
Ideas que trascienden

Dicen los que saben que la Sagrada Familia es el caso más antiguo de crowdfunding. Sí, esta inacabada basílica de 150 años se financia sólo con el aporte de sus visitantes a pedido del mismísimo Antonio Gaudí. Un patrimonio cultural catalán que recibe más de tres millones de visitantes por año y que genera unos 3660 millones de euros anuales. Micro-aportes económicos hechos por empatizar con la idea, compartir intereses comunes con su creador, por curiosidad o necesidad de participar y, porqué no, en algunos casos llevarse una recompensa a cambio. A eso llamo yo Crowdfunding, un fenómeno social que cambió la manera en que las ideas trascienden, los negocios se hacen y las empresas, proyectan.
Para tener éxito en el crowdfunding, la transparencia es necesaria. Hay que exponer y blanquear el qué, cómo y por qué vas a hacer tu idea y por qué cuesta lo que cuesta. Una oportunidad de conectarse con el producto o servicio desde sus comienzos, haciendo feedback, cargado de subjetividades que pueden abrirnos un poco más la cabeza. Una oportunidad que da lugar a proyectos increíbles con voces que quizá no tienen volumen pero sí sustancia. Como el proyecto de documental What’s Underneath, de Lily y Elisa del blog Style Like U, en el que entrevistan a distintas personas que, como ellas, tuvieron un difícil camino hacia la autoaceptación. Idea que necesitó de 1519 patrocinadores para alcanzar los 135.655 dólares que este proyecto necesitaba.
En Irlanda, Julie Gillen comenzó The 1940s Feminist Sewing Patterns, un proyecto de moldería de vestidos inspirados en los 40 que cruza el diseño libre y la posibilidad de hacerlo por nosotros y a medida de nuestro cuerpo, una de las principales motivaciones de Julie y de sus más de 50 patrocinadores que ya colaboraron con el 50 por ciento de su meta económica.
Un sistema de cooperación colectiva que no podría crecer a la velocidad que lo hace si no fuera porque depende sólo de la idea y la gente que lo financia. Un todo que hace a la experiencia.