
U2 llevó el vértigo a San Pablo
La banda irlandesa, que la semana que viene se presenta en la Argentina, dio un muy buen show anoche en el estadio de Morumbí
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(ANSA) - U2 desmanteló su bomba avallasadora de rock en Brasil, en un impecable concierto ofrecido ante 73.000 personas en el estadio Morumbí, San Pablo, en el cual no faltó la tradicional arenga pacifista del cantante Bono, que también hizo explotar al público cuando deseó que Brasil gane el Mundial de fútbol de Alemania.
La banda irlandesa fundada hace casi treinta años recorrió en la primera de las dos fechas previstas en Brasil varios de sus clásicos, pero la apertura levantó al público con la ejecución de City of Blinding Lights y Vértigo.
La primera escala brasileña del Vertigo Tour 2006 incluyó en el final a la canción, añeja, de 1983, "40", con la que la banda se despidió. Alli Bono Vox dejó su crucifijo (al fin de cuentas, es irlandés de Dublín) colgando del micrófono, como una suerte de Dios que deja al hijo en ese aparato.
U2 presentó por primera vez en Sudamérica, tras pasar por México, su último CD "Cómo desmantelar una bomba atómica".
Todos simbolismos del cantante-militante elegido como hombre del año 2005 de la revista Time por su lucha contra la pobreza mundial. Desde el escenario, se ganó al público de entrada, con una campera con la bandera brasileña. Después una frase mágica en épocas de ansiedad premundial.
"Estamos listos para el hexa. U2 es irlandés y Dios es Brasileño", dijo Bono, previendo una sexta Copa del Mundo brasileña. La presencia de U2 en Brasil fue negociada hasta por el propio delantero Ronaldo, de Real Madrid, su amigo.
Pero ni el agradecimiento por el plan "pobreza cero" (quiso decir Hambre Cero) al presidente Luiz Lula da Silva ni las loas hacia el carnaval "que une a pobres y ricos, a la derecha y a la izquierda" eran necesarios para ganar al público.
Bono, el guitarrista The Edge, el bajista Adam Clayton y el baterista Larry Mullen Jr., durante dos horas y cuarenta minutos hicieron delirar al Morumbí, que cantaba junto a Bono, desde un escenario.
La banda recorrió toda su trayectoria desde un escenario de 60 metros de ancho y 25 de alto, más una pasarela en forma de círculo que permitió al cantante rozar los dedos con los de la multitud.
La banda, que toca por segunda en vez en Brasil -lo había hecho en 1998- interpretó grandes éxitos como Beautiful Day, Misterious Ways y Pride (in the name of love). Elevation, Until the end of the world y When I Still haven´t found when i´m looking for.
Promediando el show, U2 tocó Miss Sarajevo y Bono hizo subir al escenario a un niño de 12 años que no podía creer donde estaba. A continuación, la pantalla gigante pasó en portugués la Declaración de los Derechos del Hombre. Luego cantó la canción carnavelesca Esta chegando a hora, una versión brasileña con los acordes de Cielito Lindo.
El show parecía terminar cuando Bono ordenó al público encender sus teléfonos celulares -con el estadio a oscuras-, para transformar los caros aparatos en luciérnagas con pantalla líquida. Enseguida vino One, cantada por Bono y los 73.000 asistentes.
A la hora de los bises, la banda ejecutó el poderoso Zoo Station, The Fly (con final de Satisfaction, de los Rolling Stones), Mysterious Ways y Whit or Whitout you, canción en la cual Bono Vox seleccionó a una morena a la que subió al escenario como cenicienta. Acarició y abrazó a Bono mientras cantaba, le robó un beso al despedirse. La banda se fue desperdigando dejando al público cantar "40", tema del disco War de 1983. Fue el final.
Además de la función que deben ofrecer el martes, U2 tiene previsto asistir el viernes al Carnaval de Bahía, en la ciudad de Salvador, nordeste de Brasil, invitados por el ministro de Cultura de Brasil, el músico Gilberto Gil.
La guitarra que usó para tocar algunos acordes de One será donada y subastada para que los fondos sean destinados al Plan Hambre Cero del gobierno brasileño.
Bono almorzó el domingo en Brasilia invitado por el presidente Lula, a quien calificó como uno de sus "héroes".






