A cinco años del Megxit: Meghan, Harry y el sueño que no fue
Instalados en los Estados Unidos, sin contratos, ni la popularidad que esperaban, los duques de Sussex están lejos de la vida planeada sin la Familia Real
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Fue hace cinco años, el 8 de enero de 2020, cuando el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, anunciaron al mundo su decisión de abandonar los deberes reales y dejar de ser parte activa del trabajo en la Familia Real.
“Después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos decidido hacer una transición este año y empezar a dar un paso atrás hacia un nuevo puesto en esta institución. Nuestra intención es dejar de ser miembros ‘senior’ de la Familia Real y trabajar para ser independientes a nivel financiero mientras seguimos apoyando por completo a su Majestad la Reina”, aseguraba la primera parte del comunicado.
Pretendían convertirse en miembros “part-time” de la Corona y disponer de tiempo para dedicarse a otros intereses y promover nuevos negocios. No querían estar atados a la agenda y aprobación de “La Firma”, como íntimamente se conoce a la institución que maneja los intereses de la Familia Real.
El anuncio unilateral sorprendió a todos, incluso a Isabel II, quien se enteró de las intenciones de Harry (siempre presentado como su nieto preferido) al mismo tiempo que el “gran público”. Trascendió también que el príncipe Carlos enfureció.
Acorralados, sin la posibilidad de imponer sus condiciones, Harry y Meghan anunciaron que dejarían definitivamente el Reino Unido para iniciar una nueva vida -siempre con su hijo Archie- en Norteamérica, la tierra donde Meghan supo tener su carrera de actriz.
El corte definitivo se produjo el 31 de abril de 2020. Antes de partir, tras largas negociaciones que llevó a cabo la reina Isabel II personalmente, Meghan y Harry resignaron importantes privilegios. Perdieron el estatus de “Su Alteza Real”, dejaron de recibir dinero de parte de la Corona, abandonaron su hogar, Frogmore Cottage, por el que además, debieron pagar de su bolsillo los 3,16 millones de dólares que costó su reforma aunque solo llegaron a vivir unos meses allí.
Eran tiempos en los que el Reino Unido debatía su salida de la Unión Europea en un movimiento político al que los medios bautizaron “Brexit”. En sintonía, los editores del tabloide The Sun bautizaron al movimiento de los duques de Sussex -que marcaría un hito en la historia de la monarquía- como “Megxit”.
Un buen comienzo: contratos millonarios
Tras una breve escala en Vancouver, Canadá, los Sussex se radicaron en California. Desembarcaron haciendo ruido: Meghan prestó su voz a un documental de Disney+ y escribió un artículo de opinión en The New York Times que dio la vuelta al mundo. Allí contó que había sufrido un aborto espontáneo poco tiempo atrás y culpó al acoso de la prensa.
Pero el proyecto más ambicioso de la pareja estaba relacionado con la televisión: de inmediato, siempre en 2020, fundaron la productora Archewell Productions y firmaron un contrato por 100 millones de dólares con Netflix para proveer contenido a la plataforma.
Sobre el final del año, sin haber producido nada aún, el príncipe y la actriz firmaron un nuevo acuerdo, esta vez con Spotify, por 20 millones de dólares, en los que se comprometían a hacer podcasts y programas.
Durante todo el año, la prensa siguió cada uno de sus movimientos. El interés del público por los Sussex volvió a dispararse en el mes de agosto tras la publicación del libro Finding Freedom, firmado por Omid Scobie y Carolyn Durand, en el que Harry y Meghan colaboraron activamente. Allí, sin revelarse como fuentes, ventilaron intimidades de la Familia Real y filtraron por primera vez sus conflictos con el príncipe heredero William y su esposa, Kate.
Los primeros tropiezos
Ya lejos del Reino Unido y de la Familia Real, decidieron seguir presentándose como los duques de Sussex. En junio de 2019, en una acción que hoy puede observarse como premonitoria, registraron los nombres “Sussex Royal” y “Sussex Royal The Foundation of The Duke and Duchess of Sussex” como marcas propias... Pero su registro no fue global y la marca jamás tuvo validez fuera del Reino Unido.
En Norteamérica, mientras firmaban contratos millonarios crearon una fundación benéfica a la que llamaron Archewell, en honor a su primogénito. Pero las cosas tampoco funcionaron como soñaron: en mayo de 2024 la Justicia estadounidense la declaró morosa. El fiscal general de California, Rob Bonta, advirtió que la institución estaba en deuda. Sumado a esto, al revisar los papeles, detectó que no habían completado el proceso para su registro como organización benéfica y recaudadora de fondos y, por tal motivo, no podían “solicitar o desembolsar fondos para caridad”. Pero ya habían hecho donaciones por 1,2 millones de dólares... Los Sussex respondieron que se trató de un error administrativo, que el cheque enviado a las autoridades de California junto a los documentos de registro no llegó a tiempo.
Compraron una propiedad con 13 chimeneas en Montecito, California, la localidad de los Estados Unidos con más celebrities por metro cuadrado. La pagaron 14,65 millones de dólares.

Ventilar los trapitos, la capa y la corona, al sol
En marzo de 2021 concedieron su primera entrevista juntos. Frente a Oprah Winfrey profundizaron sobre los motivos del Megxit y revelaron más intimidades de la Corona, lo que generó un abismo aún mayor con los Windsor. Sin vueltas, acusaron de racistas a algunos miembros de la Familia Real.
En enero de 2023, finalmente, el príncipe Harry publicó su autobiografía “En la sombra”. Fue un éxito editorial pero le valió críticas de todo el mundo. Allí contó al detalle cómo combatió y a cuántos mató en su rol de piloto de helicópteros. Fue el paso definitivo para el cisma con Buckingham.

“A nadie les importa”
Recién llegada a los Estados Unidos, en una entrevista con la revista Time -que la distinguía como una de las personalidades más influyentes del año- Meghan se metió en las elecciones. Sin nombrarlo, llamó a votar por Joe Biden y a “rechazar el discurso del odio”. El presidente Donald Trump recogió el guante y fiel a su estilo declaró: “No soy un fan de ella. Le deseo buena suerte a Harry, porque la va a necesitar”.
El palacio de Buckingham, siempre cuidadoso de no colocar a la corona británica en procesos electorales de otros países, recordó que los duques de Sussex no son miembros activos de la realeza.
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca sumó otra mala noticia para los duques de Sussex. Ya el actual presidente había dejado entrever desde su candidatura que el príncipe Harry no tendría ningún tipo de privilegio en su anunciada avalancha de deportaciones. Y es que en su autobiografía “En la sombra” (2022) , el príncipe Harry, ansioso por mostrarse humano y falible, había admitido el consumo de drogas (enumeró marihuana, cocaína y hongos psicodélicos), algo que omitió informar al momento de aplicar para su visa. Acusan a la administración del expresidente Joe Biden de protegerlo y el Gobierno estaría estudiando su situación migratoria.
Ya en febrero de 2024, Trump había declarado al Daily Express que “No lo protegería. Traicionó a la Reina. Eso es imperdonable. Estaría solo si fuera por mí”. Según Newsweek, el duque (quien acaba de pasar por la Corte en Londres, donde llegó a un acuerdo con distintos tabloides como The Sun) tendrá su primera audiencia judicial muy pronto en los Estados Unidos.
Los Trump tienen memoria. No solo recuerdan como Meghan Markle se pronunció a favor de Biden y en contra de Donald Trump en la contienda electoral de 2020 sino que con Harry tienen una mala relación desde hace años. “A nadie le importa”, declaró Eric Trump, vicepresidente ejecutivo de la Organización Trump. En una entrevista al Daily Mail, el tercer hijo del presidente apodó al príncipe y a su esposa, como “las ovejas negras de la realeza”, destacando el aprecio que el actual presidente de los Estados Unidos tenía por su abuela, la reina Isabel II y el daño que los duques habían causado en su renuncia. “La verdad es que no me importa nada del príncipe Harry, y no creo que a este país tampoco le importe. Miras a esta oveja negra, que no sabe exactamente dónde está, liderada por una esposa bastante impopular”, comentó Eric Trump.

Los Trump no son los únicos en pensar así. Los millonarios contratos, que los Sussex estaban muy seguros no pararían de firmar, comenzaron a caerse, y su vida soñada se desplomó como castillo de arena.
Y es que, una vez fuera de la Familia Real, Meghan y Harry chocaron contra la dura realidad. Un podcast en Spotify era difícil de mantener si los protagonistas poco tenían para contar. Sin manejos, rivales ni tramas secretas de la Corona que revelar (el centro de interés que los llevó a la cima de la popularidad), a los duques de Sussex les llegó la medianoche y su carroza de Cenicienta se volvió a convertir en calabaza. “Me encantaba sumergirme en el proceso, sentarme en la cama en la noche, trabajar en el guión y dejar salir mi creatividad”, llegó a declarar Meghan. Pero, aún con sus buenas intenciones, la “Cenicienta” del cuento de hadas y su príncipe, eran simplemente una exactriz y un exmilitar sin experiencia en la industria del entretenimiento, les faltaban recursos para liderar un podcast.
Así, en 2023 Spotify dio por finalizado su millonario acuerdo. Tras doce episodios sin pena ni gloria, Meghan no renovaría “Archetypes”. La compañía musical de streaming anunció que las dos partes habían “acordado mutuamente la separación” y que tanto Spotify como Archewell Audio estaban “orgullosas de la serie que hicimos juntos” (aunque no tanto para una segunda temporada).

Fue una seguidilla de sucesivos fracasos que hicieron que sus índices de popularidad cayeran en picada. Desde filtraciones de malos tratos por exempleados de Archewell -donde según Vanity Fair, acusan a Meghan de manipuladora- al mal recibimiento de la docuserie “Polo”, la segunda de Meghan y Harry para la plataforma, sobre el detrás de escena de este mundo de elite. Parecería ser que la pasión que el príncipe tenía, no era compartida.
En un intento de recomponer las cosas, no pasó ni un mes que, el 15 de enero, Netflix lanzó la tercera propuesta, la docuserie “Con amor, Meghan“ con la duquesa de Sussex como anfitriona. En sus ocho capítulos se la ve hablando de temáticas como el hogar, la cocina y jardinería. ”¡Estoy muy emocionada de compartir esto con ustedes! Espero que les guste el programa tanto como a mí me encantó hacerlo”, escribió Meghan en Instagram, una red social que abandonó cuando nació el Megxit y que decidió retomar para la ocasión este 2025.
Pasada la novedad por su vuelta, pocos se entusiasmaron por ver cómo la duquesa recibía en “su casa” -que ni siquiera era verdad, la propiedad era alquilada por la producción- a invitados como la actriz Mindy Kaling y amigos como Abigail Spencer, una de sus amigas de la época como actriz en la serie “Suits”. Nada de parientes ofendidos, ni de información extra de su vida en la realeza. La tercera fue la vencida.
A la hora de hacer un balance, Meghan y Harry perdieron. Sin fama, popularidad ni dinero, los Sussex no habrían logrado la vida que soñaron al abandonar el nido real, la manutención y los contactos. Fracaso tras fracaso, los duques están entendiendo que, aquella red que los retenía, de alguna manera también los mantenía.

Puertas cerradas
En la Familia Real dejaron en claro que no los extrañan. Si el primer documental de Netflix –”Meghan y Harry”, a finales de 2022- generó controversia, con el lanzamiento de “En la sombra”, las memorias del príncipe terminaron de cerrar filas. El libro fue un éxito en ventas, pero también un punto de no retorno. Y la muerte de la reina Isabel II –el único miembro de la familia, además de la princesa Eugenie, que la pareja dejó fuera de la polémica- en septiembre de 2022 rompió el único puente que unía a la Familia Real con la pareja y sus dos pequeños hijos, Archie y Lilibet (ésta última nacida en los Estados Unidos el 4 de junio de 2021).
La decisión de Harry de dar un paso al costado incluso le facilitó las cosas al rey Carlos III quien siempre buscó implementar la idea de una monarquía reducida donde los Sussex quedaron fuera de la escena. El Megxit obligó a que William y Kate debieran asumir el doble de protagonismo. El soberano dejó de hablar con Harry e incluso le entregó a su heredero el título militar de Coronel en Jefe del Cuerpo Aéreo del Ejército que originalmente le estaba destinado a su hijo menor. También el público los abandonó. Y es que, cuando el rey Carlos III y la princesa de Gales enfermaron de cáncer, la ausencia de Meghan y Harry, volvió a poner al Megxit en la mira.

Con su contrato con Netflix cumplido, los duques fueron aconsejados de cambiar a de plataformas y las miradas estarían en Paramount. Lo cierto es que, aun con la herencia de Harry (nieto de Isabel II, por mucho tiempo una de las mujeres más ricas del mundo) los duques de Sussex necesitan una nueva fuente de ingresos. Pero, para lograr su cometido y conseguir otro jugoso contrato, Meghan y Harry deberían volver a lograr que la gente hable de ellos. Rodeados por insistentes rumores de crisis matrimoniales, e incluso un posible divorcio, se espera que aporten algo fresco que ayude a generar nuevo contenido. En 2024, recorrieron Nigeria y Canadá promocionando el trabajo de su Fundación Archewell. También visitaron Colombia, invitados por la vicepresidenta colombiana Francia Elena Márquez.
Lo cierto es que, tras varios viajes a Londres e intentos fallidos de encontrarse a solas con su padre, el rey Carlos III, Harry no ha podido volver a conectarse con su familia. La Familia Real mira con desconfianza cada uno de sus movimientos y cerró filas, le soltó la mano. A cinco años del Megxit no están dispuestos a proporcionarle nuevo material. Lo único que le funcionó, hasta ahora, es ventilar intimidades “de Palacio”.
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