Los frutales que maduran entre febrero y marzo necesitan cuidados básicos y fundamentales para garantizar una buena producción. A continuación, las recomendaciones de Juan Buela, dedicado desde hace más de 20 años a la producción de cultivos intensivos y a su manejo ecológico.
1. Poda del interior de la copa
Luego de la poda invernal, los frutales emitieron nuevos brotes en forma vigorosa. Vulgarmente se los llama "chupones" y serán improductivos para la siguiente temporada, con el agregado de impedir el paso del sol hacia las ramas productivas –necesarias para la próxima temporada– y para madurar mejor los frutos. Por otra parte, es necesario sacarlos para que se puedan realizar correctamente los tratamientos fúngicos y controles de insectos perjudiciales. Siempre será conveniente tener copas o canopias abiertas, con de 3 a 6 brazos principales con una correcta disposición, es por eso que debemos ir eliminando estos brotes de más. Como dice el refrán: "Donde entra el sol, no entra el doctor".
2. Colocación de redes protectoras
En zonas donde el ataque de pájaros o ardillas es una posibilidad, se puede colocar una red que cubra la copa para evitar el ingreso de estos animales. Esta tarea debe realizarse los últimos 20 a 30 días de maduración, que es cuando atacan la fruta y cuando pueden frustrar todos los trabajos del año en pos de una buena cosecha. La idea es, con la ayuda de la escalera, cubrir toda la copa para evitar así que los pájaros picoteen los frutos. Se la conoce como "cubre-pájaros" o "antigranizo" y seonsigue en casas de insumos agrícolas.
La red puede ir cambiándose de árbol en árbol, según el tiempo de maduración, para no tener que cubrir todos al mismo tiempo.
3. Aplicación de productos orgánicos
La prevención es nuestra mejor herramienta. Entonces, como medida contra la presencia de hongos en hojas, la pudrición de los frutos y contra posibles insectos perjudiciales, pulverizaremos periódicamente, según los insumos que utilicemos y cada destino a controlar o prevenir. En promedio, será necesario hacer estas pulverizaciones cada 10-20 días.
Cuando empieza a madurar la fruta, podemos por ejemplo usar aceite de árbol de té, un producto ecológico que se utiliza como fungicida y evita especialmente su pudrición. Se puede usar hasta el momento de su consumo, y es de los pocos productos ecológicos curativos.
Como insecticida, contra los gusanos de la fruta y otros insectos, existe el spinosad, que controla y previene la presencia de distintas especies. Se utiliza tanto antes de que se observe el ataque como después, pero hay que evaluar su uso, ya que es un producto costoso. También se puede consumir la fruta al día siguiente de su aplicación. Debe tenerse en cuenta que estos productos se aplican con un buen "mojado" en toda la planta, dado que actúan por contacto.
Los frutales que ya fueron cosechados se siguen pulverizando cada 15 días aproximadamente con azufre y cobre para que las hojas resistan en la planta hasta la llegada del otoño.
4. Raleo
En variedades tardías –que maduran en marzo– todavía se puede hacer el raleo. Dentro de un grupo de frutas que crecen muy juntas, conviene sacar las más chicas, y dejar las dos o tres más grandes para que se desarrollen mejor. Esta es una tarea que se realiza en su etapa temprana, mayoritariamente en octubre-noviembre, antes del endurecimiento del carozo (lo que difiere según especie y variedad). El momento ideal es una vez finalizado el aborto natural, si es que así se da, para no sacar fruta innecesariamente.
OTROS CUIDADOS
- La carpida de la olla y la limpieza de malezas son tareas que deben hacerse con asiduidad. La carpida conviene que sea bien superficial, solo para eliminar malezas que competirían con nuestro frutal por agua y nutrientes. Una vez limpia, podemos ponerle algún mulching para protegerla, tanto natural como artificial (paja, corteza, polipropileno, etc.).
- Una vez limpia la olla, hay que controlar también el posible desbrote del pie de injerto, ya que es improductivo y es competencia para la planta.
- La disposición de trozos de caños de PVC alrededor del tronco de la planta es esencial en ejemplares jóvenes, para protegerlos de las liebres.
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