
Savater y un viaje que se abre a las tentaciones
"Los pecados capitales de Fernando Savater" , ciclo de divulgación y reflexiones filosóficas. Conducción: Fernando Savater. Actor invitado: Mauricio Dayub. Idea y producción general: Eliseo Alvarez. Producción ejecutiva: Camila O’Donnell. Coordinación general: María Angeles Mira. Escenografía: Gabriel Díaz. Realización: Pablo García. Una producción de Tranquilo Televisión y el canal de cable Todo Noticias, los domingos, a las 23.
Nuestra opinión: muy bueno
Pocos temas ligados a la reflexión filosófica y teológica resultan a la vez tan atractivos como expuestos a naufragar en las aguas de la banalidad como el de los llamados siete pecados capitales. No resulta extraño, pues, que la TV se muestre de tanto en tanto siempre dispuesta a caer en semejante tentación a través de algún ciclo de ficción con adaptaciones de textos clásicos o por medio de espacios de reflexión como el que acaba de estrenar la señal de cable Todo Noticias (TN).
Así las cosas, una nueva producción de estas características no llamaría la atención de muchos, pero ocurre que en estos tiempos televisivos animarse a hablar de asuntos tan trascendentes, sobre todo si la búsqueda de respuestas transita, como aquí, por caminos nada superficiales, es una actitud más que oportuna que merece ser recibida con el mayor entusiasmo.
El ciclo no parece dirigido a quienes conocen con algún detalle la obra de Fernando Savater, pero seguramente despertará un paulatino interés entre quienes, por inquietud o simple curiosidad, estén dispuestos a compartir el afán divulgador, el espíritu didáctico y el muy buen humor del escritor y pensador nacido en San Sebastián.
Cómodo como pocos de sus colegas en un medio que exige traducir a palabras y frases de fácil comprensión la reflexión muchas veces ardua sobre cuestiones trascendentes de la condición humana, Savater aparece aquí como presentador, introductor y disparador de una serie de interrogantes que deja completar a sus invitados, quienes irán rotando según el tema (o el pecado) que se trate. En este sentido, cada programa mezcla un par de conversaciones prolongadas con segmentos breves dedicados a asuntos bien concretos.
Así pasaron, en el programa inaugural, Roberto Fontanarrosa y Tomás Abraham como invitados especiales, aunque éste se sintió mucho más confortable para hablar sobre el "pecado de los pecados", la soberbia. El humorista rosarino, en cambio, navegó a la deriva entre generalidades, cayó en la dispersión y dejó en su extensa participación menos riqueza reflexiva que las breves respuestas aportadas desde la mirada religiosa por un sacerdote, un rabino y un dirigente islámico a las preguntas sin vueltas que les formulaba Savater a propósito del primero de los pecados tratados en el ciclo. Al rabino Daniel Goldman, por ejemplo, el filósofo español le preguntó por qué siempre se identificó al pueblo judío como "el elegido".
En esta búsqueda simultánea y no excluyente entre respuestas más o menos precisas y cuestiones abiertas a la duda o planteadas con signos de interrogación radica el poderoso atractivo de un ciclo que cuida con similar esmero la elección de los invitados y una sugerente propuesta visual que incluye un contrapunto algo impostado con el mismísimo diablo, que tiene aquí el rostro de Mauricio Dayub.
Con su gracejo y una admirable economía de palabras, mezclando el conocimiento del entendido y el ansia de saber que tiene el neófito, Savater compromete al espectador en un viaje cuyo trayecto puede resultar más revelador que el momento de la llegada. Travesía que, en tiempos no muy lejanos, no hubiese faltado de la programación nocturna de alguno de los canales abiertos.





