La muerte del Papa Francisco: el testimonio del sacerdote que conoció al Jorge Bergoglio desde su niñez en Flores
Raúl Perrupato capellán del Instituto Dámaso Centeno habló de su vínculo de más de 80 años con el Papa Francisco
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“Éramos vecinos del barrio de Flores, a Jorge Bergoglio yo lo conocí desde su niñez”, dice el saceredote Raúl Perrupato, de 93 años, que hace 56 es el capellán del Instituto Social Militar “Dámaso Centeno”, en el barrio de Caballito. El religioso recordó para LA NACION sus ocho décadas de relación con el Papa Francisco en el día en que el mundo se encuentra conmovido con la noticia de su muerte, a los 88 años. “Yo le enseñé a ser monaguillo”, dice.
El padre Perrupato cuenta que vivía a tres cuadras de la casa de la familia Bergoglio y que, pese a que él era cinco años mayor que Jorge, a mediados de los años 40, iban los domingos a la misma misa, en la Capilla del Colegio Nuestra Señora de la Misericordia, ubicada en Directorio y Camacuá, en Flores.
“Los domingos había misa ahí para la gente del barrio y él iba también. Él además había hecho la primera comunión en esa iglesia. Incluso tuvimos la misma catequista”, cuenta el sacerdote, y añade: “Yo tenía 15 o 16 años y era monaguillo. Él entonces me pidió que le enseñara a ayudar en la misa, quería ser monaguillo, y yo le enseñé”, cuenta el sacerdote.
-Raúl, imagino que será un orgullo haber sido el que le enseñó a ser monaguillo a quien luego sería el Papa Francisco.
-¿La verdad? Yo me había olvidado por completo. Él se acordaba. Cada vez que yo iba a Roma por algún motivo, delante de los que estaban al lado de él, decía: “Este sacerdote me enseñó a ser monaguillo”. Incluso una vez que lo visité, en 2018 salió una nota con una foto de nosotros dos abrazándonos y con esa información salió en L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano.
-¿Qué otras cosas recuerda de aquellos tiempos en Flores?
-Teníamos muchas cosas en común al ser del mismo barrio. Él me conocía más a mí que yo a él, porque le llevo cinco años, y en general los adolescentes no le prestan mucha atención a los niños. Pero mis hermanas habían ido con las hermanas de él al mismo colegio. Mi hermano más chico, que tenía más o menos la edad de él, lo trataba más que yo. Mi primo jugaba con él al fútbol en una placita que estaba en Bilbao y Membrillar, cerca de su casa. Mi primo decía que Bergoglio jugaba porque llevaba la pelota, eso quería decir que desde el punto de vista futbolístico no era muy destacado.
-¿Lo siguió viendo luego de ese período de la infancia?
-Bueno, todo el tiempo que estuvo como Arzobispo en Buenos Aires fue mi Obispo. Siempre me pareció una persona sobresaliente, en todos los aspectos.
-¿Le sorprendió cuando lo eligieron Papa, en marzo de 2013?
-No, porque cuando estaba el cónclave y me preguntaban, yo decía: “Lo van a elegir a Bergoglio, porque en Roma lo conocían los demás cardenales de todo el mundo. Cuando ellos se reunían él estaba presente y hablaba y seguramente los impactaba el estilo de él y cómo se manifestaba. Era un hombre sobresaliente, en todos sus aspectos. Además, para aquel cónclave había dos candidatos, uno de Brasil y otro de Italia, y yo pensé: ”No se van a poner de acuerdo y lo van a elegir a Bergoglio".
-Por lo que dijo antes, usted visitó a Francisco en el Vaticano, ¿es así?
-Sí. Primero lo vi el mismo año que lo eligieron, en agosto de 2013. Recé misa con él y tomamos el desayuno en Santa Marta, donde estuvimos hablando, y recordando el pasado. Recuerdo que era agosto, es un infierno en Roma, sin embargo, él hizo lo que hacía en Buenos Aires, que no se tomaba vacaciones.
-Como persona que conoció mucho al Papa Francisco, casi desde niño, ¿por qué cree que no vino a la Argentina durante su papado?
-La verdad, yo me di cuenta que no iba a venir desde el primer día, cuando le preguntaron en 2013, cuando lo habían elegido, sobre la Argentina y el comentario de él fue sencillo: “No soy más argentino, soy el Obispo de Roma”, como diciendo, ahora mi país es Italia. Cuando dijo eso dije: “No viene más a la Argentina”. Y para mí, con el humor ácido que tengo, me dije que eso era un alivio para él.
-¿Cómo tomó la noticia de su muerte?
-No me sorprendió. Cuando lo vi el domingo, cuando dio la bendición pascual, que apenas podía articular palabra, lo veía tan disminuido que no me sorprendió lo que pasó al día siguiente. Conociendo el carácter de él debe haberse dado él mismo el alta del sanatorio un poquito de prepo y seguro no hizo nada de lo que le recomendaron, siguió las actividades.
-¿Qué legado cree que dejó Francisco como Papa?
-Para mí es el Papa que revolucionó la Iglesia. Porque el Papa, de alguna manera, por más humilde que sea no dejaba de ser un rey. Él trató en todo lo posible de romper con esa imagen de riqueza, de poder. Era una persona coherente entre lo que predicaba y lo que practicaba. No solo hablaba de la pobreza, sino que la ponía en práctica. Ya en el obispado era muy austero. Teniendo un auto a disposición se manejaba en subte o en colectivo, o a pie. Vivía en un departamento para el personal de limpieza en el Arzobispado, algo muy sencillo.
-¿Y su vida en el Vaticano?
-No vivió en el Vaticano, que es un palacio, rompió un poco con eso y se quedó viviendo en un departamento en Santa Marta. Y se convirtió en uno de los líderes del mundo con sus discursos en el que el tema principal era que el origen de todos los males era la mala distribución de la riqueza en el planeta. Además, pienso que desde que era Obispo recibía a los curas que trabajaban en zonas marginales, por ejemplo, las villas, los hospitales, los cementerios... esos eran los más importantes para él.
Por último, el capellán del Damaso Centeno recomienda, para conocer mejor la vida y la obra de Jorge Bergoglio, antes y después de ser elegido como Francisco, leer su autobiografía llamada Esperanza. “Es muy interesante porque allí están las opiniones de él sobre temas candentes”, concluye.
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