo caer en el mismo juego el año pasado, reírse de alguien que actúa de buena fe mediante cámaras ocultas es entrar siempre en un terreno resbaladizo que genera más inconvenientes que beneficios. A menos que pensemos que divertirnos a costa de un incauto (anónimo o famoso) y regodearnos por lo mal que la pasa sea parte de esa idiosincrasia nacional que "El show de Videomatch" siempre aspiró a representar.
Donde sí Tinelli logró el efecto buscado, y con creces, fue con la historia en episodios en la que enfrenta, en sueños, una serie de peripecias surgidas como obstáculos para impedir su regreso a la TV junto a Pablo Echarri, Bandana, el elenco de "Cantando bajo la deuda", el campeón de natación José Meolans o el equipo de San Lorenzo. Mientras Tinelli jugaba a reírse de sí mismo y de su propia fama (aquí sí muy bien), ninguno de sus interlocutores creía que volvería a la TV.
Detrás del simulacro, "El show de Videomatch" está de vuelta. Con su inigualable capacidad para convocar a ricos y famosos y la vocación autorreferencial de los sketches, que no importa el argumento siempre terminan rindiendo culto a la personalidad del conductor. Con lugar para el chiste más pedestre y para secuencias visuales de ingeniosa resolución, como la brillante apertura en forma de dibujo animado al estilo Gorillaz.
Y con una primera y contundente ratificación de la audiencia (38.3 de rating promedio es una cifra altísima para estos tiempos) a la figura que quizás mejor contribuyó a definir la TV argentina de los últimos tiempos.
"Son amores", el gran derrotado
- El pico de 41,2 puntos de rating logrado por "El show de Videomatch" casi a las 22 de anteanoche (cierre de una primera hora sin cortes publicitarios) convirtió al regreso de Tinelli en el programa más visto del año y puso al rojo vivo la batalla entre Telefé y Canal 13. Este último, hasta la semana pasada, festejaba un liderazgo general debido en buena medida al éxito de "Son amores". Pero el programa cayó en forma contundente frente a Tinelli: los 30 puntos que venía cosechando diariamente se redujeron anteanoche a apenas 17,7 de promedio.




