Todos los detalles del show de Julian Casablancas + The Voidz, en Vorterix
Una mirada detrás de la música y la presentación del líder de The Strokes
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"¡Tristeza humana! ¡Tristeza humana!".
El pedido del público es unánime, sobre el final, llamativo y, sin embargo, esperable: se reclama el tema Human Sadness.
Es el show de Julian Casablancas + The Voidz, una de las formaciones del líder de The Strokes, aquella banda que supo volver a poner en el centro de la escena al rock de guitarras, a principios de los años 2000.
Es la cita en Vorterix, y empieza a las diez de la noche.
"Tristeza humana".
Lo que viene sucediendo en las presentaciones de Julian & Cía por América del Sur es lo mismo que está pasando ahora: el grupo repasa su disco Tyranny (2014), adelanta temas del próximo álbum, se ciñe a esta propuesta, se habla poco, aunque no se calla.
El público está al tanto.
Se alternan balbuceos, falsettos tiernos, arreglos virtuosos de guitarra, cambios de instrumentos en los músicos (de la batería al bajo, del bajo al teclado), protagonismo percusivo, a veces, afro.
Julian Casablancas no parece haber querido convertirse en este ícono cool neoyorquino en el que se convirtió prácticamente desde el debut de la banda que lo llevó a la cima, Is This It.
Por eso, acaso, se lo ve disfrutar cuando esquiva el estereotipo y se tropieza en escena, literalmente, un par de veces. Se agacha, está encorvado, muestra poco su rostro. Esquiva los primeros planos fotográficos, o los focos encandilantes.
Él mismo quisiera funcionar como una suerte de eyector de masas, como alguna vez desearon ser Kurt Cobain (con su horrorizada lectura interpretativa de Nevermind) o como Lou Reed (con su propuesta invasiva Metal Machine Music). Pero no llega (¿igual que ellos?) a interpelar el gusto popular. Al contrario, se lo reclama esta noche en Colegiales.
Julian. Él mismo acepta las definiciones sobre esta propuesta que lo trae nuevamente a Buenos Aires: hay un desencanto grunge, una intención anti-sistema que lo hermana a sus admirados Nirvana y Pearl Jam. Pero hay más: un grito destructor, un efecto colateral, una expansión de la rebeldía, un guiño a lo Black Flag. Un mensaje anti-guerra o anti-sistema. Sobre la tiranía. Y más puntualmente, sobre la política estadounidense actual, a la que suele definir como monárquica.
¿Tristeza humana?
El tema (este gran tema) repite como mantra una frase del antiguo poeta musulmán Rumi: "Entre todas las ideas sobre el bien o el mal, hay un terreno. Te encontraré allí".
Y si bien éste es un atípico single, casi progresivo, de once minutos y con video a modo de mini-film, esto es lo que se reclama y espera desde el público. Desde todos. "Ser es no ser", dice Casablancas.
Y allí nace un paisaje o una tierra donde uno puede no estar de un lado ni del otro de los puntos de vista: intentando la totalidad o, felizmente, el cruce.
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