Un asesino serial en una cruzada divina

Que los actores decidan pasarse del otro lado de la cámara cuando alcanzan la madurez en sus carreras es algo bastante habitual en Hollywood. Lo que no es tan común es que conciban una opera prima tan convincente como "Las manos del diablo" ("Frailty"), debut en la dirección de Bill Paxton, que además la protagoniza.

El actor de 48 años, visto en films como "Un plan simple", "Apolo 13" y "Twister", rodó en apenas 37 días y con un austero presupuesto de 11 millones de dólares una producción independiente llena de tensión, suspenso y hondura psicológica. El resultado es un impactante thriller de impronta hitchcockiana y sin efectos visuales innecesarios que fue recibido con calurosas críticas y una buena respuesta de público no sólo en los Estados Unidos sino también en territorios europeos como el español.

Basada en un guión original del hasta ahora ignoto Brent Hanley, "Las manos del diablo" comienza con una confesión: Fenton Meiks (Matthew McConaughey) llega en una noche lluviosa a la oficina central del FBI en Dallas y asegura saber quién es el asesino serial más buscado por el agente Wesley Doyle (Powers Boothe). Lo que sigue es un largo flashback en el que Fenton va narrando la historia familiar con su padre (interpretado por el propio Paxton) convertido en un fanático religioso que asegura estar siguiendo directivas de Dios para encabezar una campaña de exterminio de hombres supuestamente poseídos por fuerzas demoníacas.

La forma en que los dos hijos del asesino reaccionan frente a las órdenes de su padre en esta cruzada contra el diablo es la médula de este terrorífico y sobrecogedor relato que ofrece, por supuesto, un desenlace inesperado.

Más allá de las convincentes actuaciones de McConaughey y Boothe, es Paxton el que más se luce no sólo en la dirección sino también en la creación de su personaje, al que Stephen Holden, crítico de The New York Times, calificó como "la más aterradora aparición desde que Jack Nicholson se convirtió en el desquiciado homicida de "El resplandor"". Nada menos.