Truman Shows en clave violenta
Después de haber anticipado la tendencia, el cine vuelve sobre la televisión con terribles vueltas de tuerca
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En su faceta más profética, el cine fue pionero a la hora de anticipar el fenómeno de los reality shows televisivos. Películas hollywoodenses (como "The Truman Show", de Peter Weir; "EdTV", de Ron Howard) y europeas (como "La muerte en directo", magistral trabajo del francés Bertrand Tavernier) ya habían desatado un gran debate sociocultural sobre la fascinación casi morbosa que provoca la emisión en directo durante 24 horas de la vida de seres comunes, mucho antes de que ciclos como "Big Brother ("Gran Hermano") hicieran explotar los ratings en Europa, los Estados Unidos y ahora también en la Argentina.
Incluso de manera un poco más tangencial, films como "Sliver, una invasión a la privacidad", "1984", "Carrera contra la muerte", "El cuarto poder", "Asesinos por naturaleza" y la reciente "Náufrago", que bien puede verse como una versión solitaria y sin presencia mediática de "Expedición Robinson" ("Survivor" en el contexto internacional), también habían adelantado distintas miradas hacia la competitividad exacerbada, el voyeurismo , el súbito salto a la fama y a la violencia contenida (y no tanto) que se desprenden de estos reality shows de convivencia forzada.
Pero ahora que la televisión ha tomado la delantera en la exposición pública de las miserias privadas, los guionistas de cine -siempre atentos a los fenómenos masivos- se han visto obligados a redoblar la apuesta tanto con historias que se ubican en ese pantanoso terreno donde se confunden realidad y ficción como con versiones radicalizadas y en muchos casos futuristas que intentan predecir las tendencias más peligrosas de los reality shows.
En las últimas semanas, películas de orígenes y propuestas tan disímiles como "Series 7-The contender", del norteamericano Daniel Minahan, y "Battle royale", del japonés Kinji Fukasaku, han provocado una enorme controversia por su exposición de una violencia explícita en el terreno de los reality shows (la primera) y en el educativo (la segunda).
A estos nuevos Truman Shows, a esta suerte de reality cine , se suman otras películas, como "Sansara", del francés Siegfried (firma así, sin apellido), que apuestan a una estética de inmediatez e interacción con la realidad que va mucho más allá incluso de los postulados del promocionado movimiento danés Dogma 95, liderado por Lars von Trier.
En efecto, este segundo largometraje de Siegfried, un músico y fotógrafo de 27 años, apunta al denominado "cine freestyle". "Hay que dejar que la vida real interfiera en la película. Como en el jazz, las imágenes responden a un tema y, a partir de allí, la historia debe surgir como en una jam-session", indicó el artista en una entrevista concedida al diario madrileño El País.
Rodada en una decena de ciudades -entre ellas, Madrid, París, Tokio, Milán, Budapest y San Petersburgo-, "Sansara" transcurre en las calles, en los bares, con situaciones que se improvisan con involuntarios actores que ni siquiera saben que están siendo filmados. A Siegried le basta un puñado de técnicos e intérpretes audaces (como las bellas actrices españolas Silke y Emma Suárez), y algunas buenas ideas para registrar situaciones que tienen un poco de ficción y bastante de documental.
Todos contra todos
Pero la película que más crudamente retrata la escalada tragicómica de los reality shows es "Series 7", opera prima de Minahan. Este realizador de 37 años e interesantes antecedentes previos en la BBC de Londres y como guionista de "Yo le disparé a Andy Warhol", desarrolló su película en el taller del Instituto Sundance y luego la estrenó en la muestra que lidera Robert Redford y la exhibió también en el reciente Festival de Berlín.
"Series 7" describe el funcionamiento interno de "The contender", el reality show más visto de la televisión en un futuro cercano, donde los participantes deben eliminarse... físicamente. Los organizadores escogen por sorteo a cinco nuevos participantes que deben enfrentar al campeón de los ciclos anteriores. A cada uno de ellos se les entrega un arma y se les asigna un camarógrafo para que siga sus movimientos. En este cruento juego de gato y ratón, sólo uno podrá sobrevivir.
Pero Minahan radicaliza aún más su propuesta a la hora de definir sus personajes: la ganadora de las dos ediciones anteriores del ciclo es Dawn, embarazada de ocho meses (con toda la carga emotiva que eso implica para ella y para el espectador), y entre sus rivales aparecen una veterana enfermera de fuertes creencias religiosas que se convierte en una envenenadora letal, una típica joven insegura de 18 años con padres posesivos, un obrero de la construcción, un hombre obsesionado por las conspiraciones y -finalmente- un artista pacifista que sufre un cáncer terminal y que, en principio (sólo en principio), no tiene problemas en dejarse matar.
Minahan filmó "Series 7" en video digital, con cámara en mano, y en apenas 21 días, pero dedicó más de cinco meses a un minucioso trabajo de edición. El resultado final es de una contundencia dramática que somete al espectador a un shock emocional que resulta muy difícil de soportar.
En diálogo con La Nación , en el marco del último Festival de Berlín, Minahan indicó: "Tanto el reality show como las promociones del propio programa que aparecen en la película son una versión amplificada y satírica de ciclos como "Cops", "The real world" o "Big Brother". Entiendo que la historia puede resultar por momentos corrosiva y hasta incómoda, porque si bien está lejos de ser una apología de la violencia tampoco propone la tranquilidad de una denuncia desde la corrección política. El film nos plantea el conflicto de manera frontal y hace que sea el público el que discuta una vez que se prenden las luces".
Tras la inevitable repercusión mediática que generó la proyección de "Series 7" -film que fue comparado con el fenómeno de "El proyecto Blair Witch"- se produjo un caso más de la permanente retroalimentación entre televisión y cine: Minahan fue convocado por varios ejecutivos de cadenas estadounidenses para llevar su idea y sus personajes a la pantalla chica: "Será una suerte de precuela (lo contrario de una secuela), que mostrará lo que ocurrió en "Series 5" y "Series 6", pero adaptado a los límites que, hoy por hoy, acepta la televisión de mi país".
Escándalo japonés
Todavía mayor es la controversia (que llegó a la censura directa) generada por "Battle royale", nuevo trabajo del director japonés Kinji Fukasaku, un veterano de 71 años cuya filmografía de más de 40 largometrajes incluye clásicos como "Tora! Tora! Tora!" e influyó decisivamente en realizadores como John Woo y Quentin Tarantino.
"Battle royale" es una historia futurista en la que 42 revoltosos alumnos secundarios son enviados por las autoridades a una pequeña y remota isla con un mapa, comida y varias armas. Ellos deben enfrentarse durante tres días hasta que sólo uno quede vivo y pueda regresar a su hogar. Los jóvenes son obligados además a usar un collar explosivo que puede ser detonado por los organizadores si infringen alguna de las reglas.
Basado en el polémico best seller de Koushun Takami, el film no ahorra situaciones escabrosas, ya que los alumnos no tienen más remedio que matar a sus mejores amigos y novias para sobrevivir.
Tras una dura lucha contra las autoridades japonesas, que intentaron por todos los medios legales prohibir su estreno comercial, "Battle royale", protagonizada por el prestigioso actor y director Takeshi Kitano (como un maestro que coordina el "juego"), se convirtió en un gran éxito comercial tras su lanzamiento en diciembre último. Ahora, los productores están a punto de lanzar la "versión completa y sin censuras" del film, que promete una dosis aún mayor de humor negro y violencia explícita.
En el ámbito internacional, la película se presentó en medio de una enorme expectativa en el Festival de Rotterdam y fue una de las más disputadas por los compradores internacionales en el European Film Market que se desarrolló de forma paralela al Festival de Berlín.
Fukasaku indicó que "esta película es una clara provocación cuyo único fin es generar un debate lo más amplio posible. En un Japón tan superpoblado, tecnificado y mediatizado, soluciones drásticas como las que muestra "Battle royale" ya no resultan tan delirantes. La estructura hipercompetitiva de los reality shows despiertan en la gente fantasías del tipo "sálvese quien pueda", o "ganar a cualquier costo", que pueden resultar muy peligrosas. Mi película es apenas un alerta sobre esa tendencia".
El cine -quedó claro- anticipó el fenómeno de los actuales reality shows. Por el bien de la humanidad, es de esperar que no ocurra lo mismo con los escenarios que predicen películas apocalípticas como "Batlle royale" o "Series 7".
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