Juventud, divino tesoro: Barney Finn repasa la gran obsesión de Tennessee Williams
Oscar Barney Finn, un experto en el dramaturgo norteamericano, repone este jueves un clásico poco visitado, Dulce pájaro de juventud, con Beatriz Spelzini y Sergio Surraco
A fines de la década del 50 el dramaturgo norteamericano Tenne-ssee Williams dio a conocer en Broadway Dulce pájaro de juventud, uno de sus textos poco resonantes aunque no menos inquietante. Con dirección de Elia Kazan, la obra fue protagonizada por Geraldine Page y Paul Newman. Después de escribir materiales muy emblemáticos como El zoo de cristal, La gata sobre el tejado de zinc caliente o Un tranvía llamado deseo, Williams ingresó en un opaco tramo de su carrera que fue signado por el fracaso de la representación de Orfeo desciende, del que le costó salir. Luego concibió Dulce pájaro de juventud, una pieza que en la Argentina ha sido muy poco representada. Se recuerdan puestas encabezadas por Pepita Serrador y Carlos Estrada a comienzos de los años 60 y una segunda versión, de 1976, que estuvo protagonizada por Eva Dongé y Atilio Marinelli.
Bajo la dirección de Oscar Barney Finn, la obra subirá a escena el próximo jueves en el Teatro 25 de Mayo. El creador es un profundo conocedor del autor. Montó La gata sobre el tejado de zinc caliente (2007), Noches romanas (2013), pieza de Franco D'Alessandro que busca rescatar la amistad entre Williams y la actriz italiana Ana Magnani, y, antes, a comienzos de la década del 80, dirigió en Canal 7 un programa denominado Oh, querido Tennessee, donde diferentes intérpretes recuperaban fragmentos de algunos de sus textos.
A mediados de la década del 90, Barney Finn comenzó a fantasear con la idea de poner en escena Dulce pájaro... Había convocado a María Rosa Gallo y al uruguayo Taco Larreta, pero el proyecto no pudo concretarse. Muchos años después, quienes se interesaron por ingresar en la producción fueron Leonor Benedetto y Gonzalo Heredia, pero, por otros compromisos, finalmente no pudieron integrarse a la puesta. Esta nueva versión será recreada por Beatriz Spelzini, Sergio Surraco, Carlos Kaspar, Malena Figó, Victorio D'Alessandro, Pablo Mariuzzi, Maby Salerno, Pablo Flores Maini, Gastón Ares y Sebastián Dartayete. La obra está ambientada en el sur de los Estados Unidos, en Mississippi, en una pequeña ciudad en la que el joven Chance Wayne intenta conquistar a Heavenly, la hija de su jefe. Este está convencido de que el muchacho es poca cosa para su hija y decide enviarla a Europa. Chance se va del lugar y comienza a desarrollar una carrera artística. Pasado un tiempo regresa acompañado de la célebre actriz Alexandra Del Lago, una mujer decadente a quien le cuesta aceptar el paso del tiempo.
"Transitar Noches romanas me permitió conocer en profundidad el mundo de Williams -confiesa el director-. Me fui comprometiendo con cada una de sus etapas creativas. Creo que hace esta obra en un momento muy desesperado y, de alguna manera, se convierte en una bisagra en su producción. Después viene una debacle muy terrible, atraviesa muchos fracasos. En este texto el autor vuelve a instalar esas parejas estupendas como Blanche y Stanley, de Un tranvía llamado deseo; Alma y John, de Verano y humo; o Brick y Maggie, en La gata sobre el tejado de zinc caliente".
Pero más allá de esos paralelismos Finn encuentra que hay otros temas que se reiteran, como la hipocresía dentro del mundo familiar o la cuestión del hombre negro, en pleno estallido en los años 50. "Para montar estos textos no es fácil encontrar a los actores -dice el director-. Tiene que ser gente que quiera al teatro. Por suerte encuentro eso en este elenco. Lo interesante, además, es rescatar estas obras con una perspectiva en el tiempo. Encontrar cómo uno vuelve a contar al autor".
Beatriz Spelzini y Sergio Surraco son los protagonistas de esta historia, que posee múltiples aristas oscuras. Sus personajes, Alexandra Del Lago y Chance Wayne, son seres sumamente particulares. Spelzini afirma que son criaturas que para escapar de la realidad, que es espantosa, "tratan de embellecerla y usan como escape el alcohol, las drogas. O intentan no verla, un poco como fue la vida de Williams, sumamente tortuosa", añade la actriz. La intérprete soñaba con hacer este personaje. Recuerda que vio la versión que hicieron Eva Dongé y Atilio Marinelli y quedó sumamente impresionada. Durante un tiempo, investigó las cualidades de Amanda, de El zoo de cristal, aunque ese trabajo nunca se estrenó. "A ella la conozco -cuenta la actriz de El principio de Arquímedes y Rose-, la comprendo. Pero este mundo me resulta más difícil. Alexandra no es del tipo de actriz que he tenido a mano. Esto no es Hollywood. Tampoco estuve frecuentando una carrera que tiene que ver con un éxito tan grande, sobre todo en el cine. Alexandra es una de esas enormes figuras que había en los Estados Unidos. Pero hay cosas de Williams que comprendo muy bien. La fragilidad de esos seres que quedan marginados cuando pierden aquello que tiene valor en la sociedad, como la juventud, el dinero o criaturas como las de El zoo de cristal, que quedan afuera porque no van a poder ser asimiladas, no nacieron para la rapidez de esta sociedad, para el sueño americano".
Para Sergio Surraco, los dos personajes protagónicos "son Tennessee", sostiene el actor, y agrega: "Él está expresado en esas dos personalidades. En los fracasos de cada uno. Son almas gemelas. En el caso de Chance, es un hombre lejano a cualquiera de nosotros, por lo que vive, por lo que no puede lograr. Él se ha pasado viviendo en los extremos. Es un gigoló, una persona que quiere triunfar, ser actor. Él es bello, atractivo y utiliza ese don para conseguir cosas. Un hombre que usa a los demás para poder sobrevivir".
El paso del tiempo se ha convertido en un gran conflicto para Alexandra Del Lago. Ha sido una gran figura, exitosa, pero ha entrado en un terreno en el que ya no se reconoce. "Muchas veces no querés ver ciertas cualidades de los personajes y preferís tomar distancia de ellas - cuenta Spelzini-. Yo con la juventud tengo un problema. No me convenzo cuando me dicen: 'Se crece y uno se vuelve más sabio'. No. La pérdida de la juventud es la pérdida de la juventud. Más la empezás a valorar cuando la empezás a perder. No me muero con esa pérdida. No es lindo. Estamos atravesados por esta sociedad en la que perder la juventud hace que se te cierren muchas puertas. Hay un culto a la juventud muy grande. La decadencia física y el hecho de ser una actriz potencian esa dificultad".
La presencia de autores norteamericanos como Tennessee Williams ha sido muy determinante en la formación de estos intérpretes, por lo cual ellos conocen muy bien sus universos creativos. "Son personajes complejos del siglo XX, pero también pueden pertenecer a esta época. Wayne puede ser un personaje de Gran Hermano. Un chico que busca la fama y se expone demasiado. Este hombre ha hecho cosas, pero no ha podido trascender y utiliza a Alexandra Del Lago. Él quiere lograr algo, pero siempre elige mal. No mide la vida a través del pensamiento, sino de la acción", afirma Surraco.
Dulce pájaro de juventud se repone, después de muchos años, en Buenos Aires. La primera intérprete que tuvo la pieza en el país, Pepita Serrador, escribió en la revista Vea y lea, en 1959: "El teatro de Williams es, a mi entender, un teatro hecho de recuerdos. En todas sus obras adviértese la militancia del pasado, destruyendo el presente. Y tal vez en este leitmotiv del ayer radique la personalidad desconcertante, rica en contrastes, de este hombre que al afirmar con la pluma el atrevimiento y hasta la grosería la reviste de un halo poético que la define, defiende y soslaya".
Dulce pájaro de juventud
Dirigida por Oscar Barney Finn
C.C. 25 de Mayo, Triunvirato 444
Jueves a domingos, a las 20.30
Entrada, $300
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