La historia detrás del monumento a un plato típico argentino y por qué ya no se exhibe al público: “Se me ocurrió por la desnutrición infantil en Tucumán”
Sandro Pereira es el artista detrás de una obra curiosa con una gran historia detrás, que va más allá del homenaje a este clásico de la gastronomía argentina
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A diferencia del dulce de leche, los argentinos no podemos adjudicarnos la ‘creación’ de la milanesa, una preparación inspirada en la cotoletta alla milanese (chuleta de ternera empanada de origen lombardo), que ya era conocida en España en el siglo XIX y llegó a nuestro país de la mano de la inmigración italiana. Eso sí, el sándwich de milanesa –sánguche, para los amigos– es uno de los platos más típicos de la gastronomía argentina, donde la carne se acompaña con tomate, lechuga y un aderezo, como bien dicta la ‘tradición’.
La milanesa, reina de las minutas y de los bodegones porteños, es nuestra por adopción y hasta tiene su día local de celebración –el 3 de mayo–, fecha aleatoria elegida por miles de fanáticos de este plato, a través de una votación que se realizó en un grupo de Facebook, allá por el año 2011. Pero volviendo al sándwich, cabe destacar que en la provincia de Tucumán existe una variedad propia que se consume, generalmente, caliente. En la preparación se utiliza un pan especial (conocido como ‘sanguchero’, mezcla entre el pebete y el pan francés), el que se tuesta ligeramente para sumar una consistencia crocante. La milanesa (debe ser frita) se acompaña de tomate cortado finamente, lechuga picada y cebolla salteada o cruda, y el toque de distinción se lo da el agregado de picante de ají o chimichurri.
Semejante obra maestra gastronómica se merecía su propio monumento, idea que materializó Sandro Pereira, un artista plástico tucumano que, en el año 2000, presentó Homenaje al sánguche de milanesa, con el cual comenzó a ganarse su fama a nivel nacional e internacional. ¿Dónde se encuentra este monolito tan argento y cuál es la historia detrás de su creación? Pereira nos lo cuenta en sus propias palabras.

La verdad de la milanesa
“La idea de crear un monumento al sánguche de milanesa surge de mi profundo amor por Tucumán y la importancia de esta comida en nuestra cultura. Es un homenaje a la creatividad y la pasión del arte culinario local”, nos cuenta Sandro, acerca de su inspiración al momento de darle forma a esta novedosa escultura, que también se conecta con una época particular de nuestro país, donde el contexto económico y social fueron determinantes para la reflexión de este artista, que encontró en el monumento su manera de honrar a los niños de su provincia: “Cuando se me ocurrió la idea, existía una alta desnutrición infantil en Tucumán”.

La primera versión del monumento a la milanesa nació en el año 2000, tras un viaje a la Bienal de São Paulo, en Brasil: “Mientras exploraba las diversas exposiciones de arte contemporáneo, me di cuenta de que sentía una necesidad de experimentar con materiales. Por esta razón, tomé clases con Beto de Volder, un artista de Buenos Aires que trabajaba con resina de poliéster. Fue él quien me ayudó a construir el monumento al sánguche de milanesa”, asegura Pereira sobre el proceso de creación de esa primera obra de 2,20 metros de alto por 1,80 de ancho: un autorretrato escultórico estilizado del artista comiendo un sándwich de milanesa, que se expuso por primera vez, y durante un día (inaugurado el 16 de diciembre de 2000), en la plaza 9 de julio, un lugar icónico de la provincia, donde contrasta con el mármol y el bronce de otras estatuas.
“Tucumán tiene el hermoso parque 9 de Julio. Sobre la Avenida de los Próceres emplacé el monumento, donde se encuentran una serie de esculturas realizadas durante el último proceso militar. Lo coloqué allí porque es un lugar emblemático, donde este grupo de monumentos de color blanco están dialogando con el monumento al sánguche de milanesa –un personaje de blanco sosteniendo un sánguche colorido–; desde lo formal, inspirado en los menhires”. Esta discordancia con los ‘próceres’ tucumanos militares fue su forma de visibilizar problemáticas de trasfondo que dejaron esos mismos políticos, “como el hambre, la desnutrición y la falta de atención a los niños, que son el futuro de nuestro país”.

“Ahí va la milanesa, a la deriva en un pedestal, vista como símbolo desesperado de una cultura carnívora, mientras el mismo mercado de la carne se desmorona y el dólar se vuelve ciego destino de la economía argentina. ¡Es la risa amarga de una sociedad atada con sus propias cadenas!”, escribió Kevin Power en 2006; según cuenta Pereira, un crítico inglés que vino a dar clases a la facultad de artes de la Universidad Nacional de Tucumán –le pidió ayuda a su amiga Ana Martínez Quijano para que le explique que era un sánguche de milanesa para ella–, y a partir de allí redactó un texto que publicó en un diario de España. La opinión de Power formó parte del catálogo de la obra, junto a la de Gustavo Bruzzone, por entonces editor de la revista Ramona, especializada en arte, y las de Carlota Beltrame y Marcos Figueroa, docentes de la Facultad de artes de UNT.
En 2001, Pereira presentó la obra en la Feria ArteBA donde obtuvo un gran reconocimiento y logró venderla por 10 mil dólares al coleccionista Juan Cambiasso. Años después, sería reinterpretada por el artista en formatos más pequeños y en diferentes materiales, hasta que en 2013 llegó el segundo monumento.

Una réplica sin final feliz
Homenaje al sánguche de milanesa, réplica del monumento original, se inauguró en marzo de 2013, esta vez, emplazado en avenida Mate de Luna y Pellegrini; un espacio público cercano a una tradicional casa de venta de sándwiches de milanesas de la provincia, como adelanto de lo que sería la ‘Expo Milanga’, organizada por República de Tucumán entre el 16 y el 17 de marzo de aquel año. “Tucumán tenía un programa televisivo, Republica de Tucumán. El conductor Diego Viruel, quien estaba organizando el Día del sánguche de milanesa, me propuso ayudarme para hacer otra versión y donarla a la provincia”, comenta Sandro sobre la réplica y agrega: “Tramitamos en la municipalidad de San Miguel de Tucumán para que nos cedan un espacio público para emplazar la obra, pero no tuvimos una respuesta favorable. Hasta que un amigo, Sergio Ordeñana, que tenía una sanguchería en un espacio verde, nos ofreció un lugar.

La obra de Pereira no tuvo un final feliz en su nueva instalación. En 2015 fue vandalizada por un grupo de desconocidos; el nivel de destrucción era tan grande que, durante los 12 meses siguientes, la pieza permaneció vallada, y después de su traslado en 2016, el artista consideró que no se podía salvar y ordenó su destrucción. Pero nada puede borrar el impactó que el monumento al sánguche de milanesa tuvo (y tiene) en su carrera: “Tiene un valor importante en mi corazón, me significó mucho esfuerzo, donde tuve la posibilidad de exponer en otros lugares importes, como lo es la Feria ArteBA, entrar a prestigiosas colecciones y poder seguir generando proyectos, conectarme con el mundo del arte, tener el reconocimiento en distintos lugares”.

Para cerrar, no podíamos evitar la pregunta: ¿Hay posibilidades de hacer una tercera versión? “Tengo muchos proyectos en mente. Todavía no tengo una propuesta concreta de hacer otra réplica del Monumento al sánguche de milanesa”, concluye, y agrega que le gustaría que fuera emplazada en un lugar donde tenga el cuidado necesario.
