
Un clásico que se anima
El Chavo , serie animada creada por Roberto Gómez Bolaños. Productor ejecutivo: Roberto Gómez Fernández. Coordinación general: María Esther Palma Navarrete. Dirección: Heriberto López de Anda. Producción general: Roberto Gómez Bolaños. Una producción de Anima. Por Telefé, los sábados, a las 10.45.
Nuestra opinión: bueno
Verdadero fenómeno de continuidad entre el público de habla hispana a lo largo de más de tres décadas, El Chavo prolonga una vida televisiva nacida en 1973 con una ambiciosa serie animada, en principio integrada por 26 capítulos de media hora cada uno, con un estreno simultáneo, anteayer, en varios países latinoamericanos. La Argentina no podía quedar afuera: aquí también la repercusión popular del ciclo mexicano fue considerable y se sostuvo más allá de las innumerables repeticiones de episodios muy añejos.
Con sus protagonistas reales ya muy grandes o en algunos casos fallecidos, como Ramón Valdés (Don Ramón) o Angelines Fernández (Doña Clotilde, la "bruja del 71"), El Chavo busca en los dibujos animados, como tantos otros éxitos televisivos del pasado, la oportunidad de ratificar su identidad y a la vez ir más allá de sus propios límites a través de las posibilidades fantásticas que ofrece este nuevo escenario. La animación, en términos de tiempo y espacio, tiene fronteras mucho más flexibles y los personajes ahora pueden volar, viajar a través de los sueños y experimentar con el cuerpo toda clase de movimientos y cabriolas.
Diseñados y puestos en acción a partir de un muy prolijo trabajo de animación digital, la versión dibujada de El Chavo parece responder en la configuración de las acciones y en las actitudes de los personajes (especialmente cuando algún gesto facial o corporal queda congelado) a la influencia de la animación japonesa. Los fondos escenográficos están muy bien trabajados y, en lo que hace al retrato de cada personaje, se tuvo el cuidado de subrayar y destacar las marcas identificatorias que los hicieron reconocibles y que muchos televidentes latinoamericanos se acostumbraron a repetir a lo largo del tiempo.
Esto deja en claro que Roberto Gómez Bolaños (creador de la serie y también responsable de esta actualización) quiso que cada instancia reconocible de la historia del Chavo permaneciera con este nuevo ropaje animado. Así pudo incorporar a todos los personajes originales con la notoria excepción de la Chilindrina, cuya protagonista (María Antonieta de las Nieves) mantiene con Gómez Bolaños desde hace un buen tiempo una desgastante pelea por la posesión de los derechos de ese nombre. La ausencia de la Chilindrina es tan visible como el protagonismo que adquieren aquí Quico y el Ñoño junto al Chavo. Florinda, Don Ramón, Doña Clotilde y el señor Barriga aparecen en lugares destacados, en tanto el profesor Jirafales quedó fuera del debut, con una serie de enredos en torno de un ramillete de globos.
Al dibujo no le faltan situaciones ingeniosas y chistes muy eficaces, en especial cuando se ve al personaje de Don Ramón permanentemente descolocado frente a doña Florinda. Sin embargo, se extraña aquí (y la comparación es inevitable) ese espacio abierto para la imaginación que proponían los personajes de carne y hueso. La "vecindad" que los congrega es, aquí, un espacio donde todo es visualmente posible y a quienes conservan la memoria de los viejos episodios tradicionales les costará un poco adaptarse al nuevo entorno.
Las voces de los personajes son impecables, pero desconocemos a quiénes pertenecen. Como una vez más Telefé mutiló inexplicablemente los títulos finales de crédito, no pudimos saber, por ejemplo, si alguno de los protagonistas históricos de una serie entrañable -cuyo perfil original será irreemplazable- hizo algún aporte en este sentido.





