Sutil diferencia entre erotismo y pornografía

"Una mujer desnuda y en lo oscuro -dicen los versos de Benedetti en la canción de Serrat- es una vocación para las manos, para los labios es casi un destino, y para el corazón un despilfarro... una mujer desnuda es un enigma, y siempre es una fiesta descifrarlo." Es poesía erótica. Tributo de alto vuelo a la mujer.

Una mujer semidesnuda, mostrando pechos frente a las cámaras de la televisión, con las luces a giorno y retorciéndose en poses sexuales, asida a un caño, poco después de las 10 de la noche, es pornografía.

Un pope de la televisión, que interviene en el programa, muy seguro de su ignorancia confundió los términos. Y lo avaló atribuyéndole perfiles de erótico.

El pobre dios Eros, de la mitología griega, nunca supuso que lo denigrarían tanto cuando a lo erótico se le fue quitando la magia. Eros, hijo de Afrodita, de Ares, de Iris o del propio Zeus (eterna conjetura), era sólo un niño alado y desnudo que se divertía disparando sus flechas de dulce veneno, para encender de amor los corazones de los seres humanos, sin importarle edades ni sexos.

La pornografía, también de etimología griega, sufrió parecidas deformaciones de su sentido originario. Porque pornee , equivale a prostituta, y graphein , a escribir. Pornografía se refiere, entonces, a un escrito sobre prostitución (Real Academia dixit).

Lo erótico parte del amor entre dos personas. La pornografía alude al sexo, no al amor, y suele ejercerla una sola persona.

Si se desconocen estos orígenes, la confusión cunde tanto como la estupidez.

Ya Herbert Read en su libro Al diablo con la cultura , en el capítulo sobre "El problema de la pornografía" argumenta -claro que fue a mediados de los 60- que este asunto no se resuelve con censura sino con la prevención. Pero su propuesta cobra hoy visos de ingenuidad. Porque si bien es cierto que la moral se fortalece con la libertad, no es aplicable ahora, en medio del libertinaje sostenido por el posmodernismo.

Dos hechos contundentes lo confirman: 1) el meneado "horario de protección al menor" es un convencionalismo hipócrita de nuestra sociedad. Porque los chicos de hoy ven televisión -solos o junto con sus padres- por lo menos hasta la medianoche; 2) desde el más tierno bebe hasta cualquier niño o adolescente (además de jóvenes, adultos y viejos) puede ver en cualquier quiosco de la ciudad cientos de revistas con mujeres semidesnudas o enteramente desnudas y en las más variadas poses de incitación sexual.

Los pechos de las mujeres son moneda corriente para todo el mundo y a toda hora.

Lo que ocurre es que esta pornografía de la televisión abierta, en programas otrora especializados en denigrar al ser humano, hoy se "divierte" grotescamente frente a todo el mundo, mostrando, en horas pico, porno que se supone reservado a canales de adultos.

El pequeño Eros seguirá haciendo su trabajo, silenciosamente. Y merece respeto. Y agradecimiento

La pornografía a toda luz denigra a la mujer y a la sociedad.

Por René Vargas Vera

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