
Un Taviani para la colección
La Nación habló con Vittorio, uno de los célebres hermanos que dirigen cine
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MAR DEL PLATA.- La llegada del realizador italiano Vittorio Taviani -el hermano mayor de esa dupla creativa a la cual Marcello Mastroianni llamaba "Paolo-Vittorio"- le dio al Festival una dosis necesaria para todos de energía vital, gracia, inteligencia e interés cinematográfico. "Tu ridi", la última película de estos hermanos que dirigen juntos desde siempre, desde 1962, compite por el Ombú en esta competencia.
Claro que la felicidad completa hubiera sido tener a los dos realizadores de "Padre Padrone", "Kaos" y "La noche de San Lorenzo", entre otras, "pero Paolo a último momento tuvo que renunciar", dijo un Vittorio verborrágico, de 69 años, quien demuestra no ser sólo una buena mitad al representar a su hermano, sino una excelente unidad al expresarse ante la prensa.
Una vez más basada en relatos de Luigi Pirandello, como la épica "Kaos", de 1984, "Tu ridi" ("Tú ríes") se compone de dos cuentos: "Felice", la historia de un cantante de ópera en la Italia fascista de los 30, quien a raíz de un problema de salud se ve condenado a trabajar en la parte contable del mismo teatro que alguna vez aplaudió sus éxitos, y al dormir ríe, pero no puede recordar sus sueños, ni siquiera revivir conscientemente lo que lo hizo tan feliz. "Due sequestri" ("Dos secuestros") son dos historias entrelazadas por la violencia en la Sicilia del año 800 y la Sicilia contemporánea.
"Este film no nace de una relación inmediata con Pirandello -dijo a La Nación el realizador-. Paolo y yo estábamos trabajando en la historia de ese niño de 12 años que en Sicilia fue capturado y asesinado, una historia verídica. Sentíamos la necesidad de contarla, porque vemos que en el mundo la violencia se ejercita especialmente sobre la inocencia de la infancia. Entonces nos acordamos de que Pirandello también había hablado de un secuestro en Sicilia, donde también hay violencia y muerte. Hace 100 años un tipo de violencia y hoy, otro. Nos interesaba ver cómo en un espacio de 100 años la violencia devenía de humana a técnica con el asesinato de la criatura. Entonces pensamos que cada uno de estos dos secuestros tomaba luz del otro y que podíamos contar lo que en un siglo se había transformado en la semilla de la violencia. Este Pirandello es, cada vez, una sorpresa. Entonces decidimos recoger otra historia, la de "Felice", que se une a las otras con el hijo rojo de la violencia, pero en esta parte tendimos una gran historia de amor." En la vida y obra de estos dos realizadores nacidos en San Miniato (Vittorio en el 29 y Paolo en el 31), el fascismo ha sido un monstruoso padre todopoderoso que no los ha dejado solos ni a sol ni a sombra. Y que, de algún modo, pudieron combatir a través de la ficción. "Sí, yo considero a mi vida afortunada porque nosotros nacimos bajo el fascismo. Cuando éramos pequeños nuestro padre, un abogado perseguido por el fascismo, no nos dijo nada para no exponernos al peligro. A nosotros, el fascismo nos parecía potente, absoluto y eterno. Y tuvimos la suerte de ver, en el lapso de un verano, al fascismo caer y ver quiénes eran los contrarios. Y fue una buena experiencia poder ver al bien vencer sobre el mal, experiencia que muchos jóvenes de hoy no tienen. En momentos de angustia en nuestra vida este recuerdo sigue latente", explicó Vittorio.
Buen cine o la muerte
Paolo y Vittorio decidieron que su futuro estaba detrás de una cámara cuando vieron, de adolescentes, la película "Paisá" (1946), de Roberto Rossellini. Paolo decidió estudiar artes en la Universidad de Pisa, y Vittorio, derecho. "Y finalmente no me recibí, aun teniendo todos los exámenes dados y la tesis lista, porque me dije: "Si yo haciendo cine alguna vez siento dificultades, no quiero tener que recurrir a la abogacía por estas dificultades". Quise romper los puentes a mis espaldas para que ese título universitario no me tentara a ejercer en caso de emergencia." Entonces, cuenta que con su hermano Paolo sellaron un pacto terminante: "Decidimos darnos diez años de tiempo. Si en ese lapso no lográbamos hacer un buen cine y alcanzar el éxito, con el resto de la plata que nos quedaba comprábamos una pistola y nos matábamos. Cuando lo dijimos estábamos convencidos de decirlo seriamente, pero ahora no sabemos si lo hubiésemos hecho", contó entre risas.
De la figura paterna que tanto retrataron en sus films, Vittorio dice que lo único autobiográfico fue "La noche de San Lorenzo", "que justamente es la historia de nuestro padre, al que nosotros hicimos pasar en la ficción por campesino pero que en realidad era abogado". Entonces recuerda esa película sobre la Italia fascista, que la National Society of Film Critics eligió en 1983 mejor película, y dice: "Nosotros estábamos en ese sótano refugiándonos de los alemanes y fue nuestro padre quien dijo: "Voy a ir del lado de los norteamericanos y no de los aliados"".
Con enternecedor encanto, Vittorio dice: "Nuestro padre es muy importante en nuestra vida. Era el único no fascista de la ciudad en la que vivíamos, un gran abogado y un amante de la ópera. Y lo amamos. De todos modos, creemos que tienes que matar a tu padre para iniciar tu vida, y a la vez tienes que honrarlo porque tu padre es la memoria". Entonces cuenta que el señor Taviani sólo tenía un gesto de aquel pastor de "Padre padrone", ganadora de la Palma de Oro en Cannes, protagonizada por Omero Antonutti, aquel severo pastor que había condenado a su hijo al silencio de las pasturas en la zona montañosa del sur de Italia, quien luego se convirtió en un licenciado en la comunicación. "Mi padre, cuando quería retarnos por algo malo, levantaba la mano y luego se rascaba la cabeza. Ese gesto lo reprodujimos".
La pregunta del millón es saber cómo trabajan a dúo."En un momento pensamos que eran dos medias neurosis que juntas hacían una única neurosis. Pero no es un método: el cine es un arte de colaboración, porque una película está hecha por miles de creatividades. Lógicamente que el director es el protagonista, pero se vale de un guión que está hecho, muchas veces, por más de una mano".
Pero cuando se pregunta si es que además hay una cuestión de necesidad por la cual no podrían trabajar el uno sin el otro, Vittorio apunta: "Cierto, nuestra complicidad no es una elección poética sino una necesidad, y el resultado de esta unión de nuestras creatividades es un resultado que nos complace a ambos. Es paradójico, calculo que un director cuando está solo está en conflicto con sí mismo porque siempre hay dos en la contradicción de la creación de una obra. Mi ilusión sería poder hacer una película solo".
Filmar de a dos
Entonces cuenta que todas las mañanas salen a caminar por un parque donde comienzan a madurar las ideas. "Muchas veces decimos que salen de nuestras pesadillas nocturnas, de esas preguntas que uno no puede contestar y provocan angustia -revela-. Así es como diseñamos juntos la película, sentado uno frente al otro; también elegimos a los actores. Y cuando nos parece que la película está muy clara empezamos a filmarla. Pero el cine es un animal imprevisible y lo que pensaste en la mesa no siempre es lo más apropiado. Un ejemplo: hoy tienen que filmarse diez escenas que tenemos bien claras en nuestra mente. Por las modificaciones que ya dije nos levantamos antes de la troupe y ponemos a punto estas últimas perfecciones. Cuando empieza la filmación, Paolo dirige y yo tengo que quedarme en el monitor callado. Todo el equipo tiene que responder a una sola voz en ese momento. Si veo que una cosa no va, empiezo a golpear el piso. El se da cuenta, interrumpimos, hacemos una junta en silencio entre los dos y ahí intercambiamos los lugares. Hay un problema cuando las escenas en lugar de diez son once, ahí es un drama porque hay que elegir quien tiene el privilegio de filmar la última".
Y para concluir, Vittorio regala una cita de Aristóteles que a él lo apasiona sobre el espectáculo: "Dice que debe infundir terror y piedad. El espectador debe sentir piedad de los protagonistas y horror por cómo sufren. Porque si el público vuelve a casa con esos dos sentimientos, a la noche pensará que el mundo va a cambiar".
"Jóvenes, intenten más"
MARDELPLATA.- Vittorio Taviani está al tanto del proyecto de intercambio y colaboración entre el cine italiano y el argentino elaborado por Anica (Asociación Nacional de Industrias Cinematográficas, Audiovisuales y Multimediales). "Un italiano por mes" prevé en el curso de 1999 el apoyo a la distribución en la argentina de por lo menos ocho films italianos. "Para nosotros, el cine argentino está relacionado con un amigo nuestro que es Pino Solanas, pero esto es indicativo de un absurdo, porque a Europa llegan más películas americanas que de otros países. En Italia ahora tenemos un gobierno que hizo mucho para la producción cinematográfica pero todavía no afrontó el difícil problema de la distribución." Con respecto a los elementos particulares que diferencian al cine italiano de otras cinematografías, Vittorio dice que "los momentos importantes nacen de un hecho lejano con los representantes del neorrealismo, como De Sica, Rossellini, Visconti. Después, vimos cómo se enterraba a esos padres, amándolos pero para liberarse de ellos. Y así el cine italiano se fue alejando del neorrealismo para crecer aún más. Pero crecer más no significa crecer mejor. Yo creo que el cine italiano es como un árbol que tiene sus raíces en esos años, pero que luego creció y sus ramas crecieron en varias direcciones diferentes. Yo cuando veo a Passolini siento que hay un aire de familia pero son cosas muy diferentes los unos de los otros. Hoy tenemos gente joven que tiene talento y a nosotros nos dan ganas de decirles: "Intenten más"."




