La impresionante pileta de la estación de Retiro que combatió la ola de calor y un día desapareció

Parece una imagen trucada. Pero no lo es. En la cuenta de Instagram Fotos antiguas de Buenos Aires hay una foto publicada en la que una inmensa pileta de natación ocupa un poco más de la mitad inferior de la postal. En el agua flotan cuatro o cinco bañistas que parecen disfrutar allí de una soleada tarde de verano. Sin embargo, lo sorprendente llega cuando uno levanta la vista hacia el horizonte que muestra la fotografía. Entonces puede verse, muy cerca de la piscina, la Torre de los Ingleses. Y más atrás, el edificio Kavanagh.

Parece un truco. Pero no lo es. La imagen da testimonio de que alguna vez, en el barrio de Retiro de la ciudad de Buenos Aires, frente a la actual estación del ferrocarril San Martín, donde hoy se encuentra la Plaza Canadá, hubo una pileta de natación disponible para todo público. Algo que hoy, con el calor que agobia este marzo de temperaturas asfixiantes, hubiera venido fantástico para que los porteños y habitantes de zonas aledañas se dieran, al menos, un chapuzón al paso.

La foto del natatorio de Retiro fue publicada por José Díaz Diez, administrador de la mencionada cuenta que exhibe imágenes comparativas del ayer y el hoy de la ciudad de Buenos Aires. La postal original, en blanco y negro, corresponde al Archivo General de la Nación, pero él se encargó de ponerle el color que le brinda a la foto una sensación de actualidad muy particular.

La pileta de Retiro fue construída en 1938 con la intención de inaugurarse para el verano del ‘38 y ‘39. Quedaba enfrente a la que en aquel entonces era la estación Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, hoy Ferrocarril San Martín. Y estaba enmarcada entre las actuales calles Ramos Mejía (entonces, Maipú), Martínez Zuviría (sin nombre en aquel tiempo), San Martín y la avenida Antártida Argentina (avenida del Oeste, por esos años).

Una pileta para 500 personas

El natatorio era descripto en la previa de su inauguración como el más grande de la ciudad, con capacidad para unas 500 personas. Un artículo de LA NACION del 20 de noviembre de 1938 describe con detalle las características de esa imponente piscina municipal. “Una parte estará destinada a los niños, por lo cual su profundidad máxima solo alcanza 80 centímetros; en las restantes, la profundidad es progresiva, hasta llegar a pasar de los tres metros alrededor del trampolín”, señala la nota.

En el centro de la pileta había una “vistosa fuente” que, “al mismo tiempo que de decorado, servirá para el descanso de los bañistas”, añade el texto, que también informa que la piscina contaba con un moderno sistema para que la renovación del agua se haga de manera “continua y automática”.

Fotos aéreas de la ciudad de aquellos años permiten ver el contorno de la pileta, de forma rectangular, aunque con una de sus cabeceras redondeada. El extremo menos profundo, que exhibía la elegante fuente, apuntaba hacia la Torre de los Ingleses, mientras que la parte más honda, con sus dos trampolines a distintos niveles, estaba más próxima a la actual avenida Antártida Argentina y el Paseo del Bajo.

La misma vista aérea sobre Retiro, pero realizada 85 veranos después, permite observar en ese mismo lugar, los contornos de la Plaza Canada, con su caracteristico Totem en el centro. Ni rastros quedaron del antiguo natatorio.

En su libro Buenos Aires en la mira, el historiador Daniel Balmaceda le da un contexto a la construcción de esta magnífica piscina. El natatorio de Retiro se encuadraba en la idea del municipio porteño, surgida a mediados de 1937, “de incorporar piletas en parque y plazas”. En ese plan, las dos primeras piletas “fueron construídas en Parque de los Patricios y Parque Chacabuco”, señala el estudioso del pasado porteño en su libro.

La Comisión Permanente de Fiestas Populares

La realización de la pileta estuvo a cargo de un ente municipal que hoy ya no existe: la Comisión Permanente de Fiestas Populares. Si bien un nombre semejante en estos tiempos podría llamarse a broma, en 1938, esta entidad, que se encargaba, entre otras cosas, de los festejos de carnaval, hizo efectiva la construcción del natatorio de una manera solvente. Y el dinero para ello surgió en gran parte, según el mencionado artículo de LA NACION, de una feria que la misma comisión organizó en la ciudad.

En total, el costo de la pileta de Retiro fue de unos $100.000 de entonces.

Además de la pileta, se había planificado sumar otras atracciones al natatorio. El artículo contaba que “en breve” se instalarían en el lugar “un bar, un restaurante, una lechería, una peluquería, locales para venta de helados, cigarrillos, artículos para bañistas, etcétera”. También se esperaba la instalación, próxima a la piscina, de una pista de patinaje para la cual, entonces, se llamaba a licitación.

Se sabe muy poco de cuándo se produjo el cierre de la pileta de Retiro. Ni cuánto tiempo duró, aunque no debe haber sido demasiado. “En fotos de esa zona de la década del ‘40, ya no hay ni noticias de ella”, escribe Díaz Diez en su posteo, para referirse al misterioso cierre del natatorio.

En 1960, el predio sobre el cual se había instalado la pileta de Retiro pasó a llamarse Plaza Canadá. Pero curiosamente, en fotos aéreas posteriores que pueden encontrarse en la página oficial de la Ciudad de Buenos Aires es posible ver, en la misma plaza, que todavía se conserva la silueta de la piscina. Esto ocurre en imágenes de 1960 y 1978. Claro que ya no tiene agua, ni bañistas.

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