
1 minuto de lectura'
Es una lastima que John Hughes no haya estado vivo para escuchar el soundtrack de New Moon: es La chica de rosa de estos tiempos de locura por los vampiros. En efecto, si Hughes estuviese haciendo El club de los cinco 2010, los compañeros de celda de Molly Ringwald tendrían que ser un vampiro, un zombie, un hombre-lobo y lo que sea que fuera Judd Nelson. Como cualquier chica gótica puede atestiguar, los chicos muertos en vida son mucho más cool que los de carne y hueso.
La genialidad de la saga Twilight es la forma en que celebra la pasión de las locas por los colmillos –típicamente norteamericanas–, con Robert Pattinson como el perfecto pinup boy bebedor de plasma: está bueno, es sexy y está muerto en vida. New Moon es entonces la banda de sonido de una película, pero también un álbum conceptual acerca del vínculo que existe entre las chicas adolescentes y sus imaginarios novios chupasangre.
Como película, Luna nueva no está muy lejos de La chica de rosa, sólo que ahora Duckie es un hombre lobo. Por eso resulta apropiado que el soundtrack mantenga ese mismo nivel de excelencia, lleno de melodrama new wave. Si el soundtrack original de Crepúsculo apuntó a la grandilocuencia rockera, como el hit de Paramote "Decode", el modelo de este año es silencioso y climático. New Moon rejunta un equipo de pesos pesados del indie rock –Thom Yorke, Death Cab for Cutie, Grizzly Bear, Bon Iver– y podés apostar tu remera del Team Jacob que todos están a la altura de la ocasión. Death Cab marca el ritmo con su excelente "Meet Me on the Equinox", una canción para los besos de Edgard y Bella en la que Ben Gibbard rumia: "Dejá que nuestros cuerpos se entrecrucen / pero siempre sabé que todo termina". ¡Nosferatu tástico!
Todo fluye junto, ya que la mayor parte de la música sigue el mismo modelo básico: guitarra acústica, voces de haceme-tuya-bajo-la-luz-de-la-luna y sintetizadores con cuerdas de mal agüero. Prácticamente todos los cantantes del disco tratan de sonar ingleses y de labios-temblorosos, ya sean de Los Angeles (Sea Wolf), Las Vegas (The Killers) o Estocolmo (Lykke Li). Quizás hayan obtenido su inspiración en parte por saber que esto iba a ser un éxito total, pero también suena mucho a que se inspiraron con la oportunidad de cantar acerca de la lujuria vampiresca, exponiendo sus costados ñoños más abiertamente de lo que se atreverían en sus propios discos.
Como sea, los destacados no paran: la pianística "Possibility" de Lykke Li, la severa "Satellite Heart" de Anya Marina, la exagerada "A White Demon Love Song" de los Killers... "Hearing Damage" de Yorke es la que más sobresale, innegablemente. Es una golpeada balada electrónica que no se parece mucho a sus trabajos previos como solista, pero que expande el estilo de In Rainbows: Yorke gime sobre zumbidos de sintetizadores: "A mis ojos, no podés hacer nada mal".
Cada época tienen su propia fantasía de vampiros. Los 60 del Swinging London tuvieron a los vampiros mod de películas de la Hammer como Drácula: príncipe de las tinieblas. Los 80 tuvieron a los chicos de Que no se entere mamá, con la pandilla biker de muertos vivos liderada por Kiefer Sutherland. En nuestros días tenemos de todo, desde True Blood hasta Let the Right One In. Pero la saga Crepúsculo los supera a todos por ser tan cotidiana: Todos estos demonios se están peleando por una chica totalmente normal en un monótono pueblo del noroeste en la costa del Pacífico. La música de Luna nueva es digna de la historia porque captura la cotidianeidad sombría con las obsesiones sexuales que bullen por debajo. John Hughes estaría orgulloso; y Bram Stoker, también.
1
2Mario Massaccesi: su curiosa “cartulina de los deseos”, los traumas de su infancia y su acto de “rebeldía amorosa”
3Ian Lucas le declaró su amor a Evangelina Anderson en pleno show en Vélez: “Es la mujer más linda de Argentina”
4El ex Gran Hermano que se alejó de los medios y abrió su local de comida en el Barrio Chino

