“Fue un orgullo llegar al Disney de los Nerds”: es argentino, nació en un barrio pobre del conurbano pero con una beca cumplió su sueño
Fredi obtuvo una beca en 2017 y fue elegido para representar al país en un programa gratuito junto a 90 personas de 50 países diferentes. Y cumplió el gran sueño de su vida.
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Desde que era un niño Fredi Vivas (41) era fanático de todo lo relacionado al espacio, los robots y, obviamente, la NASA siempre fue el máximo referente. De su infancia en Lomas de Zamora recuerda con mucho cariño cada lectura que realizaba de la revista Muy Interesante, que aparecía en su casa ya que uno de sus hermanos trabajaba para la editorial que la producía. A veces, recuerda, lo ayudaba a ordenarlas o etiquetarlas, las miraba y sentía mucha curiosidad porque se hablaba del futuro, de las investigaciones que hacía la NASA para buscar vida extraterrestre, de la ciencia de cohetes, de la inteligencia artificial y muchas otras cosas que le resultaban “increíbles”.
“También crecí viendo ciencia ficción, miraba todo lo que podía y hasta en un momento iba unas horas los fines de semana a trabajar a un videoclub. Me encantaba porque podía mirar todas las películas que quisiera y era una época donde había joyas como Terminator, Juegos de guerra, Robocop, Volver al futuro y Blade Runner”, rememora.
Pelear por los sueños de niño
Los años para Fredi fueron pasando entre estudio, tiempo compartido con los amigos del barrio y del colegio hasta que se recibió de ingeniero. Y más delante de profesor. Sin embargo, lo que no cesó fueron aquellos sueños de niño, que se fueron incrementando con el tiempo, de poder llegar a la NASA. Más aún cuando en 2008 el futurista, inventor y experto en inteligencia artificial Ray Kurzweil y el emprendedor Peter Diamandis fundaron la Singularity University en Silicon Valley cuyo programa más importante es Global Solutions Program (GSP), que dura todo un verano y que se cursaba en la sede de NASA Ames Research Center, en Mountain View, California.
Entonces, Fredi se postuló en 2016 con el objetivo de poder obtener una beca, pero como no fue seleccionado se inscribió en 2017 y en ese momento tuvo la suerte de ser elegido para representar a la Argentina en un programa gratuito junto a 90 personas de 50 países diferentes.

“Ganar la beca para estudiar en Singularity University fue la experiencia profesional más importante de mi vida. Nací en Lomas de Zamora, en el barrio Santa Marta, camino negro al fondo, como le decían algunos, en el sur de Buenos Aires. Fui a un colegio público y tuve la suerte de a los 12 años enamorarme de la computación y aunque por varios años no tuve una computadora en casa, pude estudiar gracias al esfuerzo de mi familia. Ese conocimiento me permitió conseguir oportunidades para mejorar mi calidad de vida, que de otra manera me hubiese sido imposible”, se emociona.
Bienvenido a la NASA
Con todas las expectativas a cuestas a días de estar tan cerca de cumplir el sueño de su vida, Fredi pidió viajar una noche antes porque deseaba estar a primera hora listo para el ingreso a la Universidad. “Me acuerdo estar en el hotel a menos de 1 km, se veían las instalaciones de la NASA y todo en el hotel tenía temática espacial, la ansiedad era cada vez mayor y me costó muchísimo dormir a pesar de haber volado más de 15 horas. El viaje fue espectacular, nunca había viajado tan lejos solo. Aunque confieso que estaba un poco nervioso con la cuestión del idioma porque el programa se dictaba 100% en inglés y también por dejar en pausa mi trabajo en la Argentina, sin saber que me esperaría a mi regreso”.
Al día siguiente, bien temprano, Fredi pidió un auto para que lo traslade a la sede de la NASA y en el momento de ingresar no pudo aguantar la emoción y se quebró en llanto. “El chofer me miraba y no entendía nada. En ese instante recién tuve noción de lo que me estaba pasando, pensaba en mi familia y toda la gente que había creído en mí, apoyándome para que pudiera cumplir ese sueño. Sabía que era una experiencia que me cambiaría la vida y que iba a dar todo para aprovecharla al máximo”.
Pruebas de naves, el túnel de viento más grande del mundo y partes de cohetes tiradas
Junto a todos los colegas que habían sido acreedores a la beca, Fredi vivió en Moffett Field, la base aérea donde funciona Singularity, construida en la década del ‘30. Estaba en una habitación con un compañero ecuatoriano, Wilson, que desde los ocho años vivía en Estados Unidos. “Un plus enorme de estar ahí es que esas habitaciones habían sido utilizadas por astronautas y que muchos profesores también pasaban días en el campus. Entonces, se podía compartir conversaciones caminando entre los árboles, el campo de béisbol o el Hangar One, una de las estructuras independientes más grandes del mundo, que supo albergar naves dirigibles”.
Una vez que logró atravesar el shock del marco en el que se encontraba, Fredi se encontró con estructuras para hacer pruebas de naves, el túnel de viento más grande del mundo y partes de cohetes tiradas, entre otras cosas.

“Me encontré con gente muy loca, ja. Las clásicas personas que, tal vez, no encajan en otros lugares, las que suelen llamar nerds o raros por sus ideas y ganas de hacer para cambiar las cosas. Investigadores, visionarios, emprendedores, inventores, docentes, una mezcla tremendamente divertida. Ninguno pagó para estar ahí, todos habíamos sido seleccionados en cada país y los sponsors lo habían hecho posible. Me hice varios amigos, se armó una gran comunidad latina, que como decíamos, éramos los que más sabíamos de los problemas y eso nos ponía en ventaja, al menos ahí”.
¿Cómo era su rutina?
De lunes a sábado, cuenta, se despertaba muy temprano, desayunaba junto a todos sus compañeros y a las 9hs en punto la música lo llamaba para entrar al salón principal de clase. Durante aproximadamente 10 era entrenado por renombrados científicos, emprendedores y expertos en tecnologías exponenciales del mundo en computación, realidad virtual, robótica, biotecnología, nanotecnología e inteligencia artificial.
El trabajo con tecnologías exponenciales fue muy fuerte a lo largo de esos meses, según explica. Por ejemplo, construyendo aplicaciones con inteligencia artificial, utilizando a diario un laboratorio con equipos de realidad virtual, impresión 3D, robótica, control de dispositivos electrónicos con la mente, programación de Arduino, cruzando todo eso con lo que estudiaban sobre neurociencia, healthtech y tecnologías del espacio. “Me impactó también la importancia que le dan a las habilidades emprendedoras, a la búsqueda del propósito, autoconocimiento y al desarrollo de las fortalezas personales. Todo esto me sirvió muchísimo para confiar en mí y avanzar con la creación de RockingData a mi regreso”.

El programa que hizo Fredi en la NASA duró dos meses y antes de finalizar se armaron los grupos de trabajo para proponer una idea de proyecto, crear una nueva startup que potencialmente pueda ser elegida para incubarse dos meses en la universidad, lo que se denomina Singularity Ventures. “Postulé un proyecto de big data para ciudades junto a dos compañeros y en la competencia de pitch final tuve la sorpresa de que fuera elegido para ser incubado. Así que regresé a Buenos Aires y unos 15 días después comencé el programa de incubación, ya no solo adquiriendo conocimientos, sino implementándolos en la creación de un proyecto internacional, utilizando todo lo que habíamos aprendido. Eso fue la base de lo que unos pocos meses después se convertiría en mi nuevo proyecto de vida en el camino emprendedor”.

Orgullo por haber estado en el “Disney de los nerds”
Cuando regreso a la Argentina logró crear la empresa Rockingdata, una startup argentina que trabaja todos los días junto a organizaciones líderes en distintas industrias, identificando formas valiosas e innovadoras de usar los datos. Los algoritmos que desarrolla RockingData usan inteligencia artificial y machine learning para resolver problemas concretos, automatizando y potenciando la capacidad de toma de decisiones en organizaciones. Fredi dice que en este emprendimiento pudo volcar alguno de los aprendizajes de su excursión por la NASA. “Lo que aprendí en Singularity es que todas las empresas del mundo que quieran mantenerse competitivas y relevantes, tendrán que convertirse en empresas de datos. Tomar decisiones basadas en datos y aportarles nuevo conocimiento en base a modelos predictivos, será algo mandatorio en los próximos años para todo el mundo”.
Fredi confiesa que cuando estaba estudiando en la NASA, rodeado de compañeros que habían estudiado en MIT, Harvard, Stanford y muchas de las mejores universidades del mundo, sentía lo que muchos llaman “el síndrome del impostor”, creer que uno no merece los logros que consigue. “Aprendí de a poco a superar eso, especialmente cuando noté que mis colegas valoraban mis opiniones y que podía aprender para estar a la misma altura. Eso fue muy valioso para mí, me llenó de ganas de seguir creciendo y me dio orgullo por haber cumplido mi sueño de estar ahí, en ese Disney de los nerds”.
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