Un género trajinado, en formato creativo
"Pacto con la muerte" ("Desperate Measures"/1997), producción norteamericana presentada por Líder Film. Guión: David Klass. Fotografía: Luciano Tavoni. Música: Trevor Jones. Intérpretes: Michael Keaton, Andy García, Brian Cox, Marcia Gay Harden, Joseph Cross y otros. Dirección: Barbet Schroeder. Duración: 100 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.
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Barbet Schroeder demostró en "Mi secreto me condena", "Mujer soltera busca" y "El beso de la muerte" su notable pericia para manejar el thriller psicológico y su agudeza en elaborar climas e intrigas plenas de suspenso y acción. El sobrado oficio del director se manifiesta una vez más, y posiblemente con mayor elocuencia que en sus anteriores trabajos, en "Pacto con la muerte", una historia que tiene el privilegio de mantener al espectador aferrado a su butaca desde el principio al fin.
La trama es por demás original: un detective de la policía de San Francisco, cuyo pequeño hijo necesita urgente un donante de médula espinal, decide elegir a un psicópata homicida condenado a prisión perpetua para que se convierta en el salvador de la vida del chico.
Pete purga su condena en una celda de máxima seguridad y Frank, el detective, logra luego de tensas entrevistas que el peligroso delincuente acepte el trato. Sin embargo, detrás del aparente gesto humanitario de Pete se esconde su perfecto plan de fuga que pondrá en marcha de la manera más cruenta apenas ingresado en el quirófano, dejando a su paso un tendal de muertos y heridos.
Frente a estos dramáticos sucesos, el policía planea, a su vez, una dura misión y terrible dilema: dar caza al asesino y, al mismo tiempo, velar por la integridad física del posible salvador de su hijo.
En torno de esta dinámica trama, Barbet Schroeder vuelve a examinar sus obsesiones acerca del bien y del mal, las dos caras de una misma moneda que muchas veces tienden a confundirse.
El guión posee un ímpetu y un nerviosismo subrayados por la excelencia de una fotografía de sombrías tonalidades, una música que eleva la permanente tensión del relato y un encuadre que juega como elemento catalizador de toda esta cacería humana.
El gato y el ratón
El film va más allá de esa simpleza a la que acostumbra el cine norteamericano en este género tan trajinado. "El mundo -dijo en alguna oportunidad Barbet Schroeder- no debe verse en blanco y negro; la vida es más complicada." Y en este film el cineasta lo demuestra a través de sus dos personajes protagónicos -un impecable Andy García, un expresivamente sádico Michael Keaton-, ambos dispuestos a jugar al gato y al ratón y siempre listos el primero para salvar la vida de su hijo y luchar contra su intachable respeto hacia la ley, y el otro dando rienda suelta a su retorcido cerebro de criminal sin futuro.
Entre argucias, mentiras y tenebrosas situaciones, la historia va adquiriendo grandeza emocional sin descuidar ese punto neurálgico del thriller que, aquí, se transforma en un género pleno de interés y de permanentes cortocircuitos emocionales. Lo que es muy deseado por el público afecto a estos relatos que poseen la pericia de la imaginación y de la astucia.
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