Entrenar también puede salvarte del mal de amores
Como a todos, me encantan las buenas historias de amor y soy partidario de cierta dosis de romanticismo para sostener la emoción en la pareja a lo largo del tiempo. Sin embargo, sé que pocas cosas duelen más que un corazón roto. Cuando eso sucede, es posible que en lo único que pienses sea en refugiarte en un helado y encerrarte en tu casa, pero aquí vengo a traerte otra buena noticia con respecto al entrenamiento: también puede salvarte del mal de amores.
Para explicar mejor esta idea recurrí a Marcela Labarca, periodista, autora del libro Cómo olvidar un gran amor (Planeta). Ella está convencida, como yo, de que los seres humanos contamos con un enorme arsenal de recursos para enfrentar las dificultades que se nos presentan en la vida. Y aunque es intangible, el dolor que produce una ruptura sentimental genera efectos muy reales en el cuerpo: problemas para conciliar el sueño, un ritmo cardíaco afectado e incluso la baja de defensas en el sistema inmunológico, por solo nombrar algunos.
"Y es que cuando nos enamoramos trascendemos la piel, amamos con el corazón, con el alma y, sobre todo, con el cerebro. Cuando alguien sufre emocionalmente, en el cerebro se activan las mismas zonas que al sufrir de modo físico, ya que interpreta que la persona ha padecido un dolor real constatable. Son muchas las herramientas con las que contamos aunque a veces la angustia nos empañe las opciones. Pero hay algo que podemos hacer por nosotros mismos y es tomar el control de las emociones. Evitar el aislamiento y el sedentarismo contrarrestan los efectos en nuestro cuerpo –motiva Marcela–. Tal vez no se pueda hacer los primeros días. Es razonable que cuando una relación termina, la cabeza intente bucear, dar respuestas para poder elaborar la pérdida de las expectativas, los proyectos, las ilusiones, las emociones nobles que depositamos en el otro. Las relaciones llevan tiempo para construirse y también para cerrarse".
Pero pasada esta primera etapa, por más que sintamos que todo lo que queremos hacer es tirarnos en la cama a pensar en tiempos pasados, no habrá nada mejor que reunir el total de nuestra fuerza de voluntad y empujarnos a salir a la calle. Podemos empezar por una caminata diaria, para luego pensar en un poco de running, bicicleta o rollers o tal vez hasta sumarnos a alguna clase de baile, spinning o aeróbica del gimnasio. Lo importante es empezar a movernos, porque la liberación de endorfinas, una consecuencia inmediata del ejercicio, será vital para comenzar a sentirnos mejor y apaciguar el sufrimiento. "De paso, son actividades que nos ayudan a socializar, a estar en contacto con otras personas que tal vez están viviendo los mismos dolores que nosotros y sentir que no estamos solos alivia, sana, cura y nos ayuda a olvidar ese amor del pasado que hoy nos propone otra realidad", sostiene Labarca.
Aunque en el común de tus días puedas pensar en el entrenamiento como algo que "tenés" que hacer para cuidarte y estar bien, en este momento particular deberías conectar con él como un camino de bienestar posible y permitirte vislumbrar una nueva realidad. Una que, tal vez, te tenga mucho más cerca de lo que pienses un nuevo y venturoso amor.
Factores para un corazón y un cerebro saludable
1 Placer
Elegir una actividad física regular y placentera (caminar, correr, bailar, nadar, remar). Dedicarle tiempo a cosas que generen pasión
2 Cuidados
Mantener un peso adecuado con una dieta saludable. Además, mantener bajo el colesterol y la glucemia, no fumar y controlar la tensión arterial
3 Actitud
Pensar positivamente y percibir la realidad sin dramatismo. Nuestra manera de hacer, de pensar y de vivir contribuyen a crear nuestra salud
4 Emociones
Desarrollar la capacidad para sobreponerse al dolor emocional y situaciones adversas. Alejarse de gente tóxica que transmite energía negativa
5 Vitaminas
Un buen complejo vitamínico, la comida adecuada y una hidratación conveniente prescripta por un médico favorecerán tu energía vital