Functional training: el secreto de su éxito

Nació en Estados Unidos como un método de rehabilitación para los deportistas de alto rendimiento. En sus orígenes, lo trabajan kinesiólogos y entrenadores especialistas en lesiones. Con el tiempo, los buenos resultados extendieron sus bondades a todos aquellos que desearan encontrar una rutina novedosa y efectiva.

El entrenamiento funcional recurre a múltiples ejercicios a través de un acercamiento integrado, para mejorar la fuerza y el acondicionamiento total de aquellos que lo utilizan. Es una síntesis organizada de todos los movimientos que realiza el hombre en sus actividades cotidianas, por eso lo ayuda a fortalecerse, a ser más ágil y rápido en cada esfuerzo físico que supone su vida diaria. Además, es efectivo para quienes buscan bajar peso porque produce una aceleración del metabolismo.

El entrenamiento funcional, por principio, no utiliza máquinas. Sólo recurre a elementos blandos como balones medicinales, sogas, bandas elásticas para armar sus rutinas. También son frecuentes las kettlebell (o pesas rusas), las dumbbell (tipo mancuernas) y los cajones de madera para realizar saltos.

Las clases duran 50 minutos y siempre son diferentes, ya que la combinación de ejercicios varía cada día.

Los entrenadores recomiendan mantener una frecuencia semanal de tres clases y aclaran que no hay milagros: "los resultados sólo llegan después de la constancia". Sin embargo, los primeros cambios físicos se pueden ver en el corto plazo, ya que a los 40 días de entrenar, la figura comienza a definirse.

A mediano plazo, además de la saludable sensación que genera la liberación de endorfinas, el entrenamiento funcional promete tonificación, recuperación de lesiones, reducción de peso y prevención de dolores musculares, ya que toda la masa muscular se vuelve más resistente al trajín de nuestras largas y agotadoras jornadas.

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