Una vertiginosa carrera. Eric Clapton: buenos tiempos
Tras haber dejado atrás la adicción a las drogas y el dolor por la muerte de un hijo, la leyenda blanca del blues descubrió un sentimiento nuevo: la felicidad. Aquí, habla sobre su vida en familia
La felicidad nunca fue el punto fuerte de Eric Clapton. El hombre cuyo prodigioso talento para la guitarra llevó a sus fans a declararlo Dios en la década de 1960 ha pasado gran parte de sus 42 años de carrera cantando melancólicamente sobre romances desdichados, drogadicción y depresión. Su música siempre ha sido más una catarsis que una celebración.
Pero su nuevo disco, Back Home, es sobre ser feliz… "Probablemente el único disco de esa clase que he hecho –dice Clapton, de 60 años, mientras ríe–. Probablemente sea mi estado de ánimo."
El álbum sigue a Me and Mr. Johnson (2004), una aclamada colección de temas de la leyenda del blues Robert Johnson, y es el primer material nuevo de Clapton en casi cinco años.
"Estoy pasando por un buen momento y tengo una vida bastante satisfactoria en medio del desastre que nos rodea", dice Clapton desde Londres, donde se encuentra promoviendo su nuevo disco. "Creo que se debe al hecho de que » me siento bien conmigo, soy casi feliz de ser yo, tengo la sensación de saber quién soy… no podría estar mejor, en realidad."
En este momento, Clapton –que dedicó todo un disco, el clásico del los 70, Layla and Other Assorted Love Songs, al amor no correspondido– es un hombre de familia. Vive en Surrey, Inglaterra, con su segunda esposa, Melia McEnery, y sus dos hijas pequeñas, y tiene además otra hija, de 20 años, de una relación anterior. Está claro que el descontrol y el vagabundeo son cosas del pasado.
Su plenitud doméstica ha contagiado su música, según explica Clapton. "Creo que ha disipado mucho la tensión", dice.
"Pase lo que pase, sé que soy y seré amado. La cosa hogareña existe, y me está esperando, así que ya no vivo angustiado ni ansioso. Y eso me libera para la música. Puedo hacerlo por placer. No es algo que use para atraer a nadie ni para cualquier cosa que no sea la música que quiero hacer. Nada tiene por qué ser tan dramático ahora en mi vida."
Clapton ha tenido mucho drama.
Especialmente, hubo la muerte de Conor –su hijo de 4 años con su novia de entonces, Lory Del Santo–: en 1991 cayó de la ventana de un rascacielos de Manhattan; le inspiró su canción, ganadora de un Grammy, Tears in Heaven (1992).
Pero, en realidad, la vida personal de Clapton siempre estuvo marcada por la turbulencia, incluyendo la adicción a la heroína y al alcohol, de las que finalmente se recuperó en un centro de rehabilitación de la isla caribeña de Antigua.
Sedujo a su primera esposa, Patti –que inspiró el tema Layla–, alejándola de la relación que ella mantenía entonces con el beatle George Harrison –un buen amigo de Clapton–, pero sólo para que el matrimonio, tumultuoso, terminara en 1986. Y varios de sus amigos y miembros de su equipo murieron luego de un show en el mismo accidente aéreo en el que perdió la vida el guitarrista y cantante texano Stevie Ray Vaughan.
Esa, sin embargo, es la materia con la que se hacen los grandes blues. Clapton dice que se mantuvo cuerdo al seguir la tradición del blues de trascender el dolor por medio de la música.
"Gente como Skip James y Robert Johnson cantaban sobre situaciones humanas trágicas o peligrosas con un sentido del humor que las hacía casi felices –dice Clapton–. Creo que tenían un gran don para la ironía, además."
La leyenda
Clapton se sintió atraído por el blues desde la juventud. Nacido el 30 de marzo de 1945 en Ripley, Inglaterra, de madre soltera y criado por sus abuelos –que le dijeron que eran sus padres–, el músico empezó a tocar la guitarra a los 15 años, canalizando así la influencia de los iconos del blues y de los primeros ídolos del rock. Su carrera se inició en 1963, con un grupo de rythm and blues llamado The Roosters. Pero fue con los Yardbirds, agrupación que abandonó en 1965 porque sentía que se había desviado de sus raíces bluseras, con los que ganó fama, que más tarde creció con su integración a The Bluesbreakers, de John Mayall. Sus interpretaciones fluidas y feroces en el disco Bluesbreakers, de 1966, motivaron los graffiti "Clapton es Dios", pintados en los muros de Londres, una imagen que Eric no se mostró muy dispuesto a confirmar.
"Pensé que era una exageración –afirma–. Sólo me veía como otro guitarrista que sabía un poco de la historia del género. Nunca me consideré particularmente dotado, así que me resultó muy difícil asimilar todas aquellas adulaciones."
La manía sólo aumentó con su siguiente banda, el trío de rock pesado Cream, que conformó junto al bajista Jack Bruce y el baterista Ginger Baker, y que se reunió para tres shows a principios de este año en Londres. Al cabo de dos años y medio, Clapton cambió Cream por el supergrupo Blind Faith, de corta vida, y por un tiempo fue acompañante en Delaney & Bonnie and Friends, antes de estrenar su primer disco como solista, en 1970.
Pero la reticente superestrella huyó de los reflectores al grabar Layla (1970), con un grupo llamado Derek and the Dominos.
En años recientes, Clapton ha seguido explorando el blues, y ha ganado premios Grammy con los discos From the Cradle (1994) y Riding with the King (2000), en colaboración » con el llamado rey del blues, B. B. King, nacido en el delta del Mississippi.
También ha desarrollado presencia en el pop, dejando de lado la guitarra para éxitos tales como los ganadores de Grammy My Father’s Eyes (1998) y Change the World, un esfuerzo conjunto con Kenneth "Babyface" Edmonds, músico de rhythm and blues, que fue récord del año en 1996.
Clapton dice que florece con esas asociaciones. "Nunca me ha resultado aburrido –aclara–. Siempre es un desafío conseguir algo con un puñado de músicos, tratar de encontrar el lugar común donde todos podamos funcionar bien juntos."
Ahora, Back Home se materializó como un disco cuidadosamente equilibrado, que combina rock, blues y pulidas canciones pop. Para grabarlo, Clapton enriqueció su banda habitual con algunos invitados de alto perfil, incluidos Steve Winwood, su ex compañero de Blind Faith; Steve Winwood, el cantante Stephen Marley (hijo de Bob), el exitoso guitarrista John Mayer, la estrella country Vince Gill, el tecladista Billy Preston y la sensación de la guitarra Robert Randolph.
El tema que da título al álbum tal vez alarme un poco a los fans de Clapton. Se trata de una canción calma y suave, con guitarra acústica, sobre las dichas del hogar, e incluye estas líneas: Estoy en camino/ ya no necesito quedarme vagando por aquí.
En los últimos años, Clapton ha insinuado que tal vez se retire, y la canción suena como una despedida, aunque él asegura que no es así.
"No quise ser ofensivo, no significa que ya no necesito nada de esto –dice–. Lo que quiero decir es que sé dónde está mi hogar, sé dónde soy amado. Para mí fue muy importante poder decir eso. Y traté de decir que ya no tengo que vagar por allí. Puedo hacerlo, pero no lo necesito. Ahora sé dónde volver."
Traducción Mirta Rosenberg
Para saber más
www.ericclapton.com
www.slowhand.net
Huellas en la historia
- Hacia 1964 aparecen en la escena de los clubes londinenses tres grupos de blues, los Stones, The Animals y los Yardbirds, con un guitarrista que luce una forma negra de tocar, Eric Clapton.
- Entre 1965 y 1966, Clapton hace estragos en los Bluesbreakers, de John Mayall, que refundó el género en Gran Bretaña. Fue en aquella época que, durante un concierto al aire libre, aparecieron los primeros graffiti proclamando "Clapton is God".
- Del repertorio arquetípico de los Bluesbreakers Clapton pasa al blues rock del primer gran supergrupo, Cream, hacia 1967, con Jack Bruce en el bajo y Ginger Baker en la batería. El grupo revolucionó la música.
- Con el fin de este trío, como consecuencia de problemas de ego agravados por las drogas, Clapton entra en el grupo Delaney & Bonnie, participa de trabajos junto a George Harrison, se enamora de su mujer Layla y termina en los Estados Unidos, entre 1970 y 1971, con el grupo Derek and the Dominos, de otro gran guitarrista, Duanne Allman; es entonces cuando estrena ese gran hito de la música de rock, Layla.
- A partir de allí comienza su carrera solista y una de las más dramáticas, aunque con final feliz, luchas para dejar las drogas y el alcohol. En medio de esta pelea hizo discos tales como Rainbow Concert (1973), 461, Ocean Boulevard (lugar donde estuvo internado para desintoxicarse; 1974), E.C. Was Here (1975) y Slowhand (otro de sus apodos; 1977); además, graba éxitos como Cocaine y Wonderfull Tonight.
- Su carrera en los ochenta muestra a un músico recuperándose, sin demasiada dirección musical, pero sí con fortaleza anímica.
- En los noventa reaparece con discos muy fuertes: MTV Unplugged y From the Cradle. Se podría decir que aquí este gran guitarrista alcanza a recuperar su vieja mística interpretativa. Sin coqueteos con el pop ni con el negocio discográfico.
- Vendrán Pilgrim, en el que Clapton tributa ciertos aspectos de su pasado familiar, y Riding with the King, con el genial B.B.King, emblema vivo del blues. Posteriormente, hará otro tributo con el gran icono del género, el endiablado Robert Johnson: Me and Mr. Johnson.
- Con Back Home, Clapton intenta captar nuevamente un lugar en el mundo de la música pop fina. Hay algo de blues, música negra para bailar, pop y, por supuesto, reggae.
César Pradines