
Celebramos una década de BRANDO con un especial que se convirtió en clásico: la selección de diez casos de innovación. De cocinas solares a semáforos inteligentes, pasando por un alimento para vacas más felices, creaciones para mejorar nuestra vida.
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Innovar es, también, un modo de mejorar la vida de los otros. Lo puede hacer una docente cordobesa con su calefón solar y un gerente de YPF con su nueva nafta. Tres estudiantes que reversionaron el sueño de la telekinesis y dos biólogas que les cambiaron la dieta a las vacas. Aquí, nuestros elegidos de esta edición.
Textos: Leandro Africano * Ilustración: Tony Ganem * Fotos: Estrella Herrera
<b>1 - Lo que el suelo dice</b>

Roberto Hernández (58)
Titular de Geomap
¿QUIÉN ES? Licenciado en Geología con especialización en petróleo y geociencia.
¿QUÉ HIZO? Desarrolló un centro de investigación en geotermocronología para el estudio del suelo y la búsqueda de hidrocarburos.
¿CÓMO LO HIZO? Después de trabajar en altos cargos en la industria petrolera y con una indemnización en la mano, a principios de los años 90, plena década de privatizaciones, Roberto Hernández se compró dos taxis. Pero se aburría muchísimo en esas horas en las que ponía su brazo izquierdo recogido sobre la ventana abierta de su auto. Así que se le ocurrió lanzarse a la consultoría, como un modo de capitalizar todos sus conocimientos de años de trabajo de campo. Vendió sus dos automóviles y montó una empresa que ofrecía los servicios que antes desarrollaba: explorar las posibilidades de explotación petrolera de diferentes zonas. Atravesó la crisis de 2001 ofreciendo sus servicios a empresas que operaban en la región andina y allí se dio cuenta del desconocimiento que había de la geología de la región. Hoy, Hernández es uno de los pioneros argentinos en la utilización de la geotermocronología para la búsqueda de petróleo y gas. Esta técnica permite conocer detalles de la temperatura en la que evolucionó la materia orgánica que genera el petróleo y otros datos –como, por ejemplo, durante cuánto tiempo y cuándo se formó–, que facilitan detectar si se trata de gas o petróleo durante la exploración.
"Mediante la combinación de un software de desarrollo argentino y datos geológicos extraídos en el campo, esta técnica crea una imagen del interior de la tierra y genera un algoritmo matemático que ayuda a comprender su estado. De esta manera, recrea escenarios que determinan la forma más eficiente para llevar a cabo su exploración y perforación", explica Hernández. Como hombre inquieto, este geólogo recibido en la Universidad de La Plata, decidió, además, avanzar hacia un plan más ambicioso y reunir en un centro único en América latina tanto la formación de profesionales como los resultados de estudios relacionados con la exploración y perforación de la estructura andina de la región. El proyecto, que ya está en marcha, se denomina La-Te Andes. "Prácticamente en ningún país de América latina se producen datos sobre la edad geológica de la tierra para que las exploraciones sean más eficientes. Esencialmente, lo que buscamos es conectar recursos humanos, estructurales y estadísticos, que hoy están dispersos, y ponerles un objetivo común". Así es como desde la provincia de Salta, el lugar en el mundo de Hernández, su empresa firmó un acuerdo para la creación de este centro de desarrollo tecnológico que será administrado por una empresa público-privada integrada por el Conicet y la empresa Geomap, con la colaboración de la Universidad de Heidelberg (Alemania) y el apoyo de otras instituciones del Sistema Científico Tecnológico Nacional.
<b>2 - Semáforos inteligentes</b>
Alan Pierri (25)
Estudiante de informática
¿QUIÉN ES? Estudiante de Ingeniería Informática del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires).
¿QUÉ HIZO? Desarrolló un prototipo de semáforos autónomos inteligentes.

¿CÓMO LO HIZO? La obsesión de Alan Pierri fue, desde muy chico, el semáforo. Tal vez fueron los colores cambiantes, la forma caprichosa o la falsa autonomía que parece contener ese dispositivo que intenta ordenar y agilizar el tránsito, aunque casi nunca lo consigue. Pero fue en sus años de estudiante universitario que le pudo dar contenido a esa fijación: en sus habituales recorridos entre Banfield, en la provincia de Buenos Aires, y el centro de la Capital pensaba de qué manera él podía aportar alguna idea al caótico tránsito de la ciudad. La respuesta apareció en un trabajo práctico final de una de las materias de la carrera de Ingeniería Informática del ITBA. El proyecto consta de una simulación de una ciudad a través de semáforos inteligentes, que evitan la necesidad de un control central. Mediante un sistema autónomo, los semáforos se comunican entre sí enviando una cantidad mínima de información, que indica cuán congestionado está el tránsito según la dirección de la avenida o calle.
Al ser una red de comunicación, el conocimiento puntual repercute sobre el resto de las posiciones, y esto genera una onda verde en el tránsito de ser necesario, o elige en qué intersección cortar la circulación por falta de automóviles. Esta onda verde inteligente y no caprichosa definida desde un control central es el resultado emergente del sistema multiagente de semáforos. "En todas las simulaciones hechas por softwares donde los semáforos son capaces de alterar sus frecuencias para favorecer la fluidez del tránsito, se logra mejorar hasta un 50% el tiempo que hoy se utiliza para llegar de un destino a otro", apunta Pierri y especifica: "Lo que buscamos es que el semáforo pueda evaluar una situación de tránsito de la misma manera que lo haría una persona", agrega Pierri. De este modo, el proyecto de Pierri contempla, por ejemplo, situaciones de emergencia en las que se necesita agilizar la circulación, como así también situaciones excepcionales como la concentración de manifestantes en una avenida o la salida de la cancha de un espectáculo deportivo. "El principal atributo es que el sistema no es arbitrario, sino que obedece en tiempo real a las necesidades del tránsito según el caudal de autos de cada calle", agrega el estudiante del ITBA. Mientras Pierri, que ya le presentó el proyecto al Gobierno de la Ciudad, se encuentra en la búsqueda de un inversor para financiar la primera etapa de lo que se puede convertir en una empresa; su plan es pasar del prototipo a pruebas parciales dentro un barrio de la ciudad. Y así, tal vez en un futuro cercano, cambiarles la vida a miles de personas.
<b>3 - Videos para todos</b>

Agu de Marco (32) y Agustín Esperón (34)
Creadores de Wideo
¿QUIÉNES SON? Ingeniero industrial y diseñador gráfico.
¿QUÉ HICIERON? Desarrollaron la plataforma Wideo, una herramienta intuitiva para crear videos de animación personalizados.
¿CÓMO LO HICIERON? Hasta hace pocos meses, era común encontrar a Agu de Marco con su laptop en la mano por los pasillos de cada uno de los encuentros de emprendedores de Argentina. Recorría las salas de conferencias siempre dispuesto a mostrar su proyecto: una herramienta online que permite crear y compartir videos animados. A fines de 2011, antes de estas rondas, Marco necesitaba hacer un video para una presentación en su trabajo. "Contratar a un profesional estaba fuera de mi presupuesto y aprender a usar un software de animación me iba a llevar demasiado tiempo. Y como me sorprendió que no existiera alguna manera sencilla de hacer un video con cierta complejidad, me quedó la idea dando vueltas en la cabeza". Fue en ese entonces que conoció a Agustín Esperón, diseñador gráfico y amante de la animación, que se sumó a su inquietud. De esa unión nació Wideo, una plataforma que permite que cualquier persona con acceso a internet produzca un video sin ningún tipo de conocimiento previo. Con la masividad alcanzada por YouTube, hoy considerado el segundo buscador más usado en el mundo luego de Google, las videopresentaciones se transformaron en una verdadera plataforma para sintetizar la exposición de una idea.
Precisamente, Wideo democratiza esta posibilidad: con sus videos intuitivos se pueden hacer presentaciones académicas (preparar una clase, hacer un trabajo práctico, exponer una ponencia), empresariales (presentación de producto, exposición de una idea) o para instituciones de bien público (para campañas temáticas o de concientización).
Hoy la plataforma, que tiene su versión paga y su versión gratuita, registra más de un millón de usuarios y suma 45.000 nuevos por mes. El éxito no solo se debe a que es una buena idea, sino también a aquellas caminatas de Marco en busca de networking: en 2012, Wideo integró la selección de empresas incubadas por Wayra Argentina, la aceleradora del Grupo Telefónica, y luego participó de una misión comercial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a Silicon Valley. También fue seleccionada por otras incubadoras: Nxtp Labs en Buenos Aires y quinientas startups en México. En total, Wideo logró rondas de inversiones por casi 500.000 dólares. Eso les permitió a los socios poner en marcha la empresa, que finalmente fue seleccionada para participar de la reunión anual del BID (Banco Interamericano de Desarrollo). "Uno de los aciertos que tuvimos a la hora de armar el modelo de negocio fue pensar a la empresa con posibilidades globales de crecimiento y que no dependa solamente del mercado argentino", explica De Marco, quien se acaba de instalar en Silicon Valley para darle un nuevo impulso a su compañía. Su apuesta es conseguir alianzas y clientes para distribuir su plataforma más allá de América latina. Como la sustentabilidad se basa en la cantidad de usuarios pagos, De Marco espera que quienes tuvieron la experiencia gratuita se pasen a la versión premium. "Hoy tenemos 35.000 usuarios que están suscriptos a la versión paga, y por mes se suman otros 2.000 más, eso nos anima mucho".
<b>4 - La conexión de las cosas</b>
Guillermo Castelli (34)
CEO de QuadMinds
¿QUIÉN ES? Ingeniero en Informática y Técnico en Electrónica.
¿QUÉ HIZO? Desarrolló servicios de internet de las cosas para empresas.

¿CÓMO LO HIZO? El trabajo dentro del ámbito corporativo durante más de diez años le sirvió a Castelli para llegar a una conclusión doble: que quería tener su propia empresa y que sus clientes fueran otras empresas. Con el ojo y el entusiasmo puesto en el mundo de la robótica y en las posibilidades de internet, viajó a Europa para ponerse al día. Era 2009 y un concepto empezaba a asomar entre los entendidos: internet of things, que no significaba otra cosa que conectar las máquinas y los sistemas dentro de las casas a internet para hacerlas más eficientes y, a su vez, generar información. Ahí se dio cuenta de que algo nuevo que podía cambiarlo todo se estaba gestando: era su oportunidad. En 2010, con menos de 30 años, puso en marcha su empresa QuadMinds –dirigida a ofrecer servicios al mundo corporativo– y reclutó a expertos en el desarrollo de software y hardware. "Hicimos foco en lo técnico, queríamos que la mitad de nuestro staff estuviera abocado a la investigación y al desarrollo: la idea era poder innovar en cualquier parte del proceso", explica Castelli. Hoy QuadMinds trabaja con más de 150 clientes en Argentina y en América latina en rubros como la recolección de residuos, el transporte de pasajeros, la manufactura y el correo. Aesa, una de las seis empresas prestadoras de servicios de recolección de basura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, está entre sus clientes: incorporó un sistema con sensores en los vehículos y en los contenedores que toman información del recorrido y localizan la ruta más eficiente para hacer el circuito de recolección. Aerolíneas Argentinas también acudió a ellos para mejorar la puntualidad de llegada de sus tripulantes a los aeropuertos de salida. "Conectamos la mesa de operaciones de Aerolíneas con la agencia de remises y lo integramos con el sistema que designa a los tripulantes para cada vuelo", explica el fundador de QuadMinds. Para él, internet de las cosas está en pleno crecimiento con un modelo basado en las tres c: comunicación (va a generar cambios en nuestra manera de hacerlo), control (a través de procesos automatizados) y costos (que bajarán). El potencial está ahí afuera.
<b>5 - Revolución solar</b>
Julia Tügel (48)
Titular de Febo Asoma
¿QUIÉN ES? Docente de nivel medio y superior, investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba y futura magíster en Energía Renovable por la Universidad de Salta.
¿QUÉ HIZO? Desarrolló cocinas y calefones solares de consumo masivo sin componentes importados.

¿CÓMO LO HIZO? Julia vive en Unquillo, al pie de las Sierras Chicas, en la provincia de Córdoba, donde la población padece la falta de gas natural. Para una familia como la suya, con cinco hijos, el invierno es duro. El gas envasado escasea e implica un problema económico y de traslado. Hace diez años se propuso buscar alternativas al gas y empezó a interiorizarse en la energía solar y su aplicación en artefactos cotidianos. Como docente de Electromecánica en tercer año de la Escuela Media IPEM y T Nº 23, de Unquillo, propuso que en el aula estudiaran cómo aprovechar la energía solar: era, también, una estrategia para subsanar los pocos recursos con los que contaba al momento de dar su materia. "Tenía que explicar temas como soldadura e instalaciones eléctricas y no había herramientas ni materiales para dar la práctica. Tenía a 35 chicos por siete horas semanales y se hacía difícil", recuerda Tügel. Entonces, inscribió a su escuela en un concurso para un subsidio al tiempo que empezó a investigar la situación económica, social y ambiental de su comunidad para orientar el proyecto hacia algo que fuera necesario. El resultado fue una cocina solar. Construida por los alumnos y diseñada por la docente –se basa en la concentración térmica de paneles solares redireccionados a un punto fijo–, se transformó en un éxito en la región. El desafío siguiente, y a la vez más complejo, fue generar calor para calentar agua. "El punto de inflexión fue una noche, cuando vi a mis hijos esperando en fila para poder bañarse: había que hacerlo todo rápido antes de que nos quedáramos sin agua caliente". Y entonces se propuso diseñar un calefón solar y que fuera eficiente para uso familiar. Los comercializados hasta el momento, y que se importan de China, tienen dos componentes: un colector donde se calienta el agua y un tanque donde se almacena. Según los especialistas, la deficiencia de este sistema está en la pérdida de temperatura que se produce cuando el agua circula de un compartimento hacia el otro.
En el sistema de Tügel, el mismo componente cumple ambas funciones a la vez: el agua se calienta mediante paneles solares envolventes en el mismo tanque que lo almacena. De esta forma, no hay fugas de calor y el sistema resulta muy eficiente. Además, el tanque está dividido en tres depósitos interconectados que facilitan la recuperación de la temperatura del agua luego de usarlo: tres depósitos pequeños son más fáciles de llenar y calentar que un solo tanque grande. Según las pruebas que se llevaron a cabo, en pleno invierno, únicamente son necesarias dos horas de radiación solar para lograr temperaturas ideales de uso.
Luego de ganar los premios Tecnoemprendedores en Córdoba e Innovar en el nivel nacional en 2014, la docente tiene en el horizonte cercano industrializar el calefón solar. Las cocinas ya se comercializan en Córdoba y los calefones esperan la homologación del INTI. La idea, luego, es capacitar plomeros para su instalación. "A más largo plazo, apuntamos a ampliar el mercado de nuestros productos, generar fuentes de trabajo de calidad y aportar de esa manera al desarrollo regional sustentable y a la difusión de las energías renovables", dice con entusiasmo Tügel.
<b>6 - En busca de la mejor nafta</b>

José Luis Durán (56)
Gerente de Servicio Técnico de YPF
¿QUIÉN ES? Ingeniero Químico y referente técnico nacional en el desarrollo de combustibles.
¿QUÉ HIZO? Lideró el equipo de trabajo que desarrolló la nafta Infinia de YPF.
¿CÓMO LO HIZO? José Luis Durán sabía que modificar la nafta premium era una necesidad para YPF. Desde 1978, cuando ingresó a la compañía, había estado al frente de diferentes desafíos, pero era consciente de que este era uno de los mayores. "El parque automotor argentino se había vuelto mucho más competitivo y la demanda de naftas premium había crecido", explica el ejecutivo de la petrolera. Hace un par de años, las investigaciones de mercado indicaban que el 31% de los automóviles cargaban combustible premium, que el mercado estaba atomizado y que los consumidores no sabían distinguir entre una y otra marca. Con esta base, el equipo de trabajo que lideró Durán se propuso desarrollar un producto que se diferenciara de la competencia: en el mercado local de naftas premium hay productos con alto octanaje (unidad de medida que define la potencia del combustible), otros que facilitan la limpieza de motor y combustibles que incorporan tecnología de reducción de fricción. "Infinia es la única nafta en el país que reúne las tres características en un mismo combustible", dice, con orgullo, Durán.
Con Infinia, la empresa apostó a que la nueva marca reemplazara aquella que había sido emblema durante los años de Repsol: Fangio XXI. La premisa inicial era que si lograban desarrollar un producto superior, los consumidores olvidarían rápidamente la vieja marca, e YPF tendría un producto emblema de la nueva gestión. El equipo le dedicó dos años a diseñar y probar este producto, a capacitar con argumentos de venta a los playeros de las 1.500 estaciones de servicio propias y, fundamentalmente, a estructurar la compañía para que sus tres plantas pudieran refinar casi 15.000 millones de litros de esta nueva nafta por año. Y funcionó: según datos de la Secretaría de Energía, con el lanzamiento de Infinia la compañía incrementó un 18% su participación de mercado en el segmento. Hoy, seis de cada diez automovilistas que cargan naftas premium eligen la nafta desarrollada por Durán.
<b>7 - Los cuatro fantásticos</b>

Darío Szlain (23), Clementina Calvo (24), Juan Pablo Vega (23), Kevin Dewald (24)
Creadores del dispositivo Nerve
¿QUIÉNES SON? Estudiantes de Ingeniería Electrónica del ITBA.
¿QUÉ HICIERON? Crearon el dispositivo Nerve que permite el manejo de objetos electrónicos a distancia como si lo ejecutara el propio cuerpo.
¿CÓMO LO HICIERON? Hasta que los cuatro jóvenes estudiantes empezaron a cursar la materia Bioelectrónica dentro de la carrera de Ingeniería en Informática, se veían simplemente como "compañeros de la facu", tal como recuerda hoy Darío Szlain. Pero fue en esas charlas entre apuntes que empezaron a fantasear con la posibilidad de manejar los dispositivos electrónicos a distancia y sin control remoto que hay en las casas. El sueño de la telekinesis. Primero estudiaron las señales que emite un ser humano cuando el cerebro le ordena al cuerpo que haga algo. "Pero nos dimos cuenta de que era prácticamente imposible imitarlo en su totalidad, entonces nos enfocamos directamente en los movimientos del brazo y de la mano, que son los ejecutores de gran parte de nuestras decisiones", explica Szlain. Así surgió la primera versión del dispositivo electrónico Nerve, un sistema de sensores diseñado para entender y captar el lenguaje del cuerpo a partir de las señales eléctricas de los músculos. Uno de los objetivos del prototipo era que fuera fácil de usar: se oculta debajo de la ropa y se integra a la rutina de las personas. De ese modo, Nerve aprende de los movimientos y preferencias de cada cuerpo. Y, lo más importante, se adapta a necesidades de personas con discapacidades. "Alguien en silla de ruedas, por ejemplo, puede operar a la distancia una puerta automática moviendo las manos".
Con base en el espíritu colaborativo, toda la información recolectada por el dispositivo está disponible a través de una interfaz que se gestiona con software de uso libre; esto habilita a cualquier marca o compañía a incorporarlo en una gran variedad de aplicaciones: controladores de videojuegos, como reemplazo de un mouse para una computadora, para manejar la calefacción o iluminación de una casa, o bien como herramienta de expresión artística en un entorno digital. A su vez, la información que recolecte esa marca estará disponible para otras. "Creemos que estamos atravesando una verdadera revolución tecnológica con el uso de los dispositivos llamados wearables, como el nuestro", agrega Szlain. Los cuatro jóvenes están actualmente en la etapa de pasar del prototipo a la fabricación industrial. Atravesaron el momento de búsqueda de financiación y están definiendo en dónde tercerizarán la fabricación de sus primeros dispositivos, que se venderán en los próximos meses. "Por el momento, se estima que tendrá un costo de doscientos dólares, pero tenemos que seguir buscando locaciones para fabricarlo a un costo menor. Queremos que llegue a una mayor cantidad de personas, con la perspectiva de hacer unas 20.000 unidades en el primer año", dice ilusionado Szlain.
<b>8 - El secreto de sus ojos</b>
Laura Alché (56) y Flavia Michelini (40)
Creadoras de Virest
¿QUIÉNES SON? Doctoras en Ciencias Biológicas e investigadoras del Conicet.
¿QUÉ HICIERON? Desarrollaron una droga que actúa contra la mayoría de las conjuntivitis virales, para las cuales no hay tratamiento específico, que ya fue patentada en gran parte del mundo.

¿CÓMO LO HICIERON? En un rincón de los interminables pasillos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, en un laboratorio de Química Biológica de no más de veinticinco metros cuadrados, Michelini y Alché llevaron adelante su pequeña gran revolución. Entre papers, libros y tubos de ensayos, Alché –como docente– y Michelini –como alumna– se embarcaron en algo que nadie antes había hecho: la búsqueda de un remedio para las conjuntivitis virales. Esas que pueden inhabilitar a una persona por más de un mes, y para la que los médicos solo tienen una solución: que pase el tiempo y el virus se vaya. El desafío de las biólogas fue diseñar una molécula que fuera antiviral, antiinflamatoria y no tóxica para el organismo. Hasta ese momento, los laboratorios no habían tenido interés en financiar estudios relacionados con el tema: ante esta primera dificultad, Alché y Michelini se apoyaron en sus colegas. "Se involucraron científicos argentinos de varias instituciones nacionales, como el INTI, las facultades de Medicina, de Farmacia y de Exactas de la UBA y la Universidad de San Martín", cuenta Alché. Con este trabajo interdisciplinario, y después de innumerables pruebas, finalmente lograron sintetizar una molécula muy similar a una ya existente de origen vegetal que cumple con las propiedades buscadas.
¿Por qué fue algo revolucionario? Porque el hallazgo sirve para el tratamiento de una patología como la queratitis, causada por el virus Herpes, principal causa de ceguera infecciosa en los países industrializados y el primer motivo de rechazo del trasplante de córnea. El descubrimiento fue bautizado como Virest (nombre de fantasía de un análogo del estigmastano –el principio activo del medicamento–), se llevó la medalla de oro otorgada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y el Premio Innovar 2014. La droga ya fue patentada en Argentina, en Estados Unidos y en la Unión Europea a nombre del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y su desarrollo como medicamento está a cargo del Laboratorio Instituto Massone, una empresa farmacéutica de capitales nacionales. Ahora sí, con el apoyo financiero de este laboratorio, Flavia Michelini completó su tesis doctoral que aborda, precisamente, la problemática del virus Herpes. Los premios lejos de ser motivo para abandonar el día a día del laboratorio, dicen, son el gran motor para seguir investigando.
<b>9 - Máxima seguridad</b>
Sebastián Stranieri (35)
CEO de VU Security
¿QUIÉN ES? Especialista en seguridad de la información.
¿QUÉ HIZO? Inventó una manera de garantizar la seguridad de las operaciones bancarias online.

¿CÓMO LO HIZO? Stranieri fundó la empresa VU Security convencido de que toda la vida cotidiana de los usuarios de internet iba a tener como centro de información y servicios los dispositivos móviles. Desde que a los 9 años empezó a manejar su primera computadora, Stranieri transitó un camino de investigación y aprendizaje autodidacta y fue así como primero obtuvo la certificación CISSP (del inglés, Certified Informations Systems Security Professional) y luego comenzó la licenciatura en Administración en la Universidad de Buenos Aires. Su carrera profesional arrancó en Trend Argentina (una compañía de seguridad informática para empresas), donde aprendió acerca de diferentes modelos de negocios, y a entender las necesidades de un cliente, pero sobre todo a detectar qué cosas se podían mejorar en el entorno empresarial. Junto a un pequeño grupo, en 2007 consiguió un inversor que aportó 100.000 dólares para fundar una empresa de seguridad informática a partir de una idea, sin nada más detrás. Solo unos meses antes de que se acabara aquel dinero, se concretó el primer contrato. "Nuestra mayor dificultad inicial fue apuntar a un tipo de cliente muy exigente como eran los bancos", dice hoy Stranieri, y enseguida reconoce que también fue un acierto: "Porque los años invertidos en desarrollo permitieron tener un producto con diferencias tecnológicas con la competencia". Fue en ese 2007 cuando VU lanzó su primera aplicación móvil de doble factor (genera una contraseña –token– de una única vez que vence al momento de utilizarse), con el objetivo de evitar el robo de identidad en las operaciones móviles. La primera versión de su invento fue adquirida por el Banco Credicoop para proteger a sus usuarios de banca online y así se convirtió en el primer banco de Latinoamérica que utilizó una Mobile Token como solución de doble factor de autenticación.
La complejidad de las soluciones de VU Security evolucionó hacia la geolocalización como método de identificación segura. Las coordenadas de georeferenciación (latitud/longitud) capturadas cuando se calcula el token con el smartphone o la tableta permiten validar con exactitud la identidad del usuario, por estar ubicado físicamente dentro del ámbito geográfico definido al momento de realizar la transacción. Claro que en paralelo al desarrollo de aquella idea inicial hasta su perfeccionamiento actual, la línea de tiempo de la empresa de Stranieri pasó por diversas situaciones: fue parte de una startup del fondo de inversiones FinTech, recibió capitales de un angel investor, estuvo a punto de quebrar, tuvo que recomprar parte de la empresa y fue acelerado por Nxtp Labs. Hoy protege a más de veinticinco millones de usuarios; tiene subsidiarias en Chile y Uruguay, y entre sus clientes, sumó a Banco Macro, Banelco y Banco de la República Oriental del Uruguay.
<b>10 - Vacas de buen comer</b>
Camila Petignat (29) y Anabella Fassiano (28)
Fundadoras de Neogram
¿QUIÉNES SON? Licenciadas en Ciencias Biológicas, especializadas en Biotecnología.
¿QUÉ HICIERON? Crearon pasturas más nutritivas y fáciles de digerir para el ganado, que aumentan la productividad y ahorran emisiones de gases.

¿CÓMO LO HICIERON? Hasta no hace mucho tiempo, tanto Camila como Anabella imaginaron que por estos días estarían terminando algún doctorado sobre lo que les interesaba, la biotecnología, y no que estarían al frente de una empresa, su propia empresa, de alimentos para vacas. En el mundo académico, reconocen, todavía cuesta el pasaje de la investigación a la aplicación comercial. Todo empezó en 2010, cuando tomaron nota de un dato que las movilizó: en Argentina, sexto productor mundial de carne bovina, la soja estaba desplazando el ganado hacia terrenos de pastoreo al norte del país, lo que significaba que a los animales les estaban cambiando la dieta. En el norte, las plantas forrajeras son diferentes a las de las zonas templadas del centro: son más duras y menos nutritivas. Petignat y Fassiano, entonces, se preguntaron de qué modo podían modificar las pasturas para que fueran un mejor alimento. El primer paso fue conseguir un inversor para la investigación. "Tomamos contacto con un productor paraguayo que, por la ubicación de sus tierras, se mostró interesado en el proyecto y aportó 380.000 dólares iniciales. Con eso alquilamos un laboratorio de genética y firmamos un acuerdo con la Facultad de Agronomía de la UBA para sumar profesionales", enumera Fassiano.
A través de su empresa, Neogram, actualmente ambas profesionales lideran el proyecto de biotecnología que mejora la calidad nutricional de una especie de gramínea subtropical llamada Grama rhodes, que a su vez genera beneficios colaterales: no solo hace que el ganado aumente un 20% más de peso que comiendo otras pasturas –duras y resistentes–, sino que al facilitar la digestión, se disminuye hasta en un 50% la emisión de gas metano. Además, las investigaciones apuntan a conseguir alimento animal de alta tolerancia a la salinidad y al frío que también sirvan para combatir la desertificación. "Creemos que la incorporación de biotecnología a los campos es una vía poco explorada en nuestro país que podría traer un beneficio doble: aumentar la productividad de un modo sustentable", concluye Fassiano.
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