Almafuerte: peleando a la contra
La banda de Ricardo Iorio festeja 10 años con dos shows y un flamante disco en vivo. Aquí, el ex V8 y Hermética habla de los sueños, dice que son conocidos con una música "que no le gusta a nadie"
Ricardo Iorio ofrece una mano áspera y grande. Parece un guerrero escapado de "Mad Max...", si la hubiera filmado José Hernández; un forastero en pleno Palermo, donde la tarde es una engañosa fachada que se derrumba apenas asoma la oscuridad y los bares y restaurantes se miran altaneros, enfundados en caros trajes SoHo o Hollywood. La voz de Iorio es un trueno. "Te pediría un daikiri, nena, pero mejor servime una ginebra", bromea, ante la larga barra del Roxy Bar. Iorio elige una introducción genealógica y menciona su ascendencia siciliana, la férrea educación (más algunos sopapos) que le daba su madre y la tristeza que lo embarga al ver a su padre enfermo. Pero le llueven los ojos cuando señala que su hijita ganó un premio de poesía. "Ella me corrige. Yo le muestro las letras y me dice: «Papá, ¿cómo vas a escribir hacer sin hache?» Y bueh, qué vas a hacer."
Mientras se acomoda en unos pequeños pufs y apura otro trago de ginebra, lo rodean Claudio Marciello y Bin Valencia. Son sus compañeros de ruta (sólo falta el bajista, Beto Ceriotti) en Almafuerte, ese tractor implacable que sale de la tierra suburbana y se pasea provocador por las avenidas del rock. A contramano y sin correrse del medio. Iorio tiene cicatrices de batallar en el escenario. Perdió juventud y sacó patente de leyenda con V8 en los años 80, llegó a la superficie con Hermética a principios de los 90, y armó con Almafuerte un caballo de Troya que permanece inexpugnable desde hace una década. Ese período que celebran en el disco en vivo recién editado y que presentarán esta noche y mañana, a las 20, en El Teatro.
"Vos fijate que hay una gran comunidad artística argentina que dice: «Si algo no tiene diez años, no funciona». Nosotros pagamos nuestro derecho de piso con el nombre Almafuerte durante diez años. Por eso se llama así el disco: para que el papá lo quiera más al pibe cuando escucha Almafuerte. No es Miranda!, que se inventó ayer porque eran los que le limaban las uñas a Leo Mattioli o... Leo Rodríguez. ¿Me entiende? Son otras cosas. Desde San Justo para todo el país. Somos personas que no han repetido las vivencias de otros. Otros van al Zoológico de chico. Yo jamás de chico fui al Zoológico; yo me dediqué a escribir, a cantar. Somos la primera generación de los últimos italianos que llegaron, los más despreciados..."
"Desde San Justo para todo el país", repite cada tanto su slogan. Allí, en el oeste profundo se creó la banda. Allí, en la misma suburbana parcela que parió a Pedro Bonifacio Palacios, maestro sin títulos ni dinero, poeta de lucha inmortalizado con el seudónimo de Almafuerte. De la garganta de Iorio llueve la crudeza lírica de Larralde y la oscuridad sonora de Black Sabbath, como un gaucho de hierro, un guerrero rural. Desde hace un tiempo, Iorio, de 43 años, vive con sus dos hijas en las afueras de Sierra de la Ventana, a unos 700 kilómetros de la General Paz. Pleno campo. Donde, según allegados, la escenografía es la nada.
-¿Cómo se sostiene Almafuerte a la distancia?
-Es la confianza. Es como los ninjas: somos un grupo de ninjas. Que estudiamos en el templo de Shao-Lin nueve años y vinimos a América a defender a Kung-Fu. Yo no quiero elevar a las personas que están todo el día tocando. Mirá, loco, uno tiene un tiempo para todo. No por tocar más o porque hayas tocado con más personas sos el más grande. El más grande sos cuando te eligen los más grandes. Uno va labrando su suerte. Se trata de que los que nos escuchan puedan cumplir sus sueños personales, ya sea ser bombero, carnicero, fotógrafo o periodista. Pero nosotros dentro del rock, que es lo más marginal que hay, tratamos de incentivar a la gente a cumplir los sueños.
-¿Creés que hoy el rock es lo más marginal?
-Sí, el metal pesado es lo más marginal. Por eso no lo pasan en ninguna radio y hay que pagar para salir en los medios. Estamos hoy acá porque no le tuvimos que pagar, amigo. La definición de Almafuerte es así: el talento no es otra cosa que el tiempo que uno invierte en hacer lo que le gusta. Es un pensamiento liberador. No es que yo tengo talento porque lo traje de la tumba, es por el tiempo que invertí en ello (le brotan algunas lágrimas, grita). Sonrío para la foto, ¿eh?; si no, estoy para llorar así: ¡buah!
-¿Por eso el heavy abarca más el conurbano bonaerense?
-No sé si abarca eso. Nosotros vamos a lugares del conurbano donde hay 6000 personas que nos ven y son reviolentos. Porque, como dijo León Gieco, son "anarquías del Che chabón". Es cualquier mambo... Y también tengo fanáticos que ganan 500 pesos por mes y me regalan zapatos de 500 pesos (muestra unos borceguíes negros). Van los que bajan bolsas en los molinos y están en todos los conciertos. ¡Y pagan la entrada! No dicen: «Soy amigo de Ricardo». Es un paralelo con el Chaqueño Palavecino, nada más que blanco y con una batería y una guitarra eléctrica.
-¿Por qué se les hace tan complicado tocar?
-Porque para donde transmiten las canciones es algo demasiado nacional. Y viendo películas de TNT, Metro Goldwyn Mayer o Hallmark nos damos cuenta de que solamente nacionales pueden ser Israel y Estados Unidos. Es así. Fue en vano que nos disfrazaran de monjes cuando tomamos la comunión. Somos unos perros cristianos, unos hijos de inmigrantes, de una tierra de nadie. Yo me aferro a los caudillos de nuestra nación; a los que murieron en la miseria. Ese es un amor. Un amor que si a vos te pasa algo, tu hijo es mío. Hago míos a los hijos de los demás. Son diferentes maneras de vivir la vida.
Iorio toma la palabra y deja pocos resquicios para el diálogo. Es una vertiente de sentimientos. Da una carcajada, grita, llora y también se indigna: "Yo vengo para Buenos Aires y me muestran un diario donde dice que igual que yo son Rata Blanca, Animal, Los Tipitos, Attaque... Y que yo soy un caudillo. ¿Y sabés qué es sinónimo de caudillo en nuestra nación? Persona que tiene talento y lo utiliza en bien personal. Y en realidad no es así. Nuestra canción lo dice: es la sangre del caudillo la que mueve mi motor. En pos de lo que Cavallo está tratando de demostrar en este momento. Sale en todas las radios diciendo: «Yo quiero luchar por mi patria». Después de la gran campaña publicitaria que se ha hecho en contra de él, con el tiempo, el día que el pueblo entienda lo que es la campaña publicitaria explotará la revolución. Y, capaz, lo que te digan no es lo que es. Hoy lo escuchaba a la mañana a Cavallo por la radio y me dije: «Este sí que es un campeón». Me gustó más que antes porque está enfrentando algo. Acá nadie enfrenta algo. Nunca escuché a Videla salir por una radio explicando los porqués de la desaparición de tanta gente. Cosa que a la generación de Almafuerte nos fue ocultada".
Iorio dice que rescata como referentes a Pappo, Alejandro Medina y Javier Martínez. "También tengo esa condena de Pappo, que murió en la ruta... (llora) Esa es la vida. Y esperamos que alguien nos rescate a nosotros, que también vamos camino al más allá."
-¿No creés que alguien los va a rescatar a ustedes?
-Mirá, lo que importa es ser buena persona y cumplir los sueños que uno tuvo de chico. Todo lo demás es una m... Bin tiene un hija que le gusta tocar la guitarra y él quisiera que su hijo tocara la batería. Y mi hija quiere escribir y yo no puedo ser su maestro. Y también está la condena de ser el hijo de tal...
"Mi conjunto se llama Almafuerte y no se llama (pronuncia varios nombres en un inglés ficticio e impostado, con un tono de ironía mezcla entre cool e importante)... Almafuerte fue el primer maestro que no tuvo título del Estado. Hizo escuelas, pero no las hacía por un sueldo. Las hacía por una pasión puesta en pos de la educación y de vencer a la ignorancia (llora). Si nosotros quisiéramos tener un billete más, nuestro conjunto se llamaría no Van Halen, Cannonhalen... ¿Me entiende, amigo? Y con una música que a nadie le gusta. Porque no es (canta): «Ella quiere la gaso-li-na, ella quiere la gaso-li-na». Que la escuchaste tantas veces que vas a la estación de servicio y les decís: «Dame un trago de nasssta». Esto es otra cosa, es Almafuerte, una desgracia. Nuestra música no es parecida al rocanrol de Pity o de La Renga. Lo nuestro no es del año 45; lo nuestro es del 70. Pero dentro de la música argentina no tenemos contra. No estamos imitando a Los Nocheros ni a alguien de afuera. Hacemos nuestra música y acá no tenemos contra."
-¿Aliados tienen?
-Sí. Tenemos a León Gieco, Rubén Patagonia, Lito Vitale, al amigo Baglietto, Adrián Otero, a Los Auténticos Decadentes, al Bahiano...
-¿Al Bahiano?
-Lo aprecio mucho. El me ayudó bastante en los momentos más difíciles de mi vida. Hay veces que para el músico, los momentos más difíciles de la vida se resumen en una madrugada...
Después llega el turno de hablar de las lágrimas, las ambiciones y las convicciones: "Mis amigos me dicen no llores. Y yo no puedo, porque tengo un contrato conmigo y lo tengo que respetar. Que es el de conformarme con lo que he hecho, si no sería el Paz Martínez. Si a mí no me alcanza con lo que gané con Almafuerte, tendría que transformarme en un Paz Martínez, un Fernando de Madariaga, un Luis Aguilé, un Vicentico, que ¡canta canciones de Chico Novarro, men! ¿Me entendés? Esto es Almafuerte. Somos unos nabos que estamos hasta el cuello con lo que nos gustó ser desde siempre. O sea, tampoco es una felicidad hacer esto. ¡Bah!, se es feliz porque uno hace lo que le gusta, pero yo pienso que mi amigo (señala a Marciello) tendría que estar con Ozzy Osbourne o Judas Priest. Están conmigo por amigos y se están perjudicando".
Iorio detiene el grabador. Se queda disertando un largo rato. Luego, pide permiso para cantar antes de irse. Marciello saca una guitarra criolla y pasan una zamba y un tango. Nada menos que "Por una cabeza". Lo canta desgarradoramente. Sus ojos escupen lágrimas con cada acorde. Es el alma exigida al máximo. Es el dolor. Ese parlante grave y desconado que habita en su garganta.
"Tengo más ahijados que Perón"
Iorio dixit: "Pasa que vienen muchachos un poco más jóvenes que yo y me dicen: «Tuve un hijo y quiero que seas el padrino». Y me llevan a la iglesia en un coche y me hacen tomar la hostia. Yo tengo más ahijados que Perón. Para ser ahijado de Perón tenías que ser el séptimo hijo varón. Conmigo te alcanza con venir y decirme: «Loco, tuve un hijo. Quiero que vos seas el padrino»".