La diversidad inspira: las mejores ideas surgen gracias a las diferencias
Según estudios recientes, los grupos heterogéneos son los más creativos; cada vez son más las empresas argentinas que deciden ir por este camino
La tarjeta para ingresar a la oficina tiene un lado blanco, con la credencial de entrada, y otro multicolor, con el "arco iris" de la bandera que identifica al movimiento gay lésbico (LGBT) desde la década de los 70. Sergio Kaufman, un ingeniero industrial fanático de las matemáticas que preside la consultora Accenture, la muestra con orgullo, mientras cuenta que en la compañía que dirige hay un grupo LGBT de 140 personas al que se promueve en forma institucional y que tuvo hasta su instancia corporativa del gay parade. "Los apoyamos con todo lo que podemos desde la empresa, les facilitamos lugares de reunión y les pagamos almuerzos -dice Kaufman-. Me podrán echar por muchas cosas, pero no por conservador."
Con un total de 7300 empleados, esta consultora es el mayor exportador de servicios de valor agregado de la Argentina, que van desde contratos internacionales (trabajan 140 abogados) hasta testeos para empresas de telefonía de Europa. El mes que viene van a tomar 700 trabajadores más y en esta búsqueda la diversidad manda: la Argentina tiene la brecha de género (gender gap, en inglés: diferencia entre varones y mujeres) más baja de la corporación a nivel mundial. "La diversidad es un motor para la innovación y la creatividad", apunta el ejecutivo.
Lo mismo piensa Juan Pablo Jurado, presidente de Wunderman, la agencia de publicidad que más creció en la Argentina en los últimos años. Tiene 400 empleados: sólo Ogilvy, que dirige Germán Yunes, posee una escala similar. "En el equipo, hay cerca de 30 personas gays, y tratamos de incorporar más mujeres en cada búsqueda -contó Jurado a la nacion-. De hecho, estamos contratando mujeres para áreas que tradicionalmente fueron un coto masculino, como la de creatividad."
Según el especialista Álvaro Rolón, la creatividad es una función de actitud, con el conocimiento como variable dependiente principal, pero todo elevado a un indicador de diversidad, que potencia el fenómeno. Las boutiques de innovación siguen este mantra al pie de la letra: un ingeniero italiano se codea con una diseñadora sueca y una matemática japonesa: "Lo nuestro es más parecido a un campo de refugiados que a una empresa", suele decir Nicolás Pimentel, de la agencia de innovación +Castro. Un reciente estudio encontró una alta correlación entre las ciudades más creativas y la fuerza de los desfiles gays que propician (San Francisco, Londres, Berlín, Barcelona, etc.). La evidencia se acumula.
Meses atrás, Scientific American relevó investigaciones de psicólogos organizacionales, economistas, matemáticos, demógrafos y sociólogos que concluyen, en forma unánime, que grupos diversos (en los que la heterogeneidad puede ser de edad, orientación sexual, nacionalidad, profesión o preferencias políticas) tienden a ser más creativos.
Cristian Deszo, de Maryland, y David Ross, de Columbia, analizaron las 1500 empresas principales del índice Standard & Poor's y hallaron que las firmas innovadoras que mejor resultado mostraban tenían más mujeres en los directorios. La misma conclusión obtuvo una muestra más amplia, de 2300 casos, conducida por el Instituto de Research del Credit Suisse, en 2012.
Desde Harvard, Richard Freeman junto con Wei Huang examinaron el origen étnico de los autores de un millón y medio de artículos académicos de economistas, escritos entre 1985 y 2008, y descubrieron que la tasa de citas y referenciaciones (una medida de "éxito" en este rubro) es mayor cuando aumenta la diversidad en los grupos de autores. Dicho sea de paso: Freeman es estadounidense, Huang es chino.
Innovar desde un lugar inusual
¿Cuál es el puente entre diversidad e innovación? Hay uno bastante obvio y otro más sutil. "Si se considera que una de las definiciones más usuales de creatividad es la unión nueva e inusual entre dos piezas de información con una generación de valor agregado, personas con distinta educación, experiencia y procesos de pensamiento tendrán más «puntos» para conectar, y más vías para hacerlo, que grupos muy homogéneos", explica Jeffery Baumgartner, especialista belga en innovación.
Pero incluso, aunque no haya más amplitud de información, la idea que se va a discutir en un grupo de gente distinta predispone a llegar con otra preparación y a ser más proactivos desde un punto de vista cognitivo. En un estudio conducido por psicólogos de la Universidad de Illinois, se identificó en una muestra de 186 personas a aquellos que eran demócratas y a aquellos que eran republicanos. Enfrentados a problemas de pensamiento lateral, lograron mejores resultados los grupos a los que previamente se les comunicó que iban a trabajar con alguien de otra orientación política. "La diversidad promovió la acción cognitiva en una forma que la homogeneidad no logra", dijeron los investigadores.
Claro que no todas son rosas, y el discurso corporativo de promoción de la diversidad a veces choca con una realidad que impone más obstáculos a este tipo de tendencias. En Silicon Valley, la meca de la innovación mundial, las dotaciones de personal de las compañías de alta tecnología se parecen a "las Naciones Unidas, menos hispanos y negros", cuenta el especialista en innovación Richard Florida en El ascenso de la clase creativa. Sólo un 5% son mujeres.
La sede central de Accenture en Buenos Aires está en el viejo edificio de YPF, en Roque Sáenz Peña 777. En los pisos superiores, centenares de consultores de todo tipo de profesiones, edades y nacionalidades completan servicios para todo el mundo. No hay trajes ni corbatas. "Me siento valorada no sólo por mi trabajo, sino también como persona y puedo ser como soy sin miedo al rechazo", dice Susana Campos Prieto, estudiante de Psicología de la UBA, en un área de reclutamiento para Brasil, con tres personas a cargo. Gastón Podestá, jefe de Recursos Humanos para América, África y Europa (tiene 200.000 personas bajo su supervisión), cuenta que la semana pasada un consultor le pidió ir a trabajar vestido de mujer. "Le dijimos que sí, pero todavía no se animó."
Como dirían los personajes de aquel célebre capítulo de la serie Seinfeld: "Y no es que haya nada malo con ello".