
Todo para el cliente consentido
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Acostarse cómodamente en un cine mientras el mozo acerca un plato gourmet, o llenar varias veces la copa para brindar sin preocuparse por la vuelta al volante, y hasta tener una cita romántica en helicóptero que termine en un restaurante que abre sólo para dos, se puede hacer realidad en un mundo que se parece bastante al del genio de la lámpara de Aladino. Es que cada vez más empresas se ocupan de consentir a sus clientes casi sin límites.
"Tenemos el caso de un señor que para el cumpleaños de 15 de su hija quería largar una banda de luciérnagas detrás de ella cuando entraba a la fiesta, en una quinta", cuenta Myriam Ruiz Díaz, manager de Negocios de Axa Assistance, que brinda el servicio concierge a tarjetas de crédito platinum. "Y una vez otro señor pidió que le averiguáramos si se podía traer una máquina criogénica, la que usó Walt Disney para congelarse", recuerda. Y, por más insólito que pueda ser el pedido, nunca le dicen no al cliente. En el caso de la máquina de Disney, averiguaron que existía en una ciudad de Estados Unidos y cuál era el costo, aunque no se podía traer al país porque no estaba homologada en la Aduana argentina. "Siempre tenemos el beneficio de la sorpresa. Del otro lado del teléfono pueden pedir todo lo imaginable. Desde que les recordemos un cumpleaños hasta que los despertemos al día siguiente. Nuestro límite es lo legal", advierte Ruiz Díaz.
"A nosotros nos pidieron desde comprar alhajas en el exterior y llevarlas a domicilio hasta importar zapatillas de Estados Unidos", dice Ignacio Giménez Zapiola, director de marketing de American Express. Aunque asegura que "los servicios más utilizados son los de accesos a espectáculos locales o internacionales donde los clientes no pueden conseguir entradas".
Cine y tenedor
"Lo mejor del cine premium son los asientos, que parecen de primera clase de un avión. Permiten ver la película en una posición supercómoda. Están agrupados de a dos, y cada par de asientos está bastante alejado del otro", se entusiasma Luz Akilian, una espectadora de 28 años que acaba de mirar una película en una de las dos salas premium del shopping DOT.
Es que ahora es posible comer un plato elaborado desde una butaca que se hace cama, al mismo tiempo que se mira una película. "Lo que más destacan los espectadores son los sillones reclinables, y sorprende el botón para llamar al mozo", dice Laura Najlis, gerente de marketing de Cine Hoyts. "Todo acompaña a una experiencia diferente con un valor agregado. En vez de comer y después ir al cine, se pueden hacer las dos cosas a la vez."
En estos cines el tenedor desplazó a su fiel compañero, el cuchillo, porque todo llega cortado: un lomo con tapenade de olivas y ratatouille de vegetales tiernos, o una pechuga en bocados crocantes con papas cuña. Los platos se sirven con presentaciones especiales para permitir que el público no se pierda ni un detalle de la película.
Otro ritual
Otra firma que consiente a sus clientes es la de café Nespresso, que ofrece un servicio personalizado a través del club al que se asocian automáticamente los que compran una máquina de esta marca, que es la única forma de tomar este café, que llega en cápsulas que sólo pueden volverse café en estas máquinas.
"Tenemos contacto directo con los consumidores, los conocemos y sabemos qué café les gusta", afirma Luisa Weber, manager para la Argentina de la empresa. Cuando un cliente necesita reparar su máquina recibe una de reemplazo, para que no se prive de este café ni por un día. Los sabores son exclusivos. Algunos ejemplos: rosabaya de Colombia (con notas de frutos rojos, vino), Cosi (crema suave y notas cítricas), Vivalto (notas florales), y ediciones limitadas anuales (generalmente, de alguna cosecha que haya resultado particularmente excepcional). "Sólo el 1% de la producción mundial de café es Nespresso", sostiene Weber.
Y si lo que se tomó no es precisamente café, para estos casos existen los ángeles guardianes. O El Angel Guardián, en realidad, empresa que facilita choferes que van a buscar a quien haya tomado de más y por esto mismo no pueda manejar, y llevan al cliente a casa, sentado en el asiento de atrás. "También puede tratarse de algún otro inconveniente, no sólo relacionado con la ingesta de alcohol", explica el abogado Víctor Varone que fundó esta empresa junto a su socio, Gabriel Iezzi.
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